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Me despierto sobresaltada al escuchar gritos y tardo unos instantes en darme cuenta de que los gritos provienen de mi hermano. Está teniendo una pesadilla, lleva así desde que los problemas comenzaron.

Me levanto de golpe de la cama, me siento a su lado y lo acerco a mi cuerpo intentando despertarlo.

—Despertate, es solo un sueño— intento consolarlo con la voz baja mientras lo muevo de un lado al otro para que se despierte.

—¿¡Están bien?!—grita neurótica mi tía abriendo la puerta de nuestro cuarto algo alarmada, ni siquiera aquello despierta a mi hermano.

Le sonrío amablemente asintiendo intentando demostrarle que todo está en su lugar, mientras sigo moviendo a Brian de un lado al otro para que abra sus ojos de una buena vez.

—Está teniendo un terror nocturno, está todo bien— intento calmarla al verla tan inquieta postrada ahí sobre el marco de la puerta.

Entonces Brian comienza a despertarse, abre los ojos despacio y desconcertado, examina su alrededor. Parece aturdido y aterrorizado.

—Estás bien, estoy acá, estabas teniendo una pesadilla— le explico y él asiente todavía algo afectado por ella mientras se limpia los rastros de lágrimas que abundan en sus ojos. Lo abrazo fuerte para que no se escape de mi agarre mientras le digo a mi tía que se puede ir a dormir tranquila, que tengo todo bajo control, o al menos eso es lo que quiero creer.

Mi tía, Mariel, asiente con la cabeza algo desconfiada y después de lanzar una mirada que denota preocupación se va dejando la puerta abierta.

—Estaba soñando con ese día— masculla por lo bajo y me cuesta entenderlo. Lo miro expectante esperando que me cuente algo más pero no lo hace y se recuesta en su cama mirando el techo con los ojos bien abiertos, incapaz de dormirse en estas instancias de la noche.


Lo dejo tranquila sabiendo que de nada sirve molestarlo y me voy a mi cama pensando en algo que decirle.

—¿Soñaste con mamá y Aaron?— le pregunto cabizbaja y melancólica.

Lo veo asentir afligido y abatido por el hecho en sí y tan solo pensar en ello me lleva a aquel abominable día en el cual nuestras respectivas vidas cambiaron radicalmente. Fue hace tan solo tres años, Brian tenía ocho años, yo tenía diecisiete y Aaron, nuestro hermano menor, apenas había cumplido los dos.

Para ese entonces vivíamos bajo el techo de nuestra madre. ¿Techo? bueno, era más bien un basurero. Vivíamos en una casa móvil pequeña, sin ruedas, maltratada por los años.

Estábamos bajo su cuidado. Todavía recuerdo cuando era tan solo una nena y hace muchos años atrás le decía "mamá" con afecto y admiración. Todo eso cambió desde el momento en el que empezó a tomar alcohol en exceso y a drogarse en frente de todos nosotros. Mi respeto por ella lo perdí cuando empezó a traer hombres a la casa y nos expuso a todos sus hijos a los maltratos de los susodichos.

Aquel horroroso día nuestra madre había ido a hacer unas compras.

"No me tardo" había dicho y en seguida había agarrado la mano de Aaron decidiendo empezar a hacerse cargo del pequeño.

¡Si tan solo yo la noche anterior no le hubiera recordado lo mala madre que era! Esa estupidez había provocado que ella se lo llevara. Aquel enojo y aquella estupidez había provocado su muerte.

Había vuelto horas más tarde llorando amargada con la remera blanca manchada íntegra en sangre.

Fue algo que sé que jamás vamos a ser capaces de olvidar. La situación fue simplemente desgarradora. Nuestra madre gritaba desconsolada y abría una botella de vodka intentando ahogar las penas mientras Brian le gritaba enojado y desconcertado.

Nuestro hermano menor, Aaron, el pequeño rayo de luz que teníamos en nuestras insignificantes y miserables vidas había sido atropellado por un auto mientras ella compraba droga.

—¿Por qué Mae?, ¿por qué tuvo que pasarle eso?— me pregunta Brian logrando sacarme de mis pensamientos.

Entonces levanto mis hombros y con lágrimas en los ojos intento contestar aquella pregunta que nadie es capaz de contestar.

—No lo sé, supongo que las cosas pasan por algo Bri pero nunca voy a poder decirte con exactitud por qué muere gente que no tiene que morir.

—¡Es injusto!—grita desconsolado y apabullado. Enojado y desesperanzado.

—Sí que lo es, carajo— río amargamente—. Podemos autodestruirnos por lo que vivimos o afrontar las cosas, tomar lo malo y decidir sacar lo mejor de ello, elegir dar pelea riendo.

—Quiero creerte Mae...— murmura apenado dándome la espalda.

—Date tiempo— le digo firme y confiada en que él mismo cure heridas.

—Me voy a dormir— dice con el último aliento que le queda y juro que al escucharlo hablar así tan desganado algo se rompe adentro mío y siento la necesidad de hacerle entender que el tiempo va a curar nuestras heridas y que todo va a estar bien.

¿Pero cómo decirle a alguien que todo va a estar bien cuando ni uno cree realmente en ello?

Estas tres semanas que llevamos viviendo en lo de nuestros tíos no fueron para nada malas, al contrario, nos tratan bien, se aseguran de que nada nos falte, nos dan afecto, Michael se comporta como un hermano para nosotros y más que nada para Bri, las cosas están saliendo perfectas pero a pesar de ello, siento algo en mi pecho que me dice que esto es la calma antes de la verdadera tormenta.

Al día siguiente cuando salgo del trabajo decido ir a dar una vuelta por el centro para intentar despejarme un poco la cabeza antes de volver a casa.

Camino pasando la gente sin rumbo alguno cuando escucho un trueno y de un segundo al otro me encuentro corriendo a resguardarme de la lluvia. Llego a una parada de colectivo con un techo que me cubre de las molestas gotas de agua que chocan fuertemente contra el asfalto.

Es un día amargo y gris, parece como si el mundo fuese a caerse abajo o como si el mundo estuviera triste, enfrentándose a un dilema. Las nubes cubren la gran bóveda celeste dejando tan solo un hueco por donde el último rayo de sol del día se deja filtrar.

Es entonces cuando veo volar un folleto de algo hacia mi dirección, no se que es lo que me impulsa a agarrarlo pero simplemente lo hago y al leerlo una ráfaga de emociones comienzan a recorrer mi cuerpo.

Viernes 11 de Enero

22:30 horas

8 peleas amateur

1 pelea pro

Brandon "El intocable" vs Adrien "El rayo"

¡La pelea más esperada de todas ya llega! ¿Te lo vas a perder?


Sonrío y me dirijo a la casa corriendo por la lluvia, guardando el folleto en el bolsillo del pantalón con cuidado para que no se moje. Ya no hay nada que hacer por aquí.

—Cuando le diga a Brian se va a volver loco— me encuentro farfullando increíblemente feliz mientras corro a la velocidad que mis piernas me lo permiten, ignorando las miradas incrédulas de la gente que pasa por al lado mío.

[Editado 18/07/23]

SIN FRENOS. [TOM HARDY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora