13: La charla

368 51 17
                                    

El viaje de regreso fue una pesadilla para ambos. Mitch clavó la vista en la ventana, pestañeando rápidamente cada cierto tiempo, para contener las lágrimas que se empeñaban en llenar sus ojos, sintiéndose más desgraciado que nunca. Qué idiota había sido por proponerle semejante idea al detective. Incluso si había tenido la suerte de que él estuviera interesado en personas del mismo sexo, eso no significaba que quisiera involucrarse con él, seguramente a un hombre como el apuesto y valiente detective le llovían los romances, no iba a malgastar su tiempo con un muchachito de la alta sociedad que no sabía nada de la vida.

Casi cuatro horas más tarde, habían llegado a la mansión Grassi, los padres de Mitch los recibieron sin mucho ánimo ni afecto. A media tarde, estaba sumido en un silencio incómodo junto al detective, en la sala, luego de que sus padres anunciaron que pasarían la tarde-noche en el club. El tenso ambiente fue interrumpido por el mayordomo con una tarjeta de visitas.

-Dada las circunstancias, no debía recibir a nadie- Dijo el detective, dirigiéndose más al mayordomo que a Mitch.

-¿quién es?- Preguntó el chico, como si no hubiera escuchado al detective.

-El joven Kaplan- Respondió el mayordomo.

La mirada de Mitch pareció iluminarse y se puso de pie rápidamente.

-Dígale que pase, lo recibiré en el estudio...ordene que nos lleven el té también, por favor.

Con una pequeña reverencia, el mayordomo se fue. Scott se encontró un tanto cautivado con la amabilidad con la que Mitch trataba al personal de servicio. Pero luego se recompuso, al darse cuenta de lo que Mitch había hecho.

-En serio, no creo que sea buena idea recibir visitas, no es bueno que se sepa lo del último ataque- Dijo seriamente, evitando a propósito volver a decirle "joven Grassi".

Scott volvió a perderse en los expresivos ojos de Mitch, cuando una sonrisa alcanzó su rostro, iluminando sus facciones y mostrando esos hermosos hoyuelos.

-Es mi amigo- rió de forma adorable -Si lo hace sentir más tranquilo, está invitado también...vamos- Y con eso salió de la sala con Scott siguiéndolo a regañadientes.

...

...

...

Apenas habían llegado al estudio, cuando otra figura apareció en la puerta. Mitch pegó un salto y prácticamente corrió hasta el joven para envolverlo en sus brazos. El joven de barba correspondió el abrazo y lo estrechó contra él entre risas. Scott estaba a unos metros, de pie y con las manos empuñadas, mientras los amigos compartían en efusivo abrazo. Tuvo que apartar la vista cuando el joven más alto depositó un pequeño beso en la cabeza de Mitch ¿qué demonios le había hecho ese chico?

-Ya se conocen, ¿cierto?- La melodiosa voz de Mitch lo sacó de su nube de celos.

-Sí...joven Kaplan- Le dirigió una pequeña inclinación de cabeza como saludos.

-Detective Hoying, claro que nos conocemos, no en las mejores circunstancias con todos esos robos. Un compañero suyo está protegiendo mi casa, el señor Olusola- Contestó Avriel con una sonrisa, estirando una mano para estrechar la del detective. 





Mitch los invitó a sentarse y pronto estuvieron en un pequeño círculo al rededor de la mesita llena con tacitas de té y las mejores galletas que Scott había probado en su vida. El dulce sabor le recordaba a la suave piel de Mitch.

-Entonces...¿hay novedades con la investigación?- Preguntó el joven Kaplan una vez que el personal de servicio se retiró.

Scott se tensó visiblemente, pero antes de que pudiera contestar, Mitch se le adelantó.

ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora