4: Peligrosa Compañía.

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Scott caminó a su casa, en el frio. Pensó que así podría despejar su mente y enfriar su cuerpo también. Varios pensamientos vinieron a él. El ladrón asesino no había cometido errores hasta ahora, era muy sospechoso que entrara a la mansión Grassi y no robara nada. El corazón se le encogió pensando en el pequeño joven Grassi siendo atacado. Y luego pensó en su conversación con el marqués y el compromiso de Mitch, lo había engañado, el sabía que se iba a casar y no había dicho nada, había comprometido su honor. Pronto apareció la ira y se aferró a ella como una tabla en un naufragio. Era mejor estar enojado con él, así sería mas fácil no ceder a la tentación.


Una vez que llegó a su casa, empacó unas cuantas cosas en una maleta pequeña y pagó a un cochero para que la llevara a la mansión. Debía estar allí al atardecer, pero antes tenía que investigar un poco.

Se encaminó a su oficina en Bow Street, la mayoría de los detectives estaban ahí, estaba cerca de la estación de policía y del magistrado. Cuando encontró la puerta que buscaba, tocó un par de veces y una car conocida apareció en el umbral.

-¿Qué demonios te pasó, Hoying? Te ves terrible.

-Una mala noche y un nuevo trabajo, Olusola-

Kevin Olusola era un excelente compañero de trabajo y su único amigo. Confiaba en él. Era grande, de piel obscura y semblante serio, daba un poco de miedo, lo que ayudaba en su profesión.

-¿tiene que ver con el ladrón asesino?- preguntó Kevin, sentándose en su escritorio.

-Aún no lo sé, si es él, espero atraparlo pronto. Ayer un hombre atacó al joven Grassi en la mansión. Subió por un árbol hasta su balcón, no alcanzó a robar nada, no le vio la cara- relató Scott.

El otro detective puso toda su atención en él, ahora.

-Eso es raro, es un error muy básico dejarse ver- parecía estar pensando -¿el chico está bien?-

La simple pregunta aceleró un poco el pulso de Scott, debía recordar que estaba enojado con él.

–Si, está bien ... Tu sabes que no hay que confiar en nadie-dijo sentándose frente a él -yo me quedaré en la mansión, pero necesito información acerca del marqués, sus negocios, sus alianzas, sus enemigos, todo... ¿crees que puedas hacerlo tú? La paga es buena-

Kevin no lo pensó mucho.

-Claro... Espero podamos atrapar al maldito pronto. Comenzaré las averiguaciones de inmediato y cualquier cosa te haré llegar una nota a la mansión-

Scott se puso de pie, estrecharon las manos con afecto.

-Cuidate, Kevin-
-Cuidate, Scott-

***

Sintiéndose emocional y físicamente cansado, Mitch arrastró su cuerpo por la mansión, solo había dormido dos horas. Sabía que no debía salir de casa, mejor para él, ya se sentía bastante desgraciado.

Pasó el día en la biblioteca, era su estancia favorita, no estaba tan cargada como las demás, ahí se sentía en su hogar, además en una esquina de la gran sala había un piano, lo dejaron ahí porque su madre nunca fue virtuosa con la música. Así que podía tocar y cantar mientras sus padres no estaban en casa. Los sirvientes, en una tregua nunca dicha, jamás le habían comentado nada a los marqueses. Claro que tocar piano no era una actividad digna de un hombre.

Eran cerca de las cuatro cuando apareció el mayordomo con una tarjeta de visita, era de Avi. Se apresuró en dejarlo pasar y pedir que les llevaran el te. Poco después entró en la misma habitación.

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