29.

214 20 20
                                    


Me río de los nervios. No puedo evitarlo. Parece un chiste que todo me esté saliendo mal.

—Mae, no voy a repetirlo.

Me subo al auto insultando al viento. 

Adrien está colérico. Enojado le queda muy chico.

Ni bien cierro la puerta, comienza a manejar como desquiciado sacándonos de ahí lo más rápido posible.

—No te lo voy a preguntar dos veces, ¿qué hacías en ese bar?

No me dirige la mirada. Sus ojos y su entrecejo están fruncidos. Respira con dificultad, lento, pausado. 

—¿Qué haces vos acá?, ¿estabas con Bobby cuando le mandé el mensaje?

No me responde pero me mira una milésima de segundo advirtiéndome con la mirada que le conteste.

—Fui a ver a Jackson.

—¿¡Pero qué carajo estabas pensando?!— me grita de repente y golpea el volante mientras estaciona en frente de mi casa.

—Calmate porque te juro que me bajo del auto en este instante.

Entiendo que esté enojado. Entiendo que haya hecho las cosas mal y que haya traicionado su confianza. Pero no tiene derecho a gritarme y cosificarme así. 

Cierra los ojos y respira pesado. 

—¿Por qué mierda cuando te pido que te alejes de toda esta situación vas y haces lo contrario? Explicame qué fue lo que pensabas hacer cuando te encontraras con Jackson porque en este momento estoy cuestionando tu capacidad de pensamiento enormemente. 

—Pedazo de hijo de puta, fui por vos, fui a ayudarte y también a sacarle información, vos no me confias nada, me tuvo que contar muy por encima todo tu amigo bobby porque vos no sos capaz de hacerlo.

Estoy cansada de esta situación y planeo ponerle fin esta noche si hace falta.

—Adrien, se que lo que hice fue una idiotez, patético incluso, pero si no me sos sincero acerca de todo el rollo que esconde tu historia, te juro que me bajo del auto y no me ves la cara nunca más. 

Se queda callado y sigue con los ojos cerrados. Sus manos blancas aprietan con fuerza el volante. Toda su aura me grita tensión y peligro. Pero me quedo porque confío.

—No quiero que me sigas tratando como una nena que no puede manejar la situación en la que estás metido... no me parece justo Adrien y tampoco se si tengo ganas de seguir lidiando con tus mentiras, tengo una vida más allá de vos y aunque te ame, porque sí, te lo digo ahora carajo, te amo como nunca amé a nadie, no me pienso volver loca por ésta idiotez. 

Asiente con la cabeza reiteradas veces y abre los ojos para mirarme. 

—¿Me amas?— me pregunta algo avergonzado y sus ojos pasan de observarme fijamente a observar la calle.

Suspiro porque odio tener que hacer esto.

—No me hagas repetirlo— le ruego y me prendo un cigarro.—Realmente siento que nunca quise así a una persona pero cada día que pasa me doy cuenta de que no te conozco, ni un poco.

—Eso es mentira Mae, me conoces mejor que nadie.

Me río de forma cínica.

—No se nada, no se quiénes son tus padres, si tenes o no familia, de tu infancia, si estudiaste o no, si tuviste alguna otra novia, son cosas importantes aunque no lo creas, solo sé de ese incidente que tanto te persigue...

Y como si se tratara de ver la luz después de tanta oscuridad, como si pudiera presentirlo y percibirlo, me doy cuenta por su mirada inquieta que tengo razón.

—No me jodas... ¿Te están molestando por ese accidente?

No me responde y de la nada empieza a reírse como quien hace catarsis de manera repentina.

—Deberías dejar de sacar conjeturas y simplemente irte.

—Tengo razón, siempre se trató de eso.

A esta altura ya estoy hablando sola.

—Quiero que salgas del auto Mae. 

—Adrien, quiero que te quede algo muy en claro, si yo me bajo del auto, no me volves a ver la puta cara y nada va a evitar que averigüe en qué mierda estás metido, por más de que me vaya, voy a volver en este instante al bar de mierda a preguntarle a mismísimo Jackson.

—Joder que molestia, sos como un grano en el culo. 

Me hubiera reído de haber podido. Fue buena.

—Mi apellido es Fiscella.

De repente me siento medio mareada y tengo que tirar el cigarro a medio fumar.  Siento como cada pieza suelta del rompecabezas comienza a encajar y no puedo creerlo.

Mira para otro lado evitando mi mirada y se rasca la nuca con fuerza y nervios.

—¿Son hermanos?— le pregunto sacando fuerza para terminar de una vez con toda esta situación.

Asiente luego de unos segundos.

—Medio hermanos...— se le escapa en un susurro que se pierde entre la oscuridad del coche y la noche pero yo lo oigo muy claro y siento una punzada en el estómago.

—Mi madre falleció cuando yo era muy chico, no la lloro porque ni siquiera la recuerdo... mi padre se casó con la madre de Jackson cuando yo tenía ocho años y se volvieron inseparables desde el minuto cero.

No digo nada, me quedo completamente en silencio esperando a que diga otra cosa, a que aclare todavía más la situación, que se abra y deje salir toda esa mierda.

—Lo único que voy a decirte es que ese accidente nos distanció para siempre porque al chico que atropellé, era el hermano menor de Jackson. 

Entonces lo escucho temblar y se pasa la mano de manera desesperada por el rostro, intentando, olvidar, no recordar, dejar de sentir. Lo dejo respirar e intento al mismo tiempo, permitir que la información que acaba de brindarme, se instale en mi cabeza para entenderla.

Respirando hondo, lo agarro de la mano y se la aprieto con fuerza. Callada. Esperando pacientemente todo lo que necesite.

—Fue un accidente— murmuro casi en silencio.

—No para Jackson y ni va a dejar de perseguirme por eso, ni va a dejar de perseguir a la gente que tengo a mi al rededor, por eso no quiero que te metas más en mi vida, nunca quise meterte en todo este quilombo.

No puedo hacerle las mil y un preguntas que quiero responder porque sería la insensible numero uno. No quiero molestarlo.

—Siempre voy a hacer la oveja negra de esa familia que mató a su hermano menor.


Bueno, terrícolas, estamos llegando al final, como se los vengo prometiendo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bueno, terrícolas, estamos llegando al final, como se los vengo prometiendo. Ya se enteraron de la gran bomba aunque faltan unas pares más. COMENTEN sus teorías, aunque las crean improbables. Siempre es lindo leerlas y recibir su aliento (o no)

Hasta la próxima 

SIN FRENOS. [TOM HARDY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora