Capitulo Once

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Capitulo Once: "¿El Inicio de la tortura? - Parte II"

El mensaje que acabo de leer resuena en mi cabeza como si ella misma lo hubiera leído, como si sus labios me lo hubieran susurrado en mi propio oído con su voz y de igual manera siento como una rabia nace en mí. MI espalda se vuelve a posar en la misma pared desgastada de atrás sin comprender aún nada del porqué de sus palabras, no le encuentro ningún tipo de sentido a lo que ha dicho esa mujer, no entiendo que es lo que me trata de decir nuevamente con aquel maldito texto.

Dejo caer mi abrigo al suelo al sentir un poco más calor de lo normal en mi cuerpo frío, este abrigo cae de manera lenta al igual que las palabras las entiendo de manera lenta, letra por letra llegan a mi cabeza, una a una, otra y otra vez. Se repite el patrón.

Nuevamente al igual que casi siempre sus palabras tienen mayor efecto en mí del que deseo, no debería tomarle ningún tipo de importancia a lo que ha dicho pero lo hago, me preocupa lo que acaba de decir cuando en realidad no lo debería hacer, debería pensar que simplemente es otro de los juegos que tiende esa mujer para joderme la vida, para atraer mi atención pero no puedo, le tomo mucha importancia a lo que me acaba de escribir. Le tomo más importancia de la que deseo.

Pero ahora no, ahora definitivamente no puedo ponerme a pensar como un completo tarado el porqué de su mensaje, el porque no me deja hacer las cosas tranquilo y a mi manera. Ahora no puedo prestarle mucha atención a lo que ha escrito ya que sencillamente no lo merece, no puedo perder mi tiempo con ella. Guardo el móvil en el bolsillo de mi pantalón dejando la preocupación de lado, dejando sus palabras olvidadas, dejando que sus palabras únicamente se queden en el recuerdo de la memoria del celular, bueno al menos de momento no le tomo importancia. Un bulto se forma en mi pierna, el bulto del celular.

-¿Por qué demonios no puedo usar mis poderes contigo? –me sorprendo al escuchar su voz con mucha alteración, su voz que me vuelve a regresar al presente, al ahora, me regresa al cuarto del almacén en el que estoy, me saca de mis pensamientos. Y ya está despierta, sus ojos azules viajan por toda la oscura habitación estando muy confundida mirando, buscando quizás algún rostro que le resulte amigable, que le resulte un poco familiar. Lástima que eso no encontrará acá y las palabras de Alexis no ayudan mucho para que su confusión descienda.- Dime porque carajos no puedo ver tus recuerdos. –zarandea su cuerpo de una mala manera, posando sus frías manos sobre su hombre. La cabeza felizmente no choca contra la pared sino ya hubiéremos cumplido con la misión de una manera muy fácil y aburrida. Piero parece muy satisfecho por el acto que está presenciando muy cerca.- ¿Por qué carajos no puedo ver tus recuerdos? Maldita sea. Responde. Di algo. –

Deja de zarandear su cuerpo, sus manos se posan en sus rodillas a la vez que Anastasia pasado unos segundos logra concentrarse pero sin llegar a verme a mí, lo cual de alguna manera me molesta. Posa su mirada netamente en el rubio cuyos mechones cortos tapan su frente al tener el cabello rebelde. Ignorando por completo al otro chico que tiene una sonrisa en su rostro presenciado todo, solamente le falta las palomitas de maíz a Piero.

-Lo mismo yo me pregunto. ¿Sabes? –habla sonriendo, para sorpresa de los tres pues en lugar de entrar en pánico únicamente sonríe negando con la cabeza, muy calmada, relajada.- Todos los días la misma pregunta de siempre. –su castaño cabello largo se bata conforme niega. Sus azules ojos hacen conexión con los verdes de él que parece más pálido de lo normal, nuevamente me frustra que se miren así.- Me pregunto por qué yo no puedo volar. –

Piero rompe en una carcajada por el tono sarcástico que usa la extraña castaña que me ha sorprendido nuevamente, me ha sorprendido al no reaccionar como lo esperaba yo, por no reaccionar como una persona normal, ella no es normal. No comportarse como una persona lo hubiera hecho al estar secuestrada por tres extraños que no conoce de nada. Pero ella en vez de estar con pánico no se le borra aquella sonrisa de su rostro.

Sediento de ti (Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora