Capitulo Seis

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Capitulo Seis: "Quiero un beso"

Mi mano gira el frío pomo de su puerta haciendo que está se abra provocando un irritante sonido que retumba en mi cabeza pero que tiene que pasar para yo poder ingresar, entro en unos movimientos elegantes y despacio tomándome mi tiempo para analizar cada centímetro de este lugar, de este departamento de paredes blancas que cuadro cuadros de paisajes, mi mano acaricia por unos segundos la dureza de una mesa de madera al lado de la puerta, sería interesante poder follarla acá, con su cara bien apretada a esta mesa. En cada rincón de este recibidor hay estúpidas flores blancas colocadas en floreros de cristal, no entiendo que le ven a las flores los humanos. El aire que ingresa por una ventana abierta trae consigo un aroma que hace un buen tiempo no había olido, un olor a hogar que si bien es cierto vive sola quizás en este departamento, tiene un exquisito aroma, cada rincón huele a ella lo cual únicamente causa que mi pene despierte más de su adormecimiento.

Mi mano intenta cerrar la puerta lo más despacio posible para no atraer su atención pero fallo cuando se vuelve a hacer un crujir pero mucho más fuerte que el anterior, mucho más irritante para mí y pos supuesto seguramente captado por ella. Pero el propósito lo consigo, consigo cerrar la puerta aunque no fue una misión exitosa pues se escucha su voz, atraje su atención demasiado rápido.- Joder, creo que necesito cambiar de cerradura. –llega de alguna parte de este inexplorado lugar para mí, su voz suena a lo lejos pero tiene un efecto extraño en mí. Me fascina el tono molesto que tiene.- Te he dicho que no te quiero volver a ver. Idiota. –

Oh esa lengua viperina las maravillas que podría hacer sobre mi pene.

Escucho sus pasos que viene en dirección a donde me encuentro, pasos tan delicados que llegan a mis sentidos como la marcha de unas cuantas hormigas a la vez, pasos que parecieran de una bailarina de ballet caminado de puntas. Niego con la cabeza recostándome en la pared que tengo detrás soltando un bostezo de aburrimiento, en realidad estoy de todo menos aburrido pero es bueno dar está primera impresión. Espero que llegue, espero que llegue y no tarda en hacer su maravillosa aparición.

La veo entrar por una puerta secándose las manos sin levantar la vista para verme, de los más tranquila y relajada como la conocí en el cementerio hace horas. Pero ahora hay un diferencia que resalta de todas, está mucho más deliciosa yendo descalza, sus pies son maravillosos, con un corto pijama de dormir de seda rojo, vestido rojo, no tiene nada abajo pues sus pezones se marcan en la seda que deseo arrancar para disfrutar de su cuerpo desnudo, su castaño cabello sigue atado en un coleta. Sus labios entreabiertos en suspiros emiten el mejor olor que he podido recibir alguna vez, la piel desnuda de sus piernas completamente blancas y lampiñas me fascinan, al igual que sus brazos. Definitivamente a mi pene le gusta lo que estamos viendo.

Deja la toalla con un gesto de total aburrimiento en la mesita de al lado, la reposa junto a un florero con flores blancas –para variar- doy unos cuantos golpes en el piso cruzándome de brazos por sobre mis pectorales, mi sonrisa no puede ser más amplia.- Acaso en tu estúpida cabeza no te cabe que no te quiero volver a ver. –

-¿No le parece este un mal recibimiento para un caballero como yo? –hablo melosamente, saboreando cada letras y ocultando muy bien el triunfo mientras espero pacientemente su reacción, mientras espero ver el temor dibujado en su rostro que aún no logro ver pues sigue viendo las puntas de sus pies, sus uñas pintadas de un rojo pasión, de un rojo sangre.- Bella dama. –

Y levanta su vista, me trago un gruñido al ver aquello dos zafiros brillantes que sobresalen de su rostro tan blanco como las flores, esos ojos que son más preciados que cualquier joya que hayan inventado. Lo observo maravillado, aquellos ojos que los creo capaces de meterse dentro de mí y viajar sin ningún problema por cada segmente de mi alma oscura. La veo pero me sorprendo al fuera del miedo, fuera de la sorpresa, observar únicamente un gesto de aburrimiento, de desgano total por mi presencia.

Sediento de ti (Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora