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Esa noche no puedo casi dormir, mucho menos descansar. No sólo me encuentro sumamente sorprendida por todo lo que Adrien acaba de confesarme sino que cuando entro a mi casa me recibe un Christian muy preocupado diciéndome que las pruebas que le hicieron hoy a Mariel salieron mal y que se tiene que quedar a hacerse unos chequeos y ver si el cáncer se esparció o qué.  No me queda otra que tragarme la preocupación que se amontona en mi pecho para parecer lo más tranquila que puedo y ocuparme de los chicos mientras él se va a pasar la noche con ella.

—¿Mae, te puedo pedir un favor enorme? Si no te sentís capaz de hacerlo, no me voy a enojar— me dice Christian antes de marcharse. 

Está agobiado, tenso y con lágrimas en los ojos a punto de caerle a mares. 

—Lo que sea.

—No creo volver hoy a dormir y mucho menos ir a trabajar mañana, ni bien me digan qué pasó yo te mando un mensaje.... pero, ¿podrías contárselo a los chicos? 

Lo que me pide me lo venía venir desde hace ya un tiempo y el pecho se me comprime por completo. Asiento rápidamente con la cabeza y dándole un abrazo lo echo.

Me pide algo que me rompe el corazón pero por el y por ella lo hago sin dudarlo. Les debo muchísimo y siento que con éstos pequeños gestos empiezo a retribuirles la bondad y la humildad con la que nos acogieron desde un comienzo.

Los chicos están en el cuarto de Micha y cuando los encuentro riendo, jugando y sonriendo me siento aún más débil que antes. 

¿Cómo decirles algo que les va a cambiar su perspectiva para siempre?

Pero una voz en mi cabeza me pide a gritos que lo haga; que se los diga. Se merecen saber la verdad por más dolorosa que resulte. 

—Ésta sí se parece a mi prima— se ríe un Michael cuando me ve entrar completamente cambiada a como me vio salir. 

Le sonrío y respirando hondo me siento en el piso con ellos.

—Necesito hablarles por unos minutos, después pueden volver a lo que estaban haciendo lo prometo— murmuro y les sonrío nuevamente de la forma más cálida que encuentro.

—¿Qué pasó?— me pregunta mi hermano y ya puedo ver sus facciones ultra preocupadas que hacen que se me encoja un poco más el corazón.

—Mariel se tuvo que quedar en el hospital porque le hicieron unos exámenes de sangre que le dieron mal y Christian fue para quedarse con ella— les suelto de golpe.— Con su papá, los dos pensamos que son lo suficientemente grandes para enterarse de determinados asuntos porque sé que si pasara algo no les gustaría que se los ocultemos ¿no?

Brian asiente callado y lo observa de reojo a Michael.

—¿Qué le pasa a mi mamá?— pregunta muy serio sin dar ningún rodeo.

—Cuando se cayó, fue al hospital y le encontraron algo en los exámenes que no estaba ahí antes, tu mamá está enferma pero se está tratando hace rato...

—¿Qué tiene?, ¿por qué no puede venir a casa igual?

—Porque en el hospital está más segura y puede ser atendida y cuidada por profesionales, acá correría el riesgo de caerse o lastimarse... porque desde aquel incidente se dieron cuenta que sus huesos ya no tienen la fuerza que tenían antes.

Sus caras denotan confusión y también enojo. 

—¿Es grave?— a Michael le tiembla la voz y se rasca la nuca algo ansioso.

Suspiro porque tampoco se como lidiar a la perfección con la situación.

—Tiene una enfermedad un tanto complicada pero está siendo tratada, todas las preguntas que tengas te las voy a intentar responder pero no prometo tener respuesta para todas— le confieso intentando permanecer calmada.

SIN FRENOS. [TOM HARDY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora