-Levanta tu espada, ella es parte de ti, una extensión de ti mismo, ¡no es algo que te estorbe, Beltrán!- Diana prácticamente gritó las últimas palabras, sabía que no era culpa de ellos no haber sido entrenados, pero realmente el hecho de que Beltrán fuese incapaz de blandir una simple espada por decir lo menos era inquietante. No porque ella hubiese deseado que fuese un gran guerrero ni nada por el estilo, eso era lo que menos le interesaba, Beltrán era todo lo que ella pudiese desear o soñar, pero el imaginárselo prácticamente indefenso ante guerreros experimentados la llenaba de pavor, ¿y si llegaban a lastimarlo o incluso algo peor? No sería capaz de soportarlo, pero claro, como la muchacha pocas veces reconocía sus miedos, incluso a su propio mate, prefería mostrarse enfadada, impaciente y desesperada.
-Eso intento, es solo que parece más fácil decirlo que hacerlo.- replicó Beltrán frustrado por su desempeño en el campo de entrenamiento improvisado. Ya llevaba algunas semanas entrenando arduamente y aún no veía resultado alguno en su desempeño.
-¡Pues tendrás que aprender!- ella golpeó su espada con fuerza contra de la de él, este resistió el ataque tanto como pudo, si bien era fuerte, su falta de experticia le jugaba en contra a la hora de blandir espadas contra Diana. El sonido metálico fue estruendoso y cuando las armas se separaron con el fin de volver a estrellarse una contra la otra, una fuerte risotada hizo que la muchacha se girara dando la espalda a Beltrán sin alguna preocupación. Al principio estaba molesta por el hecho de que alguien se estuviese burlando de Beltrán, pero en cuanto se giró, sus ojos inmediatamente se inundaron de lágrimas, emoción que en primera instancia no pasó desapercibida para el Omega, luego fue visible para todo aquel que se encontrara entrenando o en el intento de hacerlo.
-Insisto en que las armas no son cosas de niñas.- dijo el recién llegado con tono socarrón.
Diana echo a correr a su encuentro y sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre él en un abrazo que los dejó a ambos tumbados sobre la nieve, al tiempo que ella lo abrazaba y lloraba desconsoladamente.- ¡Barack! Hermano, no creí que volvería a verte.- sollozaba la muchacha con ambos brazos alrededor de la nuca del joven, mientras él frotaba sus manos en la espalda de ella intentando consolarla.
-Estás más sentimental que antes ¿no crees?- rio mientras se incorporaban, la única respuesta que recibió por parte de ella fue un golpe en el hombro que lo hizo perder nuevamente el equilibrio y caer sobre la nieve por segunda vez.- Recorro millones de kilómetros solo por verte ¿y así es como me recibes?
Diana rodó los ojos ante la exageración de Barack.- ¿millones de kilómetros? Embustero.- sentenció antes de ponerse de pie y extender su mano para ayudar al joven a levantarse.
El recién llegado examinó el aire, moviendo su nariz de un modo gracioso y digno de un can, hasta que identificó en olor extraño que percibía.-Hueles distinto pequeña, hueles a...
-Mate.- respondió ella con una sonrisa triste y bastante avergonzada.
La mirada de Barack se volvió por un momento dura y al siguiente nostálgica.- ¿Mate?- preguntó intentando asimilar aquella respuesta.-siempre pensé que... bueno, ahora las cosas han cambiado, supongo que es normal, esto podía ocurrir, siempre fue una opción.
Ella no tuvo que hacer grandes esfuerzos por comprender aquellas palabras, él estaba pensando en Dante, al igual que ella en ese momento.- Las cosas cambian y las personas junto con ellas.
Pasos apresurados acercándose hasta ellos se escucharon antes de que alguien carraspease fuertemente tras de ellos. A la joven no le fue necesario voltear para notar de quien se trataba. Beltrán, tan posesivo y celoso como se mostraba hace ya algún tiempo cuando un macho se le acercaba, estaba parado justo atrás de ella. Últimamente, su sobreprotección había tenido que ceder un poco ante los entrenamientos, aunque se debe reconocer que costó mucho que se hiciera a la idea de "tener que compartirla".
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Deber de Alfa
Werewolf"-Desde pequeña fui criada para algún día ser el Alfa de la manada de mi padre y el momento ha llegado. Ahora he de hacer cumplir y respetar las leyes de mis antepasados. En especial una, la principal, la lealtad de la manada para con su líder. Cual...