Capitulo Cinco

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Capitulo Cinco: "Mis Queridos Amigos" 

-¿Y ahora que haremos? –pregunta Piero recostando un poco de su peso sobre el hombro de Alexis que ni se inmuta permaneciendo aún sumergido en algún pensamiento, no le ha dejado de dar vuelta a las cosas todo lo referente de aquella mujer. Caminamos entre la niebla buscando como salir de este cementerio oscuro, siguiendo el rastro que dejo ella, dejamos atrás poco a poco la espesa oscuridad y aquella lápida. Yo yendo detrás de ellos también aún extrañado por la imagen de aquella mujer que por más que intento e intento no puedo hallar forma de quitármela de la cabeza, pareciera que su rostro, su cuerpo, su modo de hablar se han impregnado. ¿Qué demonios me está pasando?.- La noche aún es joven. –

Nadie responde a la pregunta de Piero quién refunfuña por eso, supongo que Alexis sigue pensando por qué no le ha podido hacer nada a Anastasia, que sabroso nombre pero será mucho mejor cuando la tenga muerte entre mis manos, sin ningún rastro de vida en su cuerpo y muy pálida con los labios resecos, la sola imagen de eso me comienza a excitar mucho. Caminamos únicamente con pasos robóticos sin ponerle ninguna importancia a los crujidos de las hojas secas destruyéndose ante nuestros pasos sin ningún miramiento. Los perros ladran a lo lejos, perros domésticos, no lobos pero los aullidos que liberan son muy parecidos a los lobos, escalofriantes que llenan solo un poco mi corazón de deliciosa furia pero no consiguen lograr espantar aquellos ojos azules que se repiten en mi mente, cuyo brillo resalta de entre mis oscuros pensamientos, los ojos azules de ella, los más hermosas que he visto. Niego con la cabeza de una manera lenta, moviéndola de un lado para otro espantando aquellos idiotas pensamientos, como dijo Elena no me debo dejar envolver por ella, debo mantener todo encerrado, todos mis sentimientos y ahora entiendo porque lo dijo, la belleza de Anastasia quiere ser la llave que deje libre todos los patéticos sentimientos humanos, eso no está bien y definitivamente nuca lo permitiré.

-No puede ser posible. –pronuncia Alexis en casi un susurro inaudible pero para mis oídos y para los del desganado de Piero es como si hablara en voz normal, la luna parcialmente luminosa oculta entre nubes grises baña nuestras espaldas otorgando un poco de brillos conforme nos acercamos a esa puerta de fierro desgastado abierta completamente por donde hace solo cortos minutos aquella mujer acaba de salir de acá. Salir como si verme a mí fuera de lo más normal, como si encontrarme fuera algo netamente casual como una persona que se conoce cualquier día y habiéndome rechazado como a cualquier puto ser humano, a mí nadie me rechaza pero al parecer ella ha sido la primera. Eso ha hecho únicamente que este juego sea más excitante, me saciaré de ella hasta dejar todo su cuerpo inútil.- Algo está mal con ella. –

Asiento con la cabeza poniéndome a su lado, caminamos los tres siguiendo unos pasos robóticos a la par que nos ponemos a pensar en qué está mal con la deliciosa señorita Steele pero por más que le busque alguna salida lógica –aunque no todo lo que me pasa tiene lógica- por más que le dé vueltas en mi cabeza no encuentro absolutamente nada que pueda ayudarme, mi cabeza es un hueco vacío, un agujero negro donde no se haya ningún tipo de solución más que sus labios rojizos.- Es simple. –anuncia Piero soltando un bostezo como si todo fuera de lo más aburrido, toma un suspiro seguidamente despegándose del cuerpo de Alexis a la par que nos detenemos entre dos degastadas y rotas lapidas cuyos nombres de las personas que se encuentran debajo de la tierra ha sido maltratadas el relieve causando que las letras que conforman el nombre prácticamente desaparezca. Todas las lapidas de este lugar parecen demasiado maltratadas, el cementerio parece un lugar más abandonado de lo normal, más solitario y bueno me gusta este aspecto terrorífico - Como lo dije antes no tiene instinto de supervivencia. –

Bufo a la vez que continuo mi rumbo pasando al lado de una araña que sube sobre su red de tela para ver a un mosquito que acaba de caer, nosotros nos parecemos mucho a esos animales, a las arañas que tejen una red para casar algún animal que caen prendidas en ellas, nosotros no tejemos ninguna red pero las personas que se topan con nosotros en algún camino, en cualquier circunstancia quedan prendidos y fascinados de nuestra belleza, por nuestra perfección haciendo nuestra alimentación sea algo mucho más fácil y en ocasiones algo aburrido... Claro, todas las personas menos la deliciosa señorita Steele.

Sediento de ti (Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora