Capítulo 22

295 33 8
                                    

Ambos se sentaron al interior de una de las tiendas, ahora la muchacha llevaba una larga falda azul y una polera violeta que dejaba al descubierto uno de sus hombros, ambos eran de tela suave y liviana, aunque no por eso dejaban de ser abrigadoras, algo bastante bueno teniendo en consideración que pocos kilómetros más arriba caía nieve, aunque eso es algo bastante común, ya que estaban en una zona aledaña a la cordillera y la llegada del invierno era inminente, en estos terrenos aún se podía cazar, por eso habían movilizado su campamento hasta estas zonas, donde estarían hasta el cambio de estación.

-¿Este territorio a que manada pertenece?- se atrevió a preguntar Diana a un Noe al parecer bastante cansado, ya que antes de responder se recostó, era evidente que no querría recordar la discusión con su hermano, así que la muchacha intento distraerlo un poco.

El dio un largo suspiro antes de girarse a ella para responder con una de sus encantadoras sonrisas, a veces la joven tenía la impresión, por más egocéntrico que eso suene, de que con solo mirarla su humor mejoraba, o al menos eso era lo que él demostraba.- En si todo el territorio pertenece a la manada Draco, aunque este está dividido a su vez en territorios que pertenecen a otras manadas, por ejemplo, donde nos encontramos ahora es únicamente de la manada principal, sin embargo si andas algunos kilómetros más a la cordillera llegarás al territorio de la manada Scorpius.

-¿No les era más fácil pedir alojo a esa manada por la temporada?- preguntó ella de un modo curioso e imitando un gesto de Noe que parecía habérsele contagiado, es que simplemente no podía evitar ladear la cabeza a uno de los dos lados cuando preguntaba algo al chico.

Él apretó los labios y luego los humedeció antes de responder, parecía meditar la pregunta o quizás solo buscaba alguna respuesta convincente.- No tenemos una muy buena relación con esa manada.- fue lo que se limitó a responder, realmente eso no hizo más que despertar la curiosidad de la joven, pero no quería ser inoportuna.- Se me ha ocurrido algo, ¡ven!- dijo el muchacho al tiempo que se ponía de pie prácticamente de un salto antes de tomar su mano y salir corriendo con ella a rastras.- vamos de cacería, nos servirá para relajarnos, será divertido, te lo aseguro.

-No tienes que convencerme de nada.- rio ella.- muero de ganas de cazar.- después de eso, salió corriendo a toda velocidad al bosque, intentando de mantener la mayor tela posible entre sus manos, ya que le costaba bastante correr con aquella falda tan larga.

****

-¡Nómades!- bufó Beltrán molesto.- todo el tiempo fastidiando, creyéndose mejores que otros, no los quiero en estas tierras. Todos saben los problemas que se han tenido en especial con esa manada del norte, incluso Leónidas los quiere lejos.

Saúl, quien se encontraba sentado, hasta ese momento no había dicho absolutamente nada y se limitaba a mirar a su primo, quien caminaba de un lado a otro de la habitación encolerizado, realmente nunca, hasta ese momento, se había preguntado a que venía tanto odio por parte del muchacho.- ¿De qué va todo esto Beltrán?- preguntó con calma.

Su primo detuvo su andar para mirarlo directamente a los ojos, mientras tomaba asiento en uno de los sofás del despacho intentando calmarse.- simplemente no me gustan, creyendo que van sin reglas por el mundo, como si eso fuera posible, todos dependemos de algo, no podemos hacer simplemente lo que nos plazca y ya. Todo acto incluye consecuencias, incluso para ellos Saúl y eso es algo que no comprenden.

-¿Tiene tu actitud algo que ver con lo ocurrido hace años?- preguntó Saúl, convencido de que haría soltar las verdaderas razones de su comportamiento a Beltrán.

Ante la mención de "lo ocurrido hace años" la expresión de Beltrán se volvió aún más dura, algo que parecía imposible hasta ese momento.-De no haber sido por esa loba nómade Katia estaría con nosotros. Era un ser incivilizado que no supo controlarse a si mismo, es normal que no los quiera cerca de mi familia nuevamente.

-Sabes que eso fue un accidente Beltrán, esa loba ni siquiera sabía lo que hacía, actuó por instinto y...

Beltrán se puso de pie de forma brusca antes de responder con los ojos cristalinos.- Mi hermana estaría viva de no ser por esa bestia. ¿Y tú pretendes que yo reciba a más de su calaña con los brazos abiertos?

-No es eso lo que te pido Beltrán y lo sabes, pero ni siquiera se trata de la misma manada, además cuando me ausenté, hace un mes ¿lo recuerdas?- su primo solo asintió.- me encontré con el alfa de esa manada, ellos no parecen ser malos, los nómades no son malos, no puedes juzgarlos a todos por un error que cometió solo uno de ellos.

El joven volvió a caminar de un lado a otro bajo la mirada atenta de su primo, realmente eran como hermanos, se habían criado juntos y eran capaces de entender lo que le sucedía al otro con solo mirarlo, por eso en ese momento Saúl entendía como se sentía, Katia también había sido como una hermana para él y Esperanza, su partida había sido dolorosa, pero lo que Beltrán hacia estaba mal.- Para mí no fue uno de ellos Saúl, fueron todos. Sus profecías y estupideces podrían haberla salvado, una orden de su Alfa habría frenado a la bestia, pero nadie hizo absolutamente nada.- en ese momento el joven comenzó a pasar las manos por su cabello en un acto que indicaba la frustración que lo abordaba en ese momento.- Se lo advertí, le dije que solo podría estar protegida aquí, en su manada. Le dije que no intentara estar con alguien que ya había encontrado a su mate Saúl, pero no me escuchó, ella estaba tan ciega y...

Saúl se puso de pie y zamarreo a su primo tomándolo con fuerza de los hombros antes de que terminase de hablar.- Estaba enamorada hombre, no se puede hacer nada contra eso, quizás él no era su mate, pero te puedo asegurar que se amaban como si lo fueran. Él incluso rechazó a su hembra por estar con Katia, ¿no te parece esa una muestra de amor suficiente? ¿Serías tú capaz de hacer algo así?

-Su elección convirtió a mi hermana en cenizas.- respondió este de forma seca.

La puerta del despacho se abrió de golpe, dando paso a una Isabel totalmente fuera de sí, sus ojos estaban rojos al igual que su nariz, su mentón temblaba y su labio inferior luchaba por no convertirse en un puchero. Tanto Saúl y Beltrán por decir lo menos se abalanzaron sobre la mujer para ver que le ocurría, pero antes de que cualquiera de los dos pudiese responder algo ella habló.- Es Susi.- rompió en sollozos.- no está en la casa, Pedro, Cristobal y Travis la están buscando, pero no dan con ella ni con su rastro.- volvió a sollozar, para seguir hablando, esta vez de un modo atropellado, que terminó en un llanto desesperado.- Comenzó a nevar, cualquier rastro de ella se perderá pronto. ¡Por la diosa! ¡Mi bebé! No podría perderla, no después de...

-La encontraremos.- intentó tranquilizarla su hijo mayor, luego se volvió a su primo para añadir.- Saúl debemos armar un escuadrón de búsqueda lo antes posible, se debe barrer todo el perímetro, tiene que aparecer antes del anochecer.- Dicho esto todos salieron corriendo del despacho, cada uno intentado ayudar a su manera. Además de que el rastro sería eliminado por la pronta caída de la nieve, también estaba el factor que con los nevazones anteriores lo más probable es que al llegar la noche a la niña le diese hipotermia, teniendo solo cinco años aún no ha desarrollado los instintos de supervivencia del lobo, debían darse prisa.

_________

Sé que es bastante corto, pero en realidad es un pequeño regalito por la paciencia que me tienen, siento que se los debía por haberlos hecho esperar demasiado la vez pasada. Los quiero un montón Lobeznos y espero dejen sus comentarios diciéndome que opinan, ya saben, me encanta saber lo que piensan al respecto, les deseo un excelente día y besos. Bye :)

Este capitulo es especialmente para ti FireflyAlice porque sé que lo que viene te encantará. 

Deber de AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora