Capitulo Veinticuatro.
- ¡Por favor, por favor, por favor James! -suplico la niñita con los ojos agrandados y las manos juntadas en forma de súplica.
El joven que yacía en el sillón, tumbado como un peso muerto, suspiro. No estaba de ánimos para nada, busco en el fondo de su mente alguna excusa que una niña se podía tragar, pero conociendo a Emma sería difícil decir algo sin que empiece a llorar.
-Emma... -dijo el vaquero arrastrando las palabras, su voz sonaba ronca - estoy muy cansado, tal vez mas tarde.
Rezo para que su hermana lo escuchara y se fuera, pero esta no lo hizo se quedó ahí, mirándolo con los ojos entornados.
-James -soltó la niñita con suplica - por favor.
La cosa era esta, Emma quería jugar a la pelota -y al parecer se reúsa a jugar con otra persona que no fuera su hermano mayor- James quería descansar, había estado toda la noche despierto, pensando en mil maneras de retroceder en el tiempo y cambiar algunas cosas, su hermana lo había despertado con su llanto matutino, y ahora tenía dolor de cabeza y una Emma que no iría sin antes jugar con un maldito balón.
-De verdad que no tengo ganas de jugar -admitió el joven - ¿Por qué no se lo pides a Tommy? él estaría encantado de jugar a la pelota contigo -repitió por decimoséptima vez.
Emma entorno aún más los ojos y su labio inferior empezó a temblar. James la observo con una mueca de desgracia. Oh no, pensó el joven, no otra vez.
El llanto hizo eco en los oídos de James, este gruño desesperado, jamás se comportaba tan indiferente con su familia y mucho menos con su amada hermana menor, pero en este momento, y en la situación en la que se encontraba, era insufrible.
- ¡Emma! -Gruño el joven, el llanto fue aumentando, igual que la paciencia de James - ¿quieres callarte? -le grito furioso. Emma paro en seco, su mirada se volvió asustada. El joven se mordió la lengua, observo como su hermana menor trataba de no llorar. -Hey...-murmuro quedamente- lo siento, pequeña, yo...
- ¡No me llames pequeña! -grito la niña, furiosa.
James palideció, el recuerdo de Melanie gritándole las mismas palabras hizo que su estómago se contrajera. No podía ser cierto.
Elizabeth -la madre de James- entro como un tornado a la sala, primero miro a Emma y luego su mirada se detuvo en el muchacho.
- ¿Cariño? -Le dijo a la niña- ¿Qué ocurre?
James observo como la niña tragaba saliva y corría a los brazos de su madre y ocultaba su rostro en el cuello de Elizabeth.
- ¿James? -pregunto su madre, preocupaba- ¿Qué sucede? -volvió a repetir.
El joven se quedó en silencio, coloco un brazo encima de su rostro y suspiro. Elizabeth entorno los ojos, y miro a Emma.
-Princesa...-le susurro dulcemente- ¿por qué no vas a la cocina a por galletas? Acaban de salir del horno, cuidado que están calientes y Shh... no se lo digas a Tommy, sabes lo hambriento que es. -La niña asintió y se separó de su madre para ir a la cocina.
Elizabeth estrecho los ojos en James, que seguía en la misma posición de hace unos minutos, lucia agotado.
- ¿El trabajo de ayer te dejo tan consumido y de mal humor? -Pregunto su madre con los brazos en jarra - ¿James? -insistió al no recibir ninguna respuesta de parte de su hijo.
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Ella es de Nueva York |Editando|
RomanceCuando Melanie Straw una joven de la ciudad de New York, con dinero, caprichosa, popular, que piensa que la frase “ El dinero no compra la felicidad ” no es más que una mentira, se ve obligada a viajar a casa de su abuela, en Tennessee por un mes, c...