Capítulo 16

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Nota especial:

El siguiente capítulo ha sido tomado textualmente del guion novelizado de "La Cumbre Escarlata", pero yo lo he adaptado para que esté narrado desde la perspectiva de Lady Lucille Sharpe.

RECUERDOS DE UNA INFANCIA ESPANTOSA.

—¡Locos de atar! — padre vociferó en contra de los tres hombres que estaban sangrando y se encogían de miedo ante él.

Thomas, que tenía ocho, y yo tenía diez. Estábamos ocultos detrás de las cortinas pesadas en la biblioteca. Thomas observaba entre los paneles a padre, enorme y fornido, aterrador como un ogro. Padre tenía una melena desordenada de pelo negro y grueso y cejas que hacían juego, vestía en su conjunto de caza: abrigo rojo, pantalones y botas negras grandes. Miré mejor, los hombres no estaban sangrando, estaban cubiertos de arcilla roja.

Yo le había estado mostrando a Thomas que al doblar las páginas de varios libros en la biblioteca como si fueran un abanico, se podían ver las imágenes más indecentes posibles.

Thomas había estado ansioso. Después, padre había entrado atropelladamente junto con los mineros y yo había jalado a Thomas para ocultarnos.

—¡Intenten calentar sus estufas con arcilla! — padre prosiguió. Golpeó la fusta en su bota. Tap tap tap—. El grisú es un gas que se encuentran en las minas de carbón. Y en mis tierras no hay minas de carbón.

—Pero señor, algo pasó —el mayor de los tres hombres afirmó. Estaba encorvado e inclinado—. Algo explotó. Hay niños quemados.

—Por amor de Dios, hable como un ser humano —los golpeteos se agudizaron, cada vez golpeaba la fusta más fuerte en la bota de piel.

—Con todo respeto, Su Señoría. Nuestros hijos se quemaron y queríamos que Lady Sharpe viniera o llamar a un doctor.

— Lady Sharpe no bajará a curar a sus mocosos—gritó con los ojos en llamas—. Lady Sharpe es una cretina, está arriba atiborrada de láudano, y no le es útil a nadie, sobre todo a mí.

—Entonces el doctor, señor —el señor imploró—, los niños están muy

mal.

— ¡Dios santo! ¡Largo de mi casa! ¡Su ignorancia ha lesionado a sus mocosos y ahora me quieren robar para arreglarlo! ¡Largo antes de que sean ustedes quienes necesiten un doctor!

Padre empezó a azotar al anciano, quien levantó los brazos para protegerse la cabeza mientras los otros dos lo sacaban de prisa de la habitación. Thomas estaba tanto horrorizado como emocionado; en su euforia, jaló la cortina y ésta se vino abajo.

—¡Qué demonios! —gritó padre.

—Debajo — le susurré a Thomas bajo las cortinas y lo empujé hacia el sofá de dos plazas acolchado y con patas muy largas—. ¡Ahora!

Thomas salió como una flecha en el momento en que la fuerte estampida de las botas de padre se acercó. Se escabulló bajo el sofá y se asomó. Padre jaló la tela de damasco y la lanzó a un lado cuando Me encontró debajo. Yo lo miré aterrorizada. Me tomó de la muñeca y me puso de pie de un jalón. Abrí mis ojos abiertos de par en par y mi rostro palideció.

—¿Qué estás haciendo? ¿Con un demonio, qué...?— Se apartó. Estaba inclinado, mirando. Los libros. Los vio. Levantó uno y lo sujetó un momento. Después volteó para mirarme como si nunca en la vida me hubiese visto. —Maldita perra —dijo en tono furioso y tenso—. ¿Cómo has podido?

® Vicios Oscuros (Completa) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora