Capítulo 26

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Podéis leer el capítulo con Heart of Stone de Iko, es con la canción con la que lo he escrito :)

POV TRISH

Me sentí tan vacía por dentro que no pude evitar esas ganas de llorar porque sabía lo llena que estaba. Tenía todo lo que la gente corriente deseaba tener, menos la cabeza en su sitio. Ésta deliraba continuamente, sin parar, sin poder pensar. Era una caja vacía. Estaba rellena de aire gélido. Pero la cabeza no dolía, era el pecho el que tenía un agujero que se hacía cada vez más grande, cada vez más lleno de porquería.

El trayecto hacia el hotel fue tan silencioso como una mañana de invierno, el viento helado visitando nuestros cuerpos. Louis sujetaba el volante con fuerza, sus ojos clavados en la carretera. Los tatuajes de sus muñecas se contraían junto al relieve tenso de sus prominentes venas.

Quería hacer que esto parara, que terminara esta etapa. Pero no sabía qué etapa. Me sentía estúpida. No sabía nada y odiaba vivir en la incertidumbre. Odiaba la situación. Me odiaba a mí misma.

Louis no decía nada. Y no le culpaba, solo me culpaba a mí. Pero no podía hacer nada. Cuando la culpa era tan grande, te paralizabas.

A lo lejos vi las luces brillantes del hotel y agaché la cabeza, incapaz de mirar a la luz cuando todo lo que había en mi interior era oscuridad. Aparcamos el coche en el garaje y, nada más bajar, Louis me dio su móvil.

—Llama a Harry —murmuró sin mirarme a la cara.

Maldije por lo bajo al darme cuenta de que se me había olvidado lo más primordial con todo este lío. Me odiaba.

Comencé a andar hacia la puerta al ver que Louis sacaba las cosas y desbloqueé el móvil. Tenía tres llamadas perdidas de nuestro amigo. Marqué el número y esperé. La voz desesperada de Harry pronto invadió mi campo auditivo, exclamando cosas sin sentido y que poco entendía por la mala cobertura del teléfono en el garaje en un día de lluvia.

—¿Dónde estás? —chilló, después de haberme contado cómo había tenido que meterse en un bar con todas las maletas mientras esperaba a que alguien le cogiera el teléfono.

—No estoy en casa.

—¡Ya! ¡Créeme que doy fe de ello! Pero te he preguntado dónde estás, no dónde no estás —me di cuenta de que mentir a Harry sería una pérdida de tiempo. Ya me había mentido suficientes veces a mí misma, no podía seguir mintiendo a los demás.

—Estoy en Edimburgo.

—... ¿Qué? —musitó y se quedó en silencio durante unos segundos—. ¿Edimburgo? —sonaba enfadado—. ¿No crees que podrías haberme comentado tu cambio de planes antes de...?

—¿De que me dijeras que ibas a ir a Londres? —le corté tratando de mantener la compostura—. ¡Oh, sí! ¿Cómo se me ha podido olvidar?

La presente situación estaba sacando lo peor de mí. Mi horrible carácter.

—Deja la ironía para otro día, Trish.

—¿Cómo iba a saber que ibas a venir a Londres? —le escuché suspirar con pesadez.

—Estás con él, ¿verdad?

Mi silencio fue una respuesta más que suficiente, pero el suyo fue algo que no me esperaba.

—Espero que sepas lo que estás haciendo —la dureza en su tono envió mariposas a mi estómago, y no de la forma más bonita, precisamente.

—¿Qué vas a hacer esta noche? —intervine, obviando su comentario. No podía mantener esa conversación en ese momento—. Puedo llamar a una amiga para que vayas a su cas...

Fast: IgnitionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora