Capítulo 14.

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"De nadie seré, solo de ti.
Hasta que mis huesos se vuelvan cenizas, y mi corazón deje de latir..." Pablo Neruda.

***

-¿No estarás dándonos a entender lo que creemos, verdad?- me pregunta Alexia con algo de asombro.

Observo a mi amiga y me encojo de hombros con desgana. Resoplo con desentusiamo y me acerco al lavabo.

-No sé qué coño me pasa, de verdad.

Sandra acaricia mi brazo mientras busca mi mirada.

-Tal vez solo estés mal por la pelea, Mel.

Observo a la castaña y hago una mueca de indiferencia.

-Y yo qué sé... —muevo mis brazos con desgana y paso las manos por mi pelo suelto con rabia.

-Bueno, ahora no pienses en eso. Si no en el fin de semana que pasarás con David.

-Eso - la apoya Sandra —. Cuéntanos todo.

Sonrío sin fuerzas y pienso.

-Hay una piscina y es grande la casa - mordisqueo mi labio inferior, sonriendo poco a poco-. Me gustaría probarlo en la piscina.

-¡Melissa, que atrevida! - exclama Sandra con falsa sorpresa.

Alexia estalla en carcajadas.

***

Guardo la maleta en la parte trasera del coche y tomo asiento en la parte del copiloto.

Melissa: Mamá, ya me voy a casa de Sandra.

Sí, he mentido a mi madre.

Si le digo que me voy un fin de semana a solas y con mi novio, me mata.

Mamá: Vale, cielo. Cuando llegues mándame un WhatsApp de estos y estaré tranquila.

Melissa: Okey. Te quiero♥

Mamá: Y yo, Mel.

David se adentra en el coche y enciende el motor, se inclina para besar mis labios y sonrío.

-¿Preparada?

Asiento.

-Vamos para allí.

Nada más llegar a la casa, David me lleva hacia nuestra habitación, colocamos la ropa y nos cambiamos de ropa para estar más cómodos.

-¿Te ayudo a limpiar? - le pregunto,  nada más verle recoger cosas.

-No hace falta, tan solo es pasar la aspiradora y poner a lavar las sábanas de las habitaciones.

-Igualmente, para que no te cargues todo.

David se voltea, camina hacia mí y besa mis labios lentamente.

-Gracias por haber venido este fin de semana.

Sonrío, poso mi mano en su mejilla y observo sus ojos azules.

-Gracias por aparecer en mi vida, David.

Él sonríe y acaricia con su nariz desde mi mejilla hasta mi cuello para después besarlo. Pequeños jadeos salen de mi boca mientras sus labios sobre mi cuello hacen magia.

-David, dejemos esto para la noche.

-Sí, mejor.

Me sonríe, besa castamente mis labios y empezamos los dos a limpiar la casa de campo

[...]

Son las siete y media de la tarde, David se está duchando mientras yo me encuentro en el sofá del salón hablando vía WhatsApp por el grupo de clase.

Susúrrame "te quiero". [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora