Capítulo 13

370 39 4
                                    

En toda la noche, Diana apenas pudo cerrar los ojos, las palabras de Oriol habían quedado grabadas a fuego en sus pensamientos, ¿Qué mal podría estarlos acechando? Definitivamente era algo que solo el tiempo podría responder.

-¿Amorcita?- llamó Leónidas al otro lado de la puerta mientras daba suaves golpes sobre esta.

La muchacha se removió entre las cobijas y pasó ambas manos por su rostro antes de responder.- pasa papá.- En cuanto entró en la habitación se sentó en la cabecera de la cama de la joven y ella pronto apoyó la cabeza sobre el regazo de su padre mientras este le acariciaba el cabello.- ¿Qué hora es?

-Alrededor del mediodía, como nos acostamos de amanecida no quise despertarte antes.

Ella sonrió.- hiciste bien, porque tenía demasiado sueño. Me daré un baño y luego bajaré para que almorcemos ¿de acuerdo?

-Claro que si cariño, pero intenta no tardar demasiado, por lo que me dijeron los Alfas de Orión y Scorpius se irán relativamente temprano, después de almuerzo y los otros Alfas a excepción de André y los de su manada, se fueron hoy temprano, dijeron que los disculpases, pero que sus manadas esperaban. Y ambos dejaron mensajes para ti, Oriol dijo que no olvidases lo que te había dicho y Lucas que la práctica quedaba pendiente para cuando fueras a visitarlo.- dijo con una sonrisa antes de ponerse de pie y desaparecer tras la puerta que daba al pasillo de las habitaciones en el segundo piso.

Se dio un baño rápido, siguiendo todos los pasos acostumbrados, lavó sus dientes y cuando ya estuvo vestida se dispuso a bajar para compartir con todos. El almuerzo fue sumamente ameno, pero alguien faltaba, su hermana, supuso que aun debía estar dormida, por lo que no hizo ningún tipo de comentario. Después del espectáculo del día anterior, era lo más lógico que su padre no la hubiese despertado temprano.-Mi padre me comentó que marcharían hoy.- se atrevió a decir Diana a Esperanza mientras todos estaban sentados en una de las tantas salas de estar que habían en la casona, esta era una de las favoritas de Diana, ya que ella misma había ayudado en la decoración, la cual tenía un aspecto bastante rustico, con una gran chimenea de piedra, cortinas verde oscuras sofás marrones de cuero, una gran alfombra negra y dos grandes asientos con aspecto antiguos era lo que resaltaba en el salón, pero también habían múltiples cuadros y mesas con antigüedades. Los hombres hablaban de asuntos de política, mientras ellas se mantenían al margen, si bien desde ahora ella era la Alfa, tampoco le pediría a su padre que se alejase de las labores que acostumbraba a realizar, es más, si la situación se pensaba fríamente, el único cambio notable es que desde ahora en adelante cualquier decisión pasaría primero por ella.

-Sí, la verdad es que aunque no lo queramos así, es algo que debemos hacer. Tenemos planeado pasar a quedarnos a casa de mis tíos Pedro e Isabel en la manada Scorpius y como no podemos estar mucho tiempo fuera, debemos partir de inmediato.- respondió esta con cierta tristeza.- ¿Podríamos salir a dar un paseo? El encierro me ahoga.

La muchacha pronto se puso de pie.- sí, claro, ven conmigo.- dijo al tiempo que pasaba junto a su padre y pasaba una de sus manos por sobre sus hombros, gesto ante el que Leónidas sonrió. Nunca se imaginó que alguna vez podría sentir un lazo más fuerte que el que tenía con Samanta, pero después de ver por primera vez a su pequeña comprendió que estaba en un error, la pequeña era una extensión del mismo y a la vez una extensión de Samanta, la amaba con todo su ser, no podía ser de otro modo, por esa razón nunca había comprendido porque su compañera no se sentía del mismo modo ante su hija mayor, ni siquiera había querido hacerse cargo del vestido que la chica había usado durante la ceremonia, había tenido que hacer él, solo todas las compras y preparativos para ese día. Las jóvenes llegaron pronto al jardín, sobre todo por la urgencia de aire fresco que se veía en el rostro de Esperanza.- ¿Te encuentras bien?- preguntó mientras caminaban sobre el césped para luego sentarse sobre este.

Deber de AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora