Capitulo uno
La joven estaba desesperada, abrió el gran cajón de su armario revolcando todo los calcetines de este, con una maldición queriéndole salir de los labios, se colocó en cuatro patas y con las manos empezó a toquetear el piso con impotencia. Al no encontrar lo que quería, maldijo.
Matt observaba a su amiga con una ceja alzada, la risita que estaba conteniendo en ese momento se escapó. Melanie lo fulmino.
— ¿Por qué ese dije es tan importante para ti? —Pregunto el muchacho que se encontraba desparramado en la cama de la castaña —Quiero decir, no quiero ser pesimista pero creo que trae mala suerte, se te cae cada cinco minutos.
Melanie apretó los labios y se sentó a lado de su amigo.
—No es de mala suerte —replico y miro sus dedos— es… especial porque es especial ¿Y tú? Siempre andas con ese trapo en la cabeza —comento burlona.
Matt estrecho sus ojos color almendra en la castaña, y fingió indiferencia.
—No es un trapo —dijo imitando la voz de su amiga—es un pañuelo que usan los rockstars.
—Sí, te pareces a mi abuela —dijo riendo—Ah, no, mi abuela se viste mejor.
—Ja, Ja —rio Matt sin un rastro de humor en su voz— Te iba dar la cadenilla pero ahora cambie de opinión.
Melanie dejo de reír y miro seriamente al chico, alzo el dedo índice en forma de advertencia.
— ¿Lo tenías tú? —exclamo furiosa—.
El joven levanto las manos, como si la policía acabara de apuntarle con un arma, no era la policía, era Melanie, eso definitivamente le daba más miedo.
—Tranquila… lo dejaste en el último lugar que hace media hora, ¿recuerdas? —Respondió Matt con una ceja alzada—.
Melanie parpadeo y se fue hacia el tocador, los latidos del corazón se le normalizaron al ver al dije ahí, lo tomó entre sus dedos y con sumo cuidado lo coloco en su cuello.
—Gracias al cielo —dijo la castaña suspirando para luego sonreír ampliamente—.
—Ajá —canturreo Matt mientras abría un sobre de papas fritas y se llevaba un puñado en la boca—.
Melanie arrugo la nariz, el olor que salía del sobre le causaba nauseas pero ya se empezaba acostumbrar, aunque eso no significaba que le era de su agrado.
— ¿Cuándo dejaras esas cosas? —Comento asqueada— Algún día lo quitaran del mercado por intoxicar a la gente.
Matt hablo entre bocado y bocado así que la castaña no pudo entender bien lo que dijo. Se encogió de hombros y termino de empacar su maleta.
—Gracias —dijo de repente la muchacha. Matt frunció el entrecejo.
— ¿Por qué? —Pregunto llevándose una papa en la boca—.
—Por acompañarme a Tennessee, sabes…en muy lindo de tu parte, me sorprende que tus padres aceptaran que te vayas de casa a pasar las navidades fuera de Nueva York.
El muchacho se encogió de hombros.
—No les importo mucho, sabes cómo son mis padres…ellos me pagarían por estar lejos de casa —comento indiferente—.
Melanie frunció el ceño.
—No digas eso…—dijo la castaña con preocupación—sabes que ellos te aman…
ESTÁS LEYENDO
Ella es de Nueva York |Editando|
RomanceCuando Melanie Straw una joven de la ciudad de New York, con dinero, caprichosa, popular, que piensa que la frase “ El dinero no compra la felicidad ” no es más que una mentira, se ve obligada a viajar a casa de su abuela, en Tennessee por un mes, c...