Capítulo 13.

2.1K 178 3
                                    

"Tal vez usted piense que no es lo correcto, pero si su corazón está tan agitado como el mío, continuemos..." Manuel Muñoz.

***

Paseamos por las calles centrales de Córdoba sin rumbo alguno, pero eso ya da igual. Doy caladas constantes a mi cigarrillo, el cual se encuentra entre mis dedos, mientras de la otra mano tomo a David.

-¿Por qué fumas? - me pregunta, de repente.

Le observo con determinación y siento mi corazón latir.

-No sé yo ni el motivo.

-¿Puedo darte mi opinión a cerca de esto? —asiento interesada por lo que va a decir — No me gusta que fumes, sinceramente. Pero, si a ti te va bien, pues continúa.

Sonrío y saco el cigarro de entre mis labios.

-¿Tú estarías dispuesto a cambiar por mí? - David asiente -. Entonces yo también.

Sus ojos azules se achinan a causa de la sonrisa que inunda su rostro mientras rodea mi cintura y posa sus labios sobre los míos.

***

Salgo del coche, beso sus labios y sonrío.

-Que tengas un buen día, Melissa.

-Lo mismo te digo, cariño.

David agita su mano desde el sitio de piloto en el coche mientras yo me despido de él estando en la entrada del instituto.

Subo las escaleras que me conducen hasta mi piso, y cuando llego, abro mi taquilla para sacar los libros de las primeras horas. Tras acabar, la cierro y me dirijo hacia mi aula.

Sandra e Alexia se encuentran hablando junto Álvaro y Darío, los cuales ríen cada dos segundos. Dejo mis libros sobre mi pupitre y me voy corriendo hacia ellos.

-¡Hola! - saludo animadamente.

Álvaro, nada más escucharme, abre sus brazos para recibirme y abrazarme efusivamente. Tras salir de entre sus brazos, saludo a mis dos amigas y Darío.

-Melissa, me han dicho que tienes un noviete - comenta pícaro Darío.

Río avergonzada y bajo la mirada al suelo.

-Sí.

Darío alza las cejas asombrado y sonríe.

-También que tiene un cochazo impresionante — farfulla con aquella media sonrisa que le caracteriza —. Seguro que cuando te lo folles en la parte de atrás irá de lujo.

Ruedo los ojos para después negar con la cabeza. Reímos.

“Darío no tiene remedio.”

-Hola, chicos.

Todos dirigimos nuestras miradas hacia el lugar de donde proviene la voz. Es Hugo. Una sonrisa abunda en su rostro mientras sostiene su mochila colgada en un hombro.

Mi respiración se corta y siento la sangre quemar mis venas mientras mis ojos no se apartan de mirar los suyos, pero lo acabo haciendo.

Empieza a saludar a los cuatro, pero a la hora de saludarme, se posiciona entre Alexia y Sandra sin dirigirme la palabra. Y eso es extraño.

    Se me pasa por la cabeza varias veces durante poco tiempo decirle algo, pero acabo decidiendo que no.

“Ya se lo devolveré en otro momento.”

Observo su rostro mientras la pequeña discusión de hace dos semanas se reproduce en mi mente. Es cierto que él es mi amigo y se preocupa por mí, pero, ¿por qué reacciona así sin conocer a David?

Susúrrame "te quiero". [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora