10.

657 61 6
                                    


—Fue una estupidez mía, pensé que estaba borracho porque se me acercó y pude oler el vodka emanando de él— le cuento molesta conmigo y con la situación—. Se molestó y yo me molesté porque odio la gente borracha Winnie, mi mamá solía emborracharse y... — dejo de hablar cuando me doy cuenta de que estoy contando demás y no hace falta entrar en detalles.

—Entiendo linda, pero quizás te está diciendo la verdad y no está borracho.

—No lo sé— musito mirando cada rincón del bar intentando encontrarlo.

—No está acá cariño— dice de repente la morocha que está sentada delante mío y me doy vuelta a escuchar lo que tiene para decir—. Está ahí afuera— termina señalándome con la cabeza la entrada del bar.

Entonces lo veo, caminando de un lado al otro, con el ceño fruncido, los labios ligeramente apretados, un cigarrillo en una mano y una botella de algo que no distingo en la otra. Hago involuntariamente una mueca porque luce molesto. Como si un camión le hubiera pasado por encima y no hago más que preguntarme internamente qué le pasa o mejor dicho qué le pasó. Nadie se comporta así porque sí.

—Mae...— me llama mi amiga y me doy vuelta una vez más en la noche para observar su sonrisa juguetona—. Creo que voy a volver a casa... extraño un poco a Annie y se que no te voy a dejar aburrida y en malas manos, ¿está bien?— me pregunta a lo último preocupada de estarse equivocando pero con el corazón ablandado por lo que dijo de su pareja asiento y le sonrío con ganas.

—No te preocupes, voy a hablar con él— le digo muy segura mientras la saludo y agradezco que deje plata en la mesa.

—Eso es para pagar mi parte, nos vemos en el trabajo, divertite y relajate.

—Adiós Winnie.

—Adiós Mae.

Diciéndole al bartender que en un rato vuelvo, agarro mi cartera y me dirijo hacia la entrada. Abro la puerta despacio para que Adrien no se sobresalte ni se vea interrumpido por alguien.

Dudando lo que estoy por hacer me acerco despacio sintiendo como mi corazón late rápidamente e inseguro pero hago a un lado ese ruido y todos los pensamientos que tengo en la cabeza para agarrarlo del brazo suavemente tirándolo hacia mí.

Me mira algo sobresaltado y confundido, deja de apretar los labios y fruncir el ceño para morderse el labio. Le regalo una pequeña sonrisa.

Antes de empezar a decirle algo o pedirle disculpas por asumir que estaba borracho, deslizo la mano por su brazo sintiendo cada músculo tensarse bajo mi tacto para seguir deslizándola por su muñeca y su enorme mano trazando círculos en su palma para luego quitarle delicadamente el cigarro, sonreirle una vez más y llevármelo a los labios.

—Mi amiga se fue— le digo algo tímida por la cercanía que hay entre nosotros en estos momentos—¿Queres entrar y sentarte conmigo? Así podríamos hablar— termino de decirle completamente cohibida.

¡Estoy actuando peor que una adolescente de catorce años enamorada de un chico!

Lo veo dudar ante mi propuesta y mirar hacia otro lado mientras aprovecho y me termino su cigarro. Está rígido e impaciente y no entiendo por qué.

Y cuando creo que va a negar y mandar todo al carajo lo veo asentir una vez dejando la botella , de lo que ahora veo es un vodka, al lado de la entrada y adentrarse al bar. Largando un suspiro que no sabía que estaba reteniendo, hago lo mismo y lo sigo hacia nuestra mesa.

Nos sentamos, yo donde estaba ubicada antes y él donde estaba Winnie y nos miramos a los ojos un largo rato sin decir nada. Es algo que tendría que ponerme incómoda pero no lo hace para nada. Me siento cómoda y es una oportunidad para poder observar mejor e intentar sacar alguna conclusión.

SIN FRENOS. [TOM HARDY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora