Capítulo 16.

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"Cada día desea más mi sangre y se me agranda de amor y se me desbanda, y no llego a comprender por qué no lo he de querer si el corazón me lo manda." Miguel Hernández.

***

Mi respiración se acelera mientras observo a mi madre levantarse y dirigirse hacia mí a la vez que proceso la información de que ella se ha enterado.

-¿Me puedes explicar dónde has estado, Melissa?

Mis ojos conectan con los suyos verdes y veo enfado en ella.

-He estado con mi novio - contesto sinceramente.

Mi madre frunce el ceño.

-¿Quién es él, Melissa? ¿Cuántos años tiene? ¿Desde cuándo salís? ¡¿Por qué no sé nada?!

La observo y noto como mis ojos se empiezan a empañar y busco las palabras exactas para que mi madre no me aleje de David, porque le quiero.

Trago fuertemente y respiro profundamente.

-Se llama David y tiene veinticuatro años, mamá.

Los ojos de mi madre se ensanchan y su boca se abre levemente para después ser cerrada con fuerza y veo su rostro volverse rojo.

-¡¿Tú sabes con quién te metes, Melissa?! ¡Tiene veinticuatro años, por el amor de Dios! - grita enfadada - ¡Tú no puedes salir con un mayor de edad, joder! ¿Has mantenido relaciones con él, Melissa? ¡Es algo penado por la ley! ¡¿Es que no puedes hacer cosas sin siempre fastidiarla?!

-¡Pero yo le quiero, mamá! ¡David me ha tratado mejor que Aarón, y me da igual la edad que tenga, porque yo lo quiero!

-Pues quiérelo, Melissa, porque no vas a volverlo a ver más.

-¿Qué?

-¡Pensaba que te habían secuestrado, joder! ¿Sabes el miedo que he pasado, Melissa? ¡Eres todavía menor de edad, joder!

-No me chilles, no soy un puto perro.

-Cuida tu boca, Melissa.

-Mamá, me da igual lo que digas. Voy a seguir viendo a David.

Mi madre se queda a escasos centímetros de mi rostro mientras puedo ver como exhala fuertemente.

-Por encima de mi cadáver, Melissa. Si le vuelvo a ver contigo, se llevará una orden de alejamiento.

-Pero yo le quiero, mamá...

-¿Eres virgen?

Observo con detenimiento sus ojos verdes para después posar mi mirada en el suelo y musitar un simple "no", lo que causa que mi madre se lleve las manos a la cara con desesperación.

-¿Te ha obligado a hacerlo, Melissa?— pregunta con un tono preocupado. Está pasándolo mal. Pero, aún así, no es motivo alguno tratarme así — ¿Has hecho cosas que tú no querías?

Niego con la cabeza y una lágrima se desliza por mi mejilla.

-No he perdido la virginidad con él, mamá. Perdí la virginidad con Aarón.

-¿Qué? - pregunta asombrada, ensanchado sus ojos y alzando sus cejas -¿Hace cuánto?

-No se lo cuentes a papá, por favor...

-No lo haré, si lo hago irá a degollar a ese tal David y a Aarón. Respóndeme.

Me alejo de ella lentamente. No queriendo hablar del tema.

-No quiero hablar de este tema. Es incómodo.

Mi madre parece comprender la situación y toma mi mano para conducirme hacia mi cama.

-Melissa, solo necesito saber si siempre has usado protección.

-Sí, siempre.

-¿Estás segura? -asiento - En cualquier caso iremos al ginecólogo para revisar si todo está bien, ¿de acuerdo?

Resoplo y asiento.

“Dios, mátame ahora. No hay peor tema de conversación con mi madre que este.”

-Mamá, iré al ginecólogo pero no me hagas dejar de ver a David.

Niega con la cabeza y se incorpora para dirigirse hacia el umbral de la puerta de mi habitación.

-No, Melissa. Y con esto quiero que seas consecuente de lo que haces.

Muerdo mi labio fuertemente y las lágrimas rocían mi rostro. No puedo dejar lo que tengo con David ya que hemos empezado algo que durará. Lo sé.

Busco por debajo de mi colchón el mechero y la caja de cigarrillos. Cuando doy con ellos, los saco y cierro con pestillo la puerta de mi habitación.

Nada más cerrarla, abro la ventana y prendo fuego a un cigarro. Lágrimas vuelven a amenazar con salir, nublándome así la vista.

Tras acabar de fumar, lanzo el cigarro a la papelera para después marcar el teléfono de David y suspiro nerviosamente.

-Hola, cariño.

Mi labio inferior tiembla.

-David, mi madre se ha enterado de lo de este fin de semana... - sollozo-. No me deja verte, joder.

Escucho un suspiro desde la otra línea de teléfono.

-Tranquila, cielo. ¿Te parece si mañana nos vemos después del colegio u algo? Que un amigo tuyo te pase a buscar y nos vemos...

Sorbo mi nariz y limpio mis lágrimas.

-Miraré si puedo hacerlo. No quiero que lo nuestro acabe, David.

-No acabará, Melissa, tenlo por seguro.

-Te quiero.

-Yo también te quiero.

***

Salgo de mi casa y beso la mejilla de Álvaro para rápidamente pedirle su ayuda.

-Me tienes que ayudar, pero no le cuentes nada a nadie.

-¿El qué?- pregunta mientras caminamos con el ceño fruncido.

-Mi madre ha descubierto que el fin de semana estuve con David y me ha impedido verlo. Y he pensado que tú a lo mejor...

-Te ayudaré -me interrumpe mientras sus ojos azules se achinan.

-¿Sí?

Asiente con una sonrisa, rodea mis hombros y besa mi cabeza.

-Todo por mi Melissa.

-Te quiero muchísimo, Álvaro. Eres el mejor amigo del mundo.

-Lo sé, no hace falta que me lo digas.

Río.

-Creído.

A los pocos minutos llegamos a clase y voy rápidamente hacia donde se encuentran Sandra e Alexia.

-Tía, mi madre se ha enterado de lo de este fin de semana. ¿No cogiste la llamada o qué? Joder.

Sandra me observa sorprendida.

-He estado los tres malditos días esperando una llamada y no ha sonado el teléfono, o tal vez sí, pero estaría duchándome o paseando al perro.

-¿Y qué harás? - me pregunta Alexia.

Suspiro, tomo asiento en la silla de mi pupitre y coloco mi pelo a un lado.

-Álvaro me cubre.

-Tu madre se pensará que salís, Mel.

Me encojo de hombros.

-Solo necesito ver a mi novio. Como si ella nunca lo hubiese hecho...

Una mano cálida se posa sobre mi hombro, Sandra e Alexia miran sorprendidas a la persona que se encuentra detrás de mí. Me volteo, observo los ojos marrones del chico mientras él no aparta la mirada de mí.

-Melissa, tenemos que hablar.

Susúrrame "te quiero". [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora