Capítulo 17.

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"Más tan crueles dolores ni amarguras no sufriría yo, si un beso ardiente de dulzura lleno, me dieras tú, mi amor." Juan Ramón Jiménez.

***

-¿Qué quieres, Hugo?

-Hablemos, por favor. Echo de menos que estemos juntos.

Le miro con tristeza, niego con la cabeza y poso mi mirada en el suelo mientras siento mi corazón latir sin censura.

-Para que critiques con quién salgo no, Hugo —espeto frente a Sandra e Alexia —. Me fastidió aquello, y lo sabes.

Intenta tomar mi mano para conducirme hacia el pasillo, pero la aparto. Cruzo mis brazos bajo el pecho mientras le observo con mi semblante serio y esperando a que prosiga.

-Vamos al pasillo a hablar, por favor, Melissa.

Miro a Sandra e Alexia, las cuales asienten rápidamente y Hugo y yo nos marchamos hacia el pasillo de 3° y 4° de ESO*.

Nada más salir del aula, aliso la falda de tablas mientras espero que Hugo diga algo, pero tan solo se limita a observar lo que hago. Contemplo sus ojos marrones mientras me cruzo de brazos de nuevo y me impaciento a lo que me tiene que decir.

-¿Qué me tienes que decir, Hugo?

Sus ojos conectan con los míos y me percato de que sus pupilas se encuentran dilatadas mientras su boca está entreabierta. Mi corazón, en ese instante, se acelera más de lo que ya está y siento el calor empezar a reinar en mi cuerpo.

-Siento lo de la semana pasada. Me pasé, yo...

-De acuerdo -le interrumpo, sin aceptar sus disculpas e intentando evitar esta conversación. No quiero tenerla. No me apetece -¿Algo más?

Hugo suspira, coloca el jersey del uniforme y me mira de nuevo, provocando así que experimente miles de sensaciones con sus ojos marrones puestos en mí.

“Es tu amigo. Lo conoces desde los tres años.”

-No seas así conmigo, Mel. Te juro que lo siento todo. Álvaro me ha dicho lo que ha pasado con tu madre y...

-No es de tu incumbencia eso, Hugo — le interrumpo, provocando que pestañee ante la interrupción de su discurso y lo descoloque. Resoplo —. Además, me hiciste bastante daño diciéndome todo aquello. ¿Acaso tú conoces a David? No — en ese momento, él rueda sus ojos marrones al ver como salgo a la defensa de mi novio —. Pues entonces no vayas diciendo cosas sin conocer a la gente. Porque David es un amor y me trata como me lo merezco.

Su respiración se acelera. Creo notar que su mandíbula se tensa y rasca su nuca sin fijar su mirada en mí

-¿De verdad? - asiento, por fin estableciendo contacto visual con él- Entonces... me alegro por ti, pequeño monstruo.

Sonrío ante su mote, al igual que él.

-Me gusta cuando sonríes.

-Cállate - le ordeno -. Se supone que estoy enfadada.

-Pero no conmigo.

Sus brazos me rodean y siento el calor de su cuerpo a la vez que la colonia que lleva inunda mis fosas nasales. Mi cuerpo se relaja y se amolda al de él. Rodeo su cuello mientras mi cabeza reposa sobre su hombro.

“Hugo, ¿qué me estás causando?”

-He roto con Leire - me revela mientras todavía estamos abrazados.

Deshago el abrazo y le observo sorprendida.

“Al final resulta ser verdad lo que dijo Alexia...”

Susúrrame "te quiero". [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora