"El alma que hablar puede con los ojos,
también puede besar con la mirada." Gustavo Adolfo Bécquer.***
Álvaro guarda su teléfono mientras ríe tranquilamente junto a Hugo. No sé por qué, pero mi interior arde a causa de aquello que acaba de decir mi mejor amigo.
Necesito que alguien me explique qué ve en ella, aparte de lo guapa que es.
Aprieto mi mandíbula y trago fuertemente para cerrar mi taquilla con desgana. Los tres emprendemos camino hacia la clase. Intento contener aquella duda que tengo, pero la acabo preguntando:
-¿Salís?
Hugo y Álvaro dejan de conversar y él me mira.
Se encoge de hombros.
-No lo sé. No quiero tener nada serio con ella -murmura con tranquilidad.
Asiento con pocas ganas ante lo que me dice.
“Pensaba que eras diferente, Hugo.”
-¿Ya lo habéis hecho?
Álvaro me mira con asombro mientras Hugo sonríe y dirige su mirada al horizonte.
Y eso me lo tomo como un sí.
-Ay, pequeño monstruo, te queda mucho por aprender.
“Si tú supieras...”
Rodea mis hombros con su brazo mientras nos adentramos en la clase de 4° de la ESO.
Su brazo deja de hacer aquella acción, y, cuando se separa, noto como si siguiese allí, rodeándome. Cierro los ojos, por unos instantes, y noto el latir apresurado de mi corazón.
-Hey, embobada. ¿Qué te pasa?
Abro los ojos y observo a Darío.
Sus ojos marrones me miran mientras una sonrisa burlona aparece en su rostro. Suspiro y pongo los ojos en blanco.
-Nada, embobado.
Él ríe y me estrecha entre sus brazos.
-¿Me dejarás copiarte en el examen de literatura? Es que ayer estuve dale que te pego con una y...
Me aparto bruscamente de él y entrecierro los ojos.
-No.
Él niega con la cabeza y me saca el dedo corazón para marcharse de mi camino. Coloco un mechón de mi pelo tras mi oreja y tomo asiento en mi pupitre mientras dejo los libros sobre él.
-¡Melissa!
Sandra entra en el aula gritando mi nombre eufórica a la vez que se acerca a mí corriendo.
-¿Y este grito?-le pregunto cuando está a mi lado.
Ella sonríe.
-He follado después de dos meses. ¡Dos meses, Melissa! — exclama con sus ojos ensanchados y una amplia sonrisa —. Merezco, por lo menos, el Óscar a la chica que más ha aguantado.
-Yo llevo casi más de dos meses y no me he muerto, Sandra.
Ella me mira, abre los ojos y la boca para después ponerse de cuclillas y mirarme.
-¿Cómo aguantas? Para mí ha sido un infierno.
Río y empiezo a trenzar mi pelo.
-Los dedos.
-¿Qué?
Me carcajeo en su cara, dejándola confusa.
-Es broma, Sandra -vuelvo a reír -. Voy a esperar a que alguien venga.
Mi amiga suspira, recoge su pelo castaño en una coleta y peina su flequillo lateral para después tomar asiento delante de mí. Cuando acaba de peinarse, saca su teléfono del bolsillo pequeño de su mochila y empieza a teclear. Mientras, pienso en Hugo y aquella chica.
“¿Por qué me importa tanto? Él ha tenido más novias y me eran indiferentes.”
-Oye, Sandra -ella deja de prestar atención a su teléfono y me mira esperando que le hable -. ¿Has visto la foto de Hugo con esa chica?
Asiente, vuelve a posar su mirada en el teléfono para después ponerse de cara a mí y colocarlo sobre la mesa. La imagen de ellos dos se encuentra en el teléfono de mi amiga y mis ojos, nada más verla, miran la sonrisa de Hugo. El latir de mi corazón empieza a apresurarse mientras siento una furia interior.
-Se llama Leire - me informa —. Es muy puta.
-Sandra... Sabes que no me gusta que nos llamemos así entre las mujeres - le susurro con voz de advertencia. Ella ruede los ojos y murmura una disculpa —. Creo que Hugo no es virgen — escupo con rapidez en tono bajo.
Ella me mira, frunce el ceño y ladea la cabeza.
-¿Y qué?
Me encojo de hombros a modo de no saber la respuesta.
-Es raro.
-¿Por qué tendría que serlo? Es un tío, Melissa. Lo extraño es que no lo haya hecho hasta ahora.
Mientras Sandra me habla, yo me limito a observar a Hugo sonreír y hablar con Darío amistosamente. No sé por qué, pero siento algo cálido y confortable en mi pecho cuando le veo hacer aquella acción.
-¿Me escuchas?
Observo a Sandra y frunzo el ceño.
-¿Qué?
Suspira y niega con la cabeza.
-Que la foto la hizo Emma.
-¿Qué Emma?
-Pues quién va a ser, Mel. Emma, la de clase.
Asiento lentamente mientras recorro la mirada desesperadamente por el aula en busca de la mejor amiga de Hugo. Cuando la encuentro, agito mi mano hasta que me ve.
-¡Emma, ven!
Ella sonríe dulcemente, así achinando sus ojos y acercándose.
-Dime, Melissa - me dice nada más llegar.
Miro de reojo a mi amiga mientras pienso las palabras exactas.
-¿Qué tienen Leire y Hugo?
Ella sonríe, se cruza de brazos y mira el móvil de mi amiga con sus grandes ojos.
-¿La verdad? No lo sé.
-¿Y eso?- interviene Sandra, confusa-. Eres su mejor amiga. Él debería contártelo todo, ¿no?
Asiente.
-No es eso. Resulta que me he alejado de ese tema. Ella no me gusta mucho.
-¿Es virgen?
Emma me mira sorprendida ante mi pregunta, hace una mueca y se encoje de hombros.
-¿Eso qué más da?
Suspiro.
-Nada, solo por saberlo...
Emma sonríe, mirándonos aleatoriamente.
-¿Algo más, chicas?
Sandra y yo negamos con la cabeza y observamos a Emma marcharse, mientras, me pregunto por qué estoy tan preocupada por la cuestión de que él siga siendo virgen.
-Oye, Mel.
Salgo de mis pensamientos y miro a mi amiga.
-Dime.
-¿Qué sucede con Hugo?
Observo los ojos marrones de mi amiga y niego con la cabeza.
-Ni yo misma lo sé, Sandra.
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Susúrrame "te quiero". [Parte 1]
RomanceLa amistad es un pilar fundamental en cualquier momento de la vida de alguien. Estableces entre ellos una relación de simpatía, cariño y confianza...¿Pero qué pasaría si te enamoras de un amigo de toda la vida? Esto es lo que le ha pasado a Melissa...