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Cuando entro a la casa, los chicos me miran extrañados, están parados en el comedor intercambiando miradas entre ellos

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Cuando entro a la casa, los chicos me miran extrañados, están parados en el comedor intercambiando miradas entre ellos. 

—¿Dónde están mis padres Mae?— me pregunta Micha sin dar demasiadas vueltas sentándose en el sillón con un aire de confusión enorme que siento desde donde me encuentro.

—Tranquilos, tuvieron que ir al hospital porque Mariel se cayó y se lastimó— intento explicarles de alguna forma, no quiero asustarlos pero cualquier cosa que diga va a generar alarma.— No es nada grave, ella está bien, fue un susto.

—¿Está bien?— me pregunta ahora Brian aunque acabo de decírselos, sentándose al lado de Michael con desconfianza. 

Asiento y doy unos pasos hasta quedar enfrente de sus cuerpos, me agacho para que nuestras caras queden a nivel y les hablo algo insegura pero intento no demostrarlo, intento ocultar mis manos temblorosas de ellos porque se que la caída y la fractura está lejos de ser lo peor de toda la situación.

—Ahora voy a llamarlo a Christian para ver en cuánto vienen, me pidió que los busque y los traiga así el podía quedarse con ella en el hospital.

—¡Quiero ir a verla, es mi mamá!— me dice el castaño elevando un poco la voz.

—¿Confían en mi?— les pregunto y puedo sentir como se me rompe el corazón en mil pedazos por estarles diciendo la mentira más grande de todas. Los veo asentir con cuidado, les agarro las manos a ambos y les sonrío.—Ella está bien, fui a verla hace un rato porque tu papá me llamó, no tienen por qué preocuparse.

Y sin tardar más tiempo, agarro el celular para llamar a mi tío.

—Hola— le digo cuando me responde.

'Mae'

—Estoy con los chicos en casa, ya les conté lo que pasó pero igualmente están preocupados, quieren hablar con vos.

'No pasa nada, gracias por encargarte de esto hija, pasame a Micha, en un rato ya estoy por ahí'

Lo escucho suspirar pero de todas formas les paso el celular a los chicos, haciéndome atrás unos pasos para sentarme en el sillón de enfrente. Me quedo callada y los escucho hablar. Sus rostros denotan preocupación y sus voces temblorosas me dan a entender la desconfianza que están sintiendo. 

Cansada de no haber dormido nada, cierro los ojos unos segundos para poder descansar la vista que a estas alturas del día se encuentra borrosa. La panza me ruge y maldigo para mis adentros porque realmente no es momento. No puedo evitar ponerme a pensar en todo y en nada. Necesito una ducha y relajarme. Necesito dejar de preocuparme tanto, tengo que confiar y tener la esperanza que no puedo permitirme perder en estos instantes. Después de todo lo que pasamos, después de tanto caos, de tanta tormenta y lluvia, no puedo simplemente bajar los brazos y tirar abajo todo lo que construimos. Se que me tengo que permitir estar triste, pero no puedo ahogarme en un mar de tristezas y lágrimas, no ahora. 

SIN FRENOS. [TOM HARDY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora