Capítulo 28

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POV TRISH

La forma en la que me estaba mirando Harry no tenía nada que ver con la forma en que me habían mirado esta mañana mi madre y Aden. Estaba tranquilo, parecía sereno, pero le conocía lo suficiente para saber que había algo más detrás de esos zafiros. Las marcas bajo sus ojos estaban tan pronunciadas como las de Aden y me moría por saber qué se ocultaba tras esas bolsas.

—Habla, entonces.

Vi cómo tomaba una gran bocanada de aire y tragaba saliva.

—Nos han dicho que no podemos hablar contigo porque necesitas tranquilizarte, pero te conozco demasiado como para saber que no estarás tranquila hasta que te digan lo que quieres saber.

La serenidad de su voz ayudó a que mis emociones no salieran disparadas como lo habían hecho aquella mañana.

—Primero debería contarte cómo...

—¿Dónde está Louis? —le interrumpí.

No quería rodeos. Sentía un universo entero engulléndome. Quería que me dijera lo que quería saber, tanto si era bueno, como si era malo. Cualquier cosa era mejor que vivir en la incertidumbre. Había pasado un día entero para que me diera cuenta de ello. Me miró a los ojos y éstos conectaron cómo nunca habían hecho.

—Louis no está aquí.

Mi cuerpo se tensó al instante, y es que no sabía cómo interpretar esas palabras.

—¿Qué quieres decir con que Louis no está aquí? —la parsimonia con la que hablaba me exasperó.

—No está en el hospital. Está fuera ya.

—¿Fuera? ¿Entonces está bien? ¿Dónde está? —repetí de nuevo, ansiosa por saberlo todo.

—Escúchame, Trish, por favor. Acabas de salir de un coma. No puedes recibir toda la información de golpe. He venido aquí para decirte cómo está él, pero no me pidas más de lo que puedo contarte porque puedes salir malparada. Créeme. Lo he visto. He visto casos como éste.

—¿Pero dónde está? ¿Por qué no ha venido?

—Está descansando, Trish —sus labios esbozaron una pequeña sonrisa—. Aunque te envía recuerdos. Estaba muy preocupado por ti.

—¿Está bien? —pregunté reteniendo todo el aire en mis pulmones.

—Sí —solté ese aire como si de una tonelada se tratase—. ¿Estás más tranquila ya?

—Supongo —respiré—. Gracias, Harry —mi amigo asintió con la cabeza y, daba igual cuantos años o accidentes pasaran, Harry siempre estaba ahí para sacarme de cualquier callejón sin salida.

—Tengo entendido que mañana vendrá el doctor y te hablará de todo lo sucedido, así que el resto lo dejo para él —asentí suavemente con la cabeza. Todavía sentía mi corazón dando fuertes golpes contra mi pecho pero, poco a poco, notaba cómo se iba calmando.

—Lo que más me preocupaba era Louis.

—Lo sé —me cogió de la mano y la apretó con cariño—. Duerme un rato, te vendrá bien. No queremos perderte de nuevo.

Su mano rozó mi frente con cariño, apartándome el pelo del rostro. Me sentía sucia, tenía la necesidad de darme una ducha pero eso a Harry no parecía importarle. Sus brazos pronto me envolvieron en un abrazo que me despojó de todos los miedos. Tal vez debería hacerle caso y centrarme más en mi recuperación, ahora que sabía que Louis estaba bien. Se separó y, tras depositar un beso sobre mi frente, se marchó tan sigilosamente como había entrado.

Fast: IgnitionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora