Capítulo 10.

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"No fuiste antes ni después, fuiste a tiempo.
A tiempo para que me enamorara de ti." Jaime Sabines.

***

Abrocho la falda bajo mis costillas y coloco, sobre encima de ella, el polo blanco junto el jersey azul marino oscuro. Me acerco al espejo del baño y maquillo mis ojos para después colocarme las medias del mismo color que el jersey.

-¡Melissa, Álvaro ya ha llegado!

-¡Ya voy!

Me pongo el abrigo y tomo la mochila para bajar corriendo las escaleras y saludar a mi mejor amigo.

-No sé cómo puedes tener de mejor amiga a mi hija, Álvaro.

Él ríe y se encoge de hombros.

-María, llevo tantos años con ella que se ha hecho costumbre. Bueno, que tengas un buen día y saluda a Luís de mi parte. Adiós - se despide mi mejor amigo con dos besos a mi madre.

-Adiós, querido.

Ruedo los ojos ante la formalidad de Álvaro mientras ambos salimos de mi casa y beso la mejilla de mi madre.

“Si mi madre supiese como es fuera...”

-Adiós, mamá — mi madre sonríe y besa mi mejilla, sus ojos me observan y le dedicó una mirada tímida. Nos damos media vuelta y emprendemos camino hacia el instituto—. Que pases un buen día.

Álvaro y yo caminamos en silencio mientras observamos la oscuridad de las ocho menos cuarto en Córdoba.

-Mi madre cuando se entere de lo distinto que eres en otro ámbito, flipará.

-Tu madre me tiene aprecio, Mel.

Sonrío y saco la caja de cigarrillos de mi bolsillo pequeño.

-Por ser educado y guapo - digo mientras sujeto el cigarro entre mis labios y lo prendo fuego -. Aunque, lo segundo es dudable.

Álvaro ríe achinando sus ojos azules para después negar con la cabeza.

-Si ella se llega a enterar de que su hija de dieciséis años fuma y encima su mejor amiga Sandra le consigue los cigarrillos... Flipará. Obviamente sin contar que ya no eres virgen.

Aspiro del cigarro, expulso el aire y entrecierro los ojos.

-Conmigo no eres cruel.

-Pero puedo usar todo esto para cuando necesite algo.

-Qué bonita es nuestra amistad, ¿no crees? - ironizo.

Álvaro rodea mis hombros con su brazo y me atrae hacia él mientras me quita el cigarro y le da una pequeña calada para después acabar tosiendo.

-No sé cómo puede gustarte eso. Es asqueroso.

Me encojo de hombros mientras doy una última calada y lo lanzo a una papelera.

-Anti-estrés.

Nos adentramos al instituto y en el portal nos encontramos a Hugo. Él, al vernos, sonríe provocando una sensación interior en mí. Podría decir que no siento nada, qué deben ser los nervios por el examen que tengo hoy, pero sé que mi corazón se empieza a acelerar y el sudor en mis manos se vuelve bastante evidente.

El chico del pelo castaño saluda a mi mejor amigo con un golpecito en la espalda para después posar su mirada en mí y quedarnos los dos estancados por unos segundos. Nuestros ojos marrones se observan sin pestañear mientras puedo sentir el gran alboroto que se produce en estos instantes en mi interior.

Susúrrame "te quiero". [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora