Capítulo 14

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-Ya estaba bien que llegaran ¿no?- rio Beltrán al tiempo que le daba un abrazo brusco, "a lo macho" a Saúl y luego a Guillermo.- Bienvenidos.

Esperanza, quien hasta ese momento se había mantenido más atrás, en ese entonces se abalanzó sobre los brazos de su primo mientras susurraba con la cabeza enterrada en el hombro de este.- ni te imaginas cuanto te extrañé enano.

-Lo mismo que yo a ti gigante.- dijo este al tiempo la abrazaba levantándola del suelo.

-¡Tengo tantas cosas que contarte!-rio ella con energía.

Él sonrió mientras pasaba la mano por sobre los hombros de su prima y comenzaban a caminar en dirección a la casa de sus padres.- Ya habrá tiempo para eso.- le respondió.- ¡Mamá! ¡Papá!- comenzó a gritar Beltrán una vez estuvieron dentro. Una vez estos aparecieron en la sala, con los rostros llenos de preocupación por los gritos de su hijo, él con evidente entusiasmo señalo a su prima.- miren quien nos vino a visitar.

Pedro con alegría fue y abrazo a su sobrina.- querida, ¿Cómo has estado?

Sin darle tiempo a responder Isabel se abalanzó sobre la muchacha y la abrazo como si la vida se le fuese en ello, apartándose de ella solo durante breves momentos para besar sus mejillas.- me tenías preocupada mi niña, tanto tiempo sin saber de ti, ¡has sido una ingrata!- le reprochó.- no habías venido a vernos. ¿Tienes hambre, necesitan algo?

-Tranquila tía estoy bien, solo un poco cansada.- dijo la muchacha con diversión plasmada en el rostro.

Mientras que su esposa apretujaba a la hija de su hermano, Pedro aprovechó para saludar a Guillermo, quien observaba todo a una distancia prudente. Isabel, quien no había reparado en su presencia hasta ese minuto, se dirigió ahora al joven, a quien recibió con un caluroso abrazo.- Espero que hayan tenido buen viaje, ahora vengan a la mesa que ya es tarde y la cena está casi terminada.

Tal y como ocurría siempre, nadie desobedeció a las órdenes de Isabel, pronto llegaron también a la mesa Cristobal y Travis, ambos idénticos como gotas de agua y también muy parecidos a Beltrán, en cuanto a sus rasgos y cabello, sin embargo sus ojos eran marrones como los de Susana y su tez trigueña como la de su padre. Tras saludar a los recién llegados, se sentaron a la mesa, ya solo faltaba una persona, Susana. Quien tras ser llamada varias veces bajo con ojos adormilados la escalera.- Mami, no tengo hambre, quiero dormir.- se le escucho decir en cuanto entró al comedor, pero en cuanto sus ojos se encontraron con el rostro de Esperanza, estos se agrandaron como platos y corrió a su encuentro gritando.- ¡TÍA!- no es que ella realmente fuese su tía, pero debido a la gran diferencia de edad la pequeña le llamaba de ese modo.

Después de la efusiva bienvenida y la cena, comenzaron a hablar del viaje, contando cada uno de los detalles y por menores. Hasta que finalmente Esperanza le dijo a Beltrán.- Ah! La alfa Diana quiere conocerte.

El chico la miró extrañado al tiempo que escuchaba como sus hermanos y su primo hacían el típico ruidito de "uuuuuuuuh" de cuando quieres molestar a alguien porque le gusta otra persona.- ¿A mí?- preguntó incrédulo.

Guillermo no pudo más que reír antes de responder.- aunque no creo que te quiera conocer de ese modo.-volvió a reír, esta vez a carcajadas.- más bien te quiere como joyero.

-¿Cómo...?- antes de terminar la pregunta, comprendió a que se refería Guillermo.- ¡Saúuuul!- gritó antes de empezar a correr hacia él, al tiempo que este se levantaba de la mesa corriendo para intentar escapar de su primo. La persecución terminó con ambos jóvenes jugando a golpearse sobre el sofá de la sala mientras toda la familia los observaba riendo de lo inmaduros que podían ser.

Deber de AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora