18: Gracias

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La historia está en la categoría 'para todo público' así que estoy obligada a hacer una advertencia por contenido en este capítulo. 

Están advertidos/as.

Hay  una nota al final, no se la salten por favor.

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Scott despertó exaltado, se encontró con la luz del sol así que obligó a sus ojos a ajustarse y empezar el día, el maldito día. Mitch se iba a casar y él tendría que verlo, pero lo peor de todo era que no pudo resolver el caso. El loco que había amenazado y atacado a Mitch todavía andaba suelto y luego de este día, Scott ya no tendría autoridad para seguir protegiendo a Mitch, él estaría muy lejos.

A pesar de que era muy temprano, la mansión estaba llena de ajetreo. Todo el mundo tenía una tarea que cumplir. Cuando llegó a la planta baja se encontró con la esbelta figura de la madre de Mitch dirigiendo a todos como si de una orquesta se tratase.

-Señor Hoying!- Lo llamó con su tono frío -Tenemos que estar en el club al atardecer, allí se celebrará la ceremonia. Mitchell se quedará en casa hasta esa hora, yo preparé todo lo demás- Scott tenía una respuesta sarcástica en la mente, porque sabía que una dama como ella jamás se ensuciaría las manos haciendo nada -Si lo cree necesario, permitiré más seguridad en la ceremonia. Sus servicios ya no serán requeridos desde mañana.

La frase de la marquesa fue una sentencia, que no permitía respuesta o confrontación alguna. De todas formas Scott ya había considerado a Kevin para ayudarlo con la seguridad, Mitch estaría rodeado de gente y muy expuesto.

No mucho después toda la gente empezó a retirarse de la mansión, dejando un ambiente vacío y triste. En otra parte de la gran casa, Mitch había despertado, mejor dicho, se había levantado, porque no pegó un ojo en toda la noche. Se puso un pantalón y una ancha camisa blanca, para andar por la casa en su último día allí, de pronto se encontró en un acogedor salón, bastante pequeño, una de las pocas estancias que le gustaban. De pie en el centro del salón, comenzó a tararear una melodía al azar y casi sin darse cuenta había cerrado los ojos y empezado a moverse con su propia música.

Cualquier persona que lo hubiera visto, habría pensado que el joven estaba ensayando para su primer vals luego de la boda. Sin embargo, Mitch soñaba. En su imaginación giraba danzando junto a otro cuerpo, no el de una muchacha, no el de su novia; sino el cuerpo de un hombre alto, con fuertes brazos que los sostenían, con ojos profundos e infinitos como el mar. No supo cuánto tiempo llevaba así, hasta que una voz lo sobresaltó.

-Creo que le hace falta una pareja.

De inmediato abrió los ojos y se encontró con los azules que estaba imaginando hace dos segundos. Los ojos del detective llevaban debajo las mismas sombras oscuras que los suyos, tampoco había dormido bien. Mitch debatió consigo mismo unos segundo, podía salir de ahí y encerrarse en su habitación el resto del día hasta su sacrificio...o podía intentar aprovechar esos escasos momentos que le quedaban en la compañía del detective, creado recuerdos que atesorar durante el resto de su vida, cuando ya no pueda volver a verlo.

-¿Se está ofreciendo para bailar conmigo?- dijo Mitch con la promesa de una sonrisa, que a pesar de no alcanzar sus ojos, liberó un poco de tensión del ambiente. Para su sorpresa, Scott se rió.

-Los detectives de Bow Street no bailan.

-Los que no saben, claro que no lo hacen...¿Me harías un favor?

-Claro- Scott y su maldita boca! Respondió sin pensar, pero sabiendo que haría cualquier cosa por hacer, al menos este día, un poco más llevadero para Mitch.

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