Capitulo Veinticinco.
Se levantó a las siete de la mañana como todos los días, habría dormido más si no fuera por el estruendo que la tormenta creaba, el cielo estaba gris desde ayer, era solo cuestión de tiempo para que la lluvia escandalosa se desatara.
Soltó un suspiro de desgracia, de seguro hoy tendría mucho trabajo. A duras penas se fue a la cocina, no tenía hambre así que opto por una manzana, cuando abrió la puerta el frio golpeo su cara haciendo que se estremeciera, el cabello que caía ligeramente por su frente se levantó a causa del viento, decidió coger un abrigo y empezar el lluvioso día.
La rutina diaria empezó normal, se sorprendió al notar que la puerta del establo estaba abierta ¿La había dejado cerrada? Con el entrecejo fruncido entro al establo, la lluvia ya había cesado del todo pero seguía escuchándose, se colocó su sombrero y observo el establo que estaba oscurecido, miro a su alrededor, todo parecía normal, el olor a tierra mojada lleno sus fosas nasales, escucho una exclamación, con el ceño fruncido miro hacia atrás para ver quién era. La joven lo miraba, sus facciones parecían alarmadas y preocupadas, casi desesperada, su cabello largo y castaño caía por sobre sus hombros, mojado. James la observo, preocupado y extrañado.
— ¿Q-que sucede? —pregunto cuando escucho el sollozo de la joven.
—Prada —murmuro la castaña— Prada…
James aún más confundido se acercó a ella, con una mano temblorosa le aparto un mechón húmedo que tapaba la frente de la muchacha.
—Hey… —murmuro James dulcemente al ver las lágrimas que fluían por el rostro de la castaña —no llores ¿sí? Dime… ¿Qué sucedió? — con el pulgar enjuago una lagrima que resbalaba por el rostro de la chica.
—Ella…—tartamudeo— ella… paso rápido… no… no quería… de verdad lo… yo estaba… —James frunció el entrecejo, no podía entender nada de lo que la castaña decía, los sollozos cortaban sus palabras.
—Respira —le dijo— respira… e inténtalo de nuevo.
La joven tomo una gran bocanada de aire hasta llenar sus pulmones al máximo y luego lo expulso bruscamente, el pecho le dolía de tanto llorar no había dormido en toda la noche, se odiaba a sí misma y dudaba que James la comprendiera.
—Lo siento —fue lo único que salió de los labios de Melanie— de verdad lo siento.
James no dijo nada, no entendía el porqué de sus palabras, solo se limitó a abrazarla fuertemente sintiendo la piel helada de Melanie, ella soltó un sollozo que se ahogó en el pecho de James, el acaricio el pelo mojado de la joven.
—Ya… —trato de que la castaña se calmara y le explicara que estaba ocurriendo, pero ella seguía llorando amargamente en su pecho —Melanie…—susurro— cálmate ¿Qué sucedió? —pregunto por tercera vez.
Eso solo creo que la joven llorara aún más. James cerró los ojos y suspiro, sin saber que podía hacer, la aparto un poco, para poder mirarla, pero ella tenía los ojos cerrados y seguía llorando como si su vida dependiera de ello. Melanie temblaba y estaba fría hasta los huesos, el muchacho la estrecho en sus brazos nuevamente tratando que su cuerpo entrara en calor, pero seguía temblando.
—Estas muy helada ¿Qué hacías en la lluvia? ¿Y a estas horas? —pregunto tratando de que su voz no sonara a reproche y enojo, pero no pudo evitar sentirse asi.
Melanie no dijo nada, se quedó ahí con el llanto ya acabando, seguía temblando pero no de frío, en absoluto. Los brazos cálidos de James solo hicieron que se sintiera más culpable, sintió el bilis en la garganta pero trago duro, no quería seguir llorando, ya no, estuvo toda la noche sin pegar un ojo, la culpa consumía su consciencia.
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Ella es de Nueva York |Editando|
RomanceCuando Melanie Straw una joven de la ciudad de New York, con dinero, caprichosa, popular, que piensa que la frase “ El dinero no compra la felicidad ” no es más que una mentira, se ve obligada a viajar a casa de su abuela, en Tennessee por un mes, c...