24.

360 35 7
                                    

Me despierto con la luz brillante del sol saliente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me despierto con la luz brillante del sol saliente. Me siento atrapada entre dos brazos y un pecho de hierro que me brindan constantemente comfort y seguridad. Sonrío al saber que es la primera noche que pudimos pasar uno al lado del otro desde que todo se complicó. 

Suspiro y por un segundo nos imagino dentro de una burbuja imaginaria que nos aparta y cuida del mundo exterior. 

Estiro mi brazo como puedo con cuidado para no despertarlo y le acomodo el cabello que le cae en la frente. Sus respiraciones son pesadas y cuando lo toco, sonríe levemente y me acerca aún más a su cuerpo.

—Es demasiado temprano Mae, volve a dormir— murmura como un niño chiquito con la cara pegada a la almohada y la boca aplastada por la misma así que es casi imposible distinguir lo que dice.

—¿Quién hubiera pensado que serías un malhumorado por las mañanas? Buen día— le digo con la voz más cálida y bajita que puedo musitar. 

Sonríe juguetón y gruñe a continuación, envolviéndome más fuerte con ambos brazos. Me tiene agarrada de la cintura y la espalda pero ahora, su cabeza reposa en mis pechos y yo lo envuelvo en un abrazo protector. 

—Buen día— murmura con el ceño fruncido.

—Me estás aplastando y babeando las tetas Adrien— le digo medio en broma medio en serio mientras le acaricio el cuero cabelludo. 

Sin decir nada comienza a reír levemente y su risa me contagia así que a los segundos estamos los dos riéndonos como adolescentes despreocupados. Cuando dejo de reír debido a los recuerdos de anoche y debido a una punzada en la cabeza, Adrien me mira agotado como si acabara de recordar que nos queda mucho por delante.

—Tenemos que hablar— murmura mientras esconde su cabeza entre mi hombro y mi cuello causándome escalofríos. 

—Tengo miedo de lo que puedas llegar a decirme, es por eso que no quiero que hablemos todavía... simplemente quiero disfrutar de estos pequeños momentos.

—Mae...

—¿Qué?— lo interrumpo algo brusca y cuando encuentro su mirada, me quedo helada. 

—Pase lo que pase no te dejaría jamás...no ahora que te encontré entre tanto caos. 

Tengo que mirar hacia otro lado cuando me dice aquello porque me duele el pecho de repente y no entiendo por qué se me acaba de formar un nudo en la garganta. Quizás porque una parte me grita que me aleje, que voy a terminar dañándome más de lo que ya me dañó la vida. Pero otra parte quiere dejar que las cosas entre nosotros fluyan y estar juntos todo lo que vaya a durar.

—No creo en el jamás ni en los para siempre...

—No digas eso— me recrimina al instante dándome un beso en el cuello.

—Ya sabes a lo que me refiero tonto... algún día voy a dejar de gustarte y te vas a ir con otra persona, es así, siempre lo fue, nada dura para siempre, no me hagas creer que estamos viviendo una fantasía cuando tenemos vidas complicadas. 

SIN FRENOS. [TOM HARDY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora