1: El Conflicto.

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La reciente ola de crímenes tiene a todo Londres con los pelos de punta y muchas de las familias nobles ya optaron por contratar personal de seguridad. En la mansión Grassi la historia es otra, el marqués no quiere oír hablar acerca de tener gente extraña rondando por ahí, todo el personal de servicio era de la confianza de la familia.

Pero cuando los crímenes pasaron de robos a robos con asesinatos, la situación cambió. La policía comenzó a sospechar que podría haber una conexión, que los delitos no habían sido al azar. Y, por lo tanto, podrían seguir una secuencia. ¿quién sería la próxima víctima?

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Mitch siempre ha sido un joven con una sensibilidad especial, desde pequeño se sintió diferente, pero no fue hasta su adolescencia que descubrió que se debía a que no le llamaban la atención las mujeres como a los otros chicos. Obviamente, nunca lo había hablado con nadie, y aunque inconscientemente siempre actuaba con cierta feminidad, nadie tampoco le había dicho nada al respecto, jamás. Ni siquiera sus padres. El marqués y la marquesa Grassi, claramente harían la vista gorda con su hijo amanerado. Prácticamente, lo ignoraban todo el tiempo.

Así que Mitch estaba la mayor parte del tiempo solo, paseando por los jardines de la mansión. Sus pocas responsabilidades consistían en ir al club para estar al tanto de los negocios de su padre y atender las visitas de las madres con sus embellecidas hijas en un intento de casarlo. Podría haber elegido, lo sabía, pero para él todas eran iguales, ninguna despertaba la más mínima chispa en él, así que le dejó la decisión a sus padres, de todas formas no iba a ser feliz.

Había pasado la tarde en la mansión de los Kaplan, el hijo del duque,  Avriel, era su único amigo, fiel como nadie. Y, a pesar de que era obvio que Mitch no era como los otros chicos, nunca había hecho algún comentario al respecto, ni siquiera mencionaba a las múltiples familias que buscaban desposarlo con sus hijas; y Mitch le tenía un cariño y agradecimiento profundo por eso. Era como un escape de su triste y solitaria realidad.

Iba en el carruaje hacía la mansión cuando repentinamente los caballos se descontrolaron, miró por la ventanilla, había un hombre con capucha parado en medio de la calle, con un movimiento brusco el chófer detuvo el vehículo, sintió un golpe en la cabeza y todo se fue a negro.


Cuando despertó estaba ya en casa, en su cama. Se encontró con la mirada de su madre y la del médico, el que le aseguró que fue una contusión leve debido al golpe y que estaría bien para asistir a la velada en casa de un conde, socio de su padre, Lord Maldonado. Rayos! Esperaba poder evadir la fiesta de esta noche. Entonces comprendió porqué su madre estaba en la habitación, no era para velar por la salud de su hijo, sino para asegurar su plan y presentarle a la sobrina recién llegada del conde en dicha fiesta.

Luego de descansar un rato, se preparó para la fiesta a la que no quería asistir. Una vez en el carruaje, sus padres se sentaron frente a él sin dirigirle la palabra. Al rato el marqués habló.

–Espero que atrapen pronto al ladrón–  dijo su padre con desprecio en la voz  –no soporto ver a plebeyos en las reuniones sociales, aunque sean detectives o lo que sea.–

El corazón de Mitch dió un vuelco ¿estaría él en la fiesta?
Hace tres meses lo había visto por primera vez, en un interrogatorio por el robo a una mansión de un Lord y desde ese día no podía sacarse al detective de la cabeza. Solo lo había visto una par de veces y esos ojos azules parecían taladrar su alma, se le metió debajo de la piel. Le empezaron a sudar las manos y de pronto la idea de ir a la estúpida fiesta no sonaba tan mal.

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Hola :) Gracias por estar aquí leyéndome..
La verdad es que no sé mucho acerca de los títulos de la nobleza y esas cosas, aún estoy investigando, disculpen los errores.

C.

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