Dieciochava parte.

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Volví a estar encadenado, eran las 3:50 a.m. y había despertado hace unos 15 minutos, tenía una preocupación en mi cabeza y sinceramente no tenía idea de que era, sentía miedo y una ansiedad muy grande. El silencio ganaba en la casa Nicolás no estaba durmiendo y realmente no quería levantarme a buscarlo, me puse de lado e intenté cerrar los ojos y volver a dormir pero, realmente era inútil.

Escuché a Nicolás entrar al cuarto, la puerta se cerró bruscamente y pegué un salto que me dejó en el techo, todo estaba oscuro y sentí como se acomodaba a mi lado en la cama, con su mano comenzaba a recorrer mi cuerpo, pasaba del hombro a la cintura, luego a la cadera para terminar en mi muslo, alrededor de 5 minutos para mi eternos estuvo haciendo el mismo recorrido, con su mano completa, con la yema de sus dedos o simplemente con un dedo, como si quisiera gravar mi cuerpo en su memoria, se acercó a mi y paso su mano hasta mi estómago en forma de un abrazo, sentí como su cuerpo se pegaba al mío, como acariciaba con una mano mi pecho y con la otra mi cabello, intentaba mantener la calma, que no se notara que estaba despierto, hasta que sentí como acercaba mi cuerpo a él quedando completamente pegados, sentía su miembro a través de mis pantalones delgados y mi corazón perdió todo autocontrol, latía a mil por minuto, comenzó a mover sus caderas rozando su miembro contra mi trasero, afirmaba mi cadera con su mano y cada movimiento que hacia era delicado, suave pero marcado, comenzó a tocar mis muslos y cuando estaba metiendo su mano por mi pantalón para tocar mi pene sonó su teléfono y se detuvo ¡deoh mío!, grité en mi mente, nuevamente me salve, se levantó a contestar el teléfono y se notaba en su voz un enojo, entró al cuarto se puso la ropa y salió, mi corazón aún no se calmaba, mi cuerpo aún sentía su contacto y mi mente repasaba una y otra vez lo ocurrido, el miedo inundaba mi mente. Yo era virgen, nunca en mi vida siquiera me había masturbado, esa sensación yo no la conocía y aún no quería conocerla, saber que estuvo a centímetros de tocarme por completo hacia que mi corazón se detuviera y empezará de nuevo a mil por minuto.

Me dormí cuando el sol estaba saliendo, eran las 5:24 a.m. la última vez que mire al reloj, Nicolás no había vuelto aún y yo estaba mucho más calmado, sabía que no podría salvarme mucho más de lo que tendría que haber pasado quizás hace 8 años, que algo me estaba ayudando a posponerlo pero no podría por mucho más.

El precio de mi libertad. [Historia Gay] (GOTH) [Corrigiendo La Ortografía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora