Capítulo XXIV

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Estaba sumamente nerviosa y apenas llevaba unas horas despierta. No imaginaba la reacción de papá al conocer a Gustave, ni tampoco si Gus se sentiría cómodo. Lo que menos quería era montarlo en una situación como esta.
Clarie andaba más simpática y alegre de lo normal y eso me hacía enfadar un poco, a veces su indiscreción era demasiada. Logan intentaba mantenerse lo más alejado de mí y se lo agradecía, habría hecho cualquier cosa con él y bueno, papá ahí estaba... tan aquietado como siempre.
Mientras buscaba un atuendo cómodo sonó el timbre y me volví loca, pero al mismo tiempo tuve una idea, ya que el día estaba gris y helado; substraje los vaqueros negros y la playera azul que utilicé en nuestra primera cita y me apresuré a salir. Gustave estaba guapísimo y sentí como sus ojos me devoraban de pies a cabeza.
- Hola.
- Hola, pequeña. Sorpresa (?).- dijo con cara de angustia.
- Nada de sorpresa, ya hablaremos de esto.
- No te pongas fanfarrona mira te ves sexy y no me importaría mucho la presencia de las personas para llevarte a la cama justo ahora y quitarte esa ropa tan... provocadora.- giñó el ojo y pasó de mi para saludar a mi padre y a los chicos.
En la cena no hubo sorpresas, Papá le hacía preguntas a Gustave de vez en cuando y éste respondía con naturalidad, bromeamos y percibí que a papá le había agradado, de todos modos, ambos amaban las motocicletas. Luego limpiamos todo y le pedí a mi novio que me acompañara al cuarto un momento. Necesitaba hablar con él.
- Cariño, ¿por qué no me dijiste nada sobre esto?
- Quería darte una sorpresa, además debía conocer a tu padre, ¿no crees?
- Sí. Pero quizá hubiese sido mejor que me avisaran.
- Sabíamos que te negarías y te volverías loca.
- Te falto, que me enfadaría.
- Uh, la pequeña se ha enfadado.- alzó las manos a modo de espanto.
- Basta. Si no fuese porque le has agradado a mi padre, ya te habría golpeado.
- ¿Ah sí? Me encanta cuando muestras tu lado malo.
- Puedo ser aún más mala todavía.- sonreí juguetona. Yo también sé jugar a esto, Bradley.
Me observó de pie a cabeza como lo había hecho al llegar, se dirigió a la puerta del cuarto y puso el picaporte.

Alzó la ceja esperando una respuesta. Me crucé de brazos y hablé con mi voz más desafiante.
- ¿Esperas que yo me acerque?
Frunció el ceño y se cercó con grandes zancadas hacia mí, me tomó por la muñeca y me situó delante de él apegada a la pared.
- Te estas comportando muy mala últimamente, debo recordarte que quién manda aquí soy yo. Mantén las manos arriba de tu cabeza, si las bajas te haré gritar y dudo que quieras que tu padre te oiga, así que obedece.
Obedecí pero aún me preocupaba que se oyera algo al otro lado de la muralla. Gustave me bajó los vaqueros de un tirón y se introdujo en mí. Dios. Es tan agradable sentir esa sensación. Comenzó a penetrarme mientras me sujetaba las manos y yo inclinaba el trasero ante su miembro para que fuese más satisfactorio, lo fue. De pronto comencé a gemir y puso su mano en mi boca para silenciarme.
- Silencio... o... te... lo... haré... más... duro.- decía cada palabra luego de una embestida.
Ambos nos dejamos ir y en ese preciso momento llamaron a la puerta. Clarie nos gritó que el postre estaba servido y nos apresuramos para componernos.
- Vaya, vaya. Te has portado bien en la pared ¿eh? Tendremos que hacerlo más a menudo así. Ahora podría ser cuando conozca a tu madre.
Lo fulminé con la mirada.
Salimos de allí y disfrutamos del postre, papá le comentaba a Gus que podrían quedar un día para ir a ver alguna carrera de motocross y éste aceptó encantado.
- Y, ¿Luego del instituto que pretenden hacer?
El rostro de mi chico cambió de inmediato y su mandíbula se tensó.
- No lo hemos pensado aún.- mentí un poco.- nos iremos a Universidades diferentes pero todo irá bien.- acaricié la mano de Gustave.
- Entiendo, espero permanezcan juntos, se ven bien y tú, Gustave, haces feliz a mi pequeña.
- Gracias, señor. Es un placer hacerla feliz.
Sonreí y sentí esa electricidad que suele ocurrirme cuando estoy cerca de él, sin embargo, ya no estaba del mismo modo. Había cambiado desde la pregunta de papá.
- Debo irme, tengo que regresar temprano mañana a Seattle. Gracias por la cena y fue un placer conocerle, señor Hamilton.
¿Irse temprano? ¿Por qué?
- El placer es mío, Gustave. Espero verte pronto, y por favor, cuida a Annie. Lo es todo para mí.
- No se preocupe, está en perfectas manos.

Me despedí de mi novio de un casto beso en los labios y se marchó. Sé que no le agradaba hablar sobre ese tema de las universidades pero me pareció raro que se sintiera tan cabizbajo.
Me tumbé y cerré los ojos pero no lograba conciliar el sueño, lo estaba logrando cuando sonó mi móvil. Era él.
01:37 am.
Gustave Bradley
Gracias por los momentos de hoy, eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Espero seguir agradándole a tu padre y también (en un tiempo, claro) a tu madre. Discúlpame la reacción que tuve ante la pregunta de tu padre, sé que la notaste. No quiero pensar en el futuro, me preocupa y ahora sólo quiero saber que tengo la oportunidad de decirte que te amo y eres perfecta para mí, porque me hace feliz. Te amo, pequeña.
PD1: El postre más delicioso de hoy fue el polvo de tu cuarto.
PD2: Me gustas más obediente.
Dulces sueños, nena.
Sonreí al leerlo y me puse a recordar cada momento que hemos pasado, nuestro jugueteo con el helado que odiaba, el beso de la biblioteca en mi estancia, la petición para ser su novia, nuestra primera vez. Habíamos llegado lejos. Y eso por primera vez me hacía la mujer más feliz del mundo y segura de tenerlo a mi lado. Le agradecería por siempre a dios y la destino por haber rayado su motocicleta.

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Se acerca el final de la historia chic@s, saludos.

eróticamente enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora