Capítulo 24

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La muchacha despertó entre un manojo de sabanas húmedas, sentía como una tela espesa y mojada se ceñía a su frente, aplastándola. Cuando reparó en sus ropas intentó incorporarse, llevaba puesta una polera de hombre que no recordaba a quien pertenecía, una punzada de dolor se instaló en su hombro izquierdo en el momento justo en que se apoyó sobre ese brazo, recordaba haberse lastimado, pero no sabía ni siquiera en casa de quien se encontraba. Su brazo tembló para luego doblarse y hacerla caer nuevamente de espalda sobre la cama, quitó el paño de su frente y lo arrojó a un lado bufando, detestaba sentirse débil e inútil, más cuando estaba en un lugar donde no recordaba nada con exactitud.
-Mi hermano dijo que no dormiste muy bien.- la voz chillona de la niña la sobresaltó, por alguna razón no se había dado cuenta de su presencia en la habitación hasta ese momento, por lo que dio un pequeño saltito en cuanto la escuchó.
-¿Tu hermano?- preguntó extrañada, recordaba a un joven que había estado con ella durante toda la noche, pero no parecía más que el vago recuerdo de una alucinación, no sería la primera vez que le ocurría.
La niña, quien se encontraba a los pies de la cama apoyada sobre sus rodillas se rio y luego se dejó caer hacia un lado sin tener ningún reparo en que podría haberse lastimado.- Ya sabes, Beltrán.- luego la niña se puso seria y la miró con los ojos muy abiertos.- Estas en su cama, deberías saber quién es.
-¿En su ca-cama?- tartamudeo Diana antes de sentarse de golpe y mirar asustada en todas direcciones.- ¿y ahora dónde está?
-Está abajo, hoy vino un chico de cabello largo, el mismo de anoche, intentó pasar a verte, pero mi hermano no lo dejó, así que después de casi golpearse siguieron discutiendo abajo, creo que aún están allí.- La imagen de Noe fue lo primero que vino a su mente, seguro era él quien quería verla. Pero ¡¿quién demonios se creía ese Beltrán para no dejarlo pasar?! Puede que esa haya sido su casa, pero eso no le daba ningún derecho sobre ella, si solo se conocían hace un día, era todo lo que la joven podía preguntarse en ese momento.
-¿Sabes dónde hay un baño pequeña?- la niña no dijo nada, se limitó a levantar su dedo índice para señalar una puerta blanca que se encontraba a un costado de la habitación.- gracias.- dijo Diana mientras se levantaba y se dirigía hacia aquel lugar. Una vez dentro se dio cuenta que estaba totalmente hecha un desastre, marcadas ojeras se habían formado bajo sus ojos, por no mencionar lo pálida que se encontraba su piel, incluso sus labios habían perdido color, cualquiera que la hubiese visto habría creído que se trataba de alguna especie de muerto viviente. Incluso su cabello lucia extraño, estaba completamente enmarañado y sucio, mientras que su piel estaba completamente pegajosa. No tenía idea de lo que había pasado la noche anterior, lo que tampoco era una muy buena señal, solo recordaba un exquisito olor, una voz que parecía adormecer todos sus sentidos y el rostro de aquel hombre, Beltrán. En ese momento no entendía
nada de lo que había ocurrido, es más, de todo lo que tenía absoluta certeza era que necesitaba darse una ducha con urgencia, sin importar en casa de quien estuviese, se sacó la camiseta gris que llevaba puesta y pudo apreciar una herida con puntos que ya estaba cicatrizando, vaya que le habían jugado una mala pasada esos lobos, pero al menos le quedaba la satisfacción de saber que la pata fracturada había dolido.
Dio el agua de la regadera y se metió bajo en chorro de agua, la herida ya había formado costra, así que no fue necesario tener demasiado cuidado en cuando a que no se mojase, aunque de todos modos dolía cuando el agua o algún químico como el shampoo o el jabón entraba en contacto con ella. Trato de terminar lo antes posible, ya que quería poder ver y hablar con Noe antes de que este se fuese, incluso tenía pensado volver a la manada con él, pero luego recordó el hecho de que Nadir desconfiaba de ella y que por nada del mundo la quería cerca y desechó la idea, de seguro ahora debería emprender su viaje en solitario, quizás convertirse en un Rogue no sería una mala idea después de todo o quizás la joven de la noche anterior le ayudaría a averiguar más sobre su vida antes de ser encontrada por Noe, aunque no estaba del todo segura en querer averiguar quién era. Nadir había mencionado que la hija del alfa Leónidas había asesinado a su hermana menor, y el joven, Saúl, había dicho que ella era hija de ese alfa, por lo que solo había dos opciones y ninguna de ellas le gustaba. O bien su hermana había intentado asesinarla a ella o ella había dado muerte a su hermana, y desgraciadamente la más probable era la segunda, de ese modo se explicaría la joven muerta de sus visiones.
Absorta en sus horribles pensamientos como estaba, no escuchó cuando la puerta del baño se abrió y solo se dio cuenta que alguien había entrado al cuarto de baño cuando ese "alguien" habló.- Diana traje estas toallas, útiles de aseo y ropa limpia para ti.- la voz de la joven de la noche anterior llegó a sus oídos prácticamente como música melodiosa y conocida.- la dejaré sobre el mueble que esta junto al lavamanos.- estuvo a punto de agradecer cuando escuchó la puerta cerrarse.
Tras salir de la regadera, secar su cuerpo y envolver su cabello en una de las toallas, se vistió con la ropa que la joven había llevado para ella, todo parecía ser de su talla, topa interior blanca, unos jeans oscuros y ajustados que hacían notorios cada uno de los músculos de sus piernas, una polera gris demasiado ajustada a sus senos para su gusto, ya que hacían ver a estos más abultados de lo que ya eran, pareciendo que luchaban por salir, botines negros sin absolutamente nada de tacón, lo cual sus adoloridos pies agradecieron y un suéter también negro de cuello subido que le daba un aspecto aún más pálido a su piel. Tomó el cepillo de dientes que la muchacha había dejado junto a la ropa y cepillo muy bien sus blancos dientes, aunque no le gustase, lo último que sus labios habían tocado había sido sangre de aquellos lobos y a pesar de que había enjuagado su boca, el sabor de la sangre parecía no querer desprenderse, por lo que agradeció mentalmente a la joven haber recordado el cepillo dental, al igual que el cepillo para su cabello, el cual estaba bastante enmarañado.
Una vez estuvo lista salió del cuarto de baño y se encontró con la pequeña niña durmiendo sobrela cama, seguramente la espero a que saliera del baño, pero como tardó demasiado, terminó por quedarse dormida en la espera, cogió una manta que había en un sofá cercano a la cama y cubrió a la niña. Pensó que Noe ya no estaría, pero comprendió que estaba en un error tan pronto como salió de la habitación y escuchó voces masculinas que discutían en la planta baja, siguiendo el sonido de estas bajó lo más sigilosamente que pudo, por un lado intentaba no ser inoportuna, mientras que por el otro, quería entender el por qué de la discusión.
-Me da exactamente igual lo que haya ocurrido entre ustedes en el pasado, pero quiero que entiendas que ya no tienes ningún derecho sobre ella.- dijo un hombre que por el tono de su voz estaba bastante cabreado, aunque intentaba controlarse.
-No entiendo a qué te refieres con "lo que haya ocurrido entre ustedes", pero si estoy aquí es porque mi deber es protegerla. ¿Lo entiendes?- dijo Noe, quien intentaba hacer ver su punto de vista.
-Ella no necesita de tu protección, aunque de todos modos no creo que fuese de mucha ayuda. ¿Olvidas que tu hermano también dijo que protegería a Katia? Todos sabemos en lo que terminó su protección.- Diana no comprendía de lo que hablaban, solo sabía que a Beltrán le dolía hablar de aquel tema, no solo era el tono de voz que utilizaba, sino también la sensación que producía en ella el escucharlo hablar así, quería correr a sus brazos y decirle que desde ahora en adelante todo estaría bien.
-Lo de Katia no tiene nada que ver en esto Beltrán, y de todos modos bien sabes que no fue culpa de Nadir nada de lo que ocurrió y muchos menos mía, Elsa estaba fuera de sí, no escuchaba a nadie, estaba cegada y...
-Claro que fue tu culpa y la de toda tu maldita manada, nadie fue capaz de calmar a la bestia o quizás siquiera nadie lo intentó, mi hermana está muerta y es por culpa de la manada Andrómeda completa, incluso de Oriol. Tu padre además de alfa tiene sueños premonitorios ¿no? La loba blanca le predice las desgracias que están por venir, ¿qué hizo él por salvar a mi hermana?, absolutamente nada.- Beltrán tomó aire antes de continuar, ahora un poco más calmado.- Ya te lo dije y lo repito, Diana no saldrá de aquí y si de mí dependiera ella no volvería a verte ni a cruzar palabra alguna contigo o cualquiera de los nómades, pero esa es una decisión que solo le corresponde tomar a ella.
No había comprendido muy a que tema se referían, solo sabía que la hermana de Beltrán había muerto y que este culpaba a Nadir, el hermano de Noe por la tragedia, además, que todo había ocurrido por Elsa, la mujer que Noe había mencionado frente a su hermano en medio de la discusión. Pensó en quedarse de pie en los primeros escalones como lo había hecho hasta el momento y así averiguar de qué iba todo eso, pero no quería que la descubriesen espiando y aprovechando que aún no lo habían hecho y que nuevamente la conversación se basaba en ella, comenzó a descender nuevamente, esta vez haciendo que sus pasos fuesen sonoros.
Noe prácticamente corrió a los pies de la escalera para encontrarse con ella.- Bandurria estas...
-Deja de llamarla así por un demonio, no es una jodida ave.- bufó Beltrán molesto mientras se acercaba a ellos.
La joven se acercó a él y posó su mano derecha sobre el brazo desnudo de este, inmediatamente el contacto entre ambos envió chispas de electricidad invisibles a sus cuerpos, aunque no eran desagradables, sino todo lo contrario, el estómago de Diana se contrajo y luego un escalofrío recorrió su espalda e incluso su pecho, supo por la mirada que Beltrán dirigió ella que él sabía lo que ella estaba sintiendo en aquel momento.- Tranquilo, es solo un apodo y ni siquiera sabía lo que significaba hasta ahora.- dijo dedicándole ahora una sonrisa a Noe. Hubiese deseado también poder acercarse a él, darle un abrazo y agradecer todo lo que había hecho por ella en estos últimos días, pero lo consideró inoportuno. Beltrán era sin exagerar su otra mitad, todo en ellos se complementaba, lo cual puede sonar bastante cliché considerando que se conocían hace solo un día, pero sus cuerpos reaccionaban instantáneamente al contacto del otro, ahora entendían lo que era estar conectado y destinado a una persona. Diana, quien no tenía más que simples y vanos recuerdos de lo que había sido su vida, dudaba que pudiese sentir algo así con otra persona y le daba igual saber lo que antes había sido su vida e historia, lo tenía a él, no necesitaba nada más. Mientras que Beltrán, por fin sabía porque había valido la pena esperar, no es como si fuese virgen, pero jamás se había comprometido con nadie y eso fue porque nunca perdió la esperanza en que la encontraría, ahora sabía que jamás la dejaría ir, ella era su todo, no le importaba su pasado y esperaba que a ella tampoco le importase el de él, aunque había algo que le dolía, ella no había esperado por él. Recordó aquella noche cuando supo que ella estaba con otro y rompió aquel espejo, ahora, aunque no lo dijese abiertamente, estaba convencido de que ese "otro" había sido el imbécil de Noe, por eso no descansaría hasta lograr que ese nómade se alejase de ella para siempre.
-Decidí llamarte así cuando te encontré en el río.- comenzó a decirle Noe a Diana, tratando de explicar el por qué de tan curioso sobrenombre.- No sabía de donde venías ni tampoco a donde te dirigías, fue por eso que decidí llamarte así "Bandurria" que significa ave migratoria, es curioso ¿sabes?, porque en el fondo sabía que tan pronto y repentinamente como llegaste te marcharías, y entonces yo te perdería.
Las palabras a oídos de Diana sonaban más bien como una despida, lo que realmente era, mientras que para Beltrán sonaba como una declaración de amor, hasta ese entonces, había creído que eso de que los licántropos son celosos con sus compañeras era prácticamente un mito, ahora, que él tenía a su compañera allí, junto a él y veía a otro macho cerca de ella se daba cuenta que no había nada más cierto, y que detestaría a cuanto hombre se volviese a mirarla.
-Nunca me perderás.- respondió Diana alejándose de Beltrán para dar un paso hacia Noe, en cuanto lo hizo se dio cuenta de que había cometido un error, Beltrán comenzó a gruñir molesto, al tiempo que daba un paso hacia la joven, pegando su pecho a la espalda de ella, intentando que el contacto físico entre ambos le ayudase a controlarse, aunque eso le era prácticamente imposible, esas emociones eran totalmente nuevas para él y no dudaba en que tardaría un poco en poder acostumbrarse a ellas, si es que algún día lograba hacerlo.- Siempre seremos amigos y podrás contar conmigo, tal como yo pude contar contigo.- Siguió diciendo Diana, quien no quería comportarse de un modo frío con Noe después de todo lo que él le había ayudado, pero por otro lado tampoco quería darle un incentivo extra a los celos de Beltrán, así que debía actuar con sumo cuidado.
-Gracias y espero que algún día volvamos a vernos.- dijo Noe mientras le daba un breve abrazo a modo de despedida.
"Si de mí depende eso no ocurrirá" dijo Beltrán a Diana mediante el vínculo mental que existía entre ellos, este podría haberse creado porque indirectamente pertenecían a una misma manada, así que podían comunicarse de este modo, ya que aún no se había "consumado" la unión entre ambos, así que esa opción quedaba descartada.
-Eso espero Noe.- respondió Diana al joven antes de apartarse un poco de él.
La vista del joven se encontró ahora con la gélida mirada de Beltrán.- No diré que fue un gusto verte, pero quedo tranquilo porque se ella está en buenas manos, no permitas que nada le ocurra.- más que como un consejo las últimas palabras sonaron más como una amenaza, sin embargo Noe extendió su mano en señal de paz. Beltrán, quien no tenía intención alguna de tomar la mano del joven, decidió hacerlo cuando se encontró con la mirada casi suplicante de Diana fija en él.
-Te aseguro que nada le va a ocurrir estando a mi lado.- el tono de acusación en el tono de Beltrán era innegable, pero al menos dijo eso y no algo que habría podido causar una nueva discusión.
Noe se alejó y caminó hasta la puerta, donde una vez hubo abierto esta se volvió para dirigir una última y triste mirada a la joven.- Adiós.- masculló antes de salir.
-Hasta pronto.- susurró ella cuando él ya no estaba para oírle.
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Después de que Noe se marchase, Beltrán invitó a Diana a casa de sus padres, con la excusa de que debían llevar a Susi, su hermana menor, aunque la verdadera razón era que moría de ganas por presentarla ante ellos, a cada minuto que pasaba quedaba más prendado de la personalidad de la joven, era alegre, simpática, bromista y parecía llevarse de maravillas con toda su familia.
-Entonces Diana, no nos has dicho ¿de dónde vienes?- preguntó el padre de Beltrán con curiosidad. Ante la pregunta, todos quienes estaban en la mesa miraron a Diana esperando a que respondiese.
La joven tomó un trago de jugo antes de responder.- La verdad no lo sé señor.- ante la mirada atónita de todos, incluso de Saúl decidió continuar.- Noe, el chico que me acompañaba ayer me encontró hace ya algunos días en la rivera de un rio, desde ese entonces me he estado quedando con su manada, hasta que encontré a Susi en medio del bosque y la traje hasta aquí.
-Tienes que conservar la calma, Esperanza fue en búsqueda de tu padre y estoy seguro de que pronto recordarás todo.- intentó tranquilizarla Saúl.
-Eso quiere decir que si saben de dónde viene.- concluyó Pedro al tiempo que su rostro se volvía cada vez más confundido.
Saúl dio un largo suspiro antes de hablar, tenía que ordenar algunas cosas en su cabeza para poder dar una respuesta coherente a su tío sin revelar grandes cosas sobre la vida de Diana antes de perder la memoria, ya que no quería decir algo que ella no supiese.- Es la hija mayor del Alfa Leónidas.
-El Alfa de Draco.- dijo Pedro más para él que para otra persona.- Alfa Diana, es un placer tenerla en nuestra casa y más saber que es la compañera de nuestro hijo.- Dichas tales palabras Beltrán tomó la mano de ella y besó sus nudillos, a lo que ella respondió con una sonrisa.
Sin embargo, algo extraño había en el ambiente, todos quienes estaban sentados a la mesa se miraban unos a otros con una interrogante en el rostro que nadie se atrevía a hacer en voz alta. Nadie, a excepción de una curiosa niña de cinco años.- ¿tendrán hijos?- bueno, quizás no era la pregunta que todos los mayores estaban pensando, pero en ese momento era la única duda que había en la cabecita de Susi.
Diana permanecía en silencio mientras Beltrán respondía entusiasmado como él esperaba tener muchos hijos, pero un vano recuerdo vino a la mente de la joven, estaba con alguien abrazada en un sillón y juntos planeaban con entusiasmo una vida juntos, hablan de que tendrían como mínimo tres hijos tras oficiar la ceremonia de unión, entonces ella volvía a mirar el anillo que decoraba su dedo, sin poder estar aún convencida de que todo era real y no un sueño, él entrelazaba sus dedos al tiempo que se inclinaba sobre ella para poder besar sus labios. Una vez que él se apartó lo reconoció, Dante, el mismo que en otro de sus vanos recuerdos había muerto en sus brazos.
El sentimiento de pérdida se apoderó de ella una vez más, antes, cuando las imágenes no tenían sentido alguno no dolían, pero ahora, que sabía cuánto se habían amado y el trágico final que su amor había sufrido, podía sentir como algo en su interior se rompía.- Con permiso, necesito tomar un poco de aire.- dijo mientras se levantaba de la mesa y salía de la casa dando grandes zancadas, sentía el pecho oprimido, le costaba respirar porque en el fondo estaba ahogando sollozos que luchaban por salir a flote. Beltrán la siguió con paso apresurado, sabía que algo le había ocurrido, puso sentir su cambio de ánimo repentino, mientras tanto, en el comedor todos intercambiaban miradas sin entender lo que ocurría.
Beltrán tomo el brazo derecho de la joven y la jaló para evitar que esta siguiese con su rápida huida.- Diana no es necesario que tengamos hijos, sé que lo que dije fue apresurado, pero es solo que soñé durante tanto tiempo con al fin encontrarte que creo...- guardo silencio durante algunos segundos y luego la miró con los ojos impregnados de tristeza.- ni siquiera es necesario que estemos juntos, eres mi mate, pero eso no quiere decir que estés obligada a estar conmigo, yo entenderé si tu...- fue incapaz de terminar la frase, el solo pensarlo le dolía, pero era una opción y una totalmente válida. Se conocían hace prácticamente un día y aunque la atracción entre ellos era innegable y él se hubiese enamorado perdida e irremediablemente en el momento en que sus miradas se encontraron, quizás para ella no había sido del mismo modo y él tendría que entenderlo.
Ella se acercó a él y posó su mano sobre el pecho de este, incluso aunque este llevase puesta polera bastante gruesa, debido a que fuera de la casa estaba nevando, el calor traspaso la tela hasta llegar a sus desnudos dedos. La respiración de él estaba agitada, su firme pecho subía y bajaba con irregularidad mientras sus ojos ambarinos se clavaban en los de ella, su mandíbula estaba tensa, lo que acompañado de su pálida piel producto del frio, su gran altura y cuerpo tonificado, le daban el aspecto de una hermosa escultura, lo único que rompía ese aspecto era su sedoso, desordenado y un tanto largo cabello castaño, en el cual ya se habían comenzado a juntar algunos copos de nieve. La joven pasó la mano desde el pecho del joven hasta su mejilla.- Claro que quiero estar contigo.- susurró antes de poner su mano en la nuca de él para atraerlo hacia ella, al tiempo que se ponía de puntillas para besarlo. Era la primera vez que sus labios se encontraban, al principio el beso fue cargado de ternura donde sus labios se encontraban una y otra vez entre ellos suavemente y en ocasiones llegaban a solo rozarse entre sí, enviando delicadas olas de calor por todos sus cuerpos, luego ella entreabrió sus labios e intento apegarse un poco más a él para profundizar un poco más el beso. Las manos de Beltrán se movieron con vehemencia hacía ella, como si anteriormente hubiese estado conteniéndose, una voló hasta la cintura de Diana para apegarla más a él, mientras la otra fue a parar en la nuca de la joven con el mismo fin, sus labios se entrelazaban entre sí con pasión desenfrenada, como si ambos hubiesen estado esperando ese momento durante toda su vida, ella enredó los cabellos de él en sus dedos, mientras que él la sostenía entre sus brazos, luchando por apegarla cada vez más a sí mismo.
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¡Hola! Ojalá el capítulo les haya gustado, de ser así espero que voten y dejen sus comentarios, ya saben que me encanta leerlos. Los quiero un montón, espero que pasen una muy buena y feliz semana Santa, que estén bien, bye 😊

Deber de AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora