Cap. 45

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Estoy delgada. Para estar embarazada estoy delgada, tengo que ponerme en control, no quisiera que él bebé salga enfermo por mis descuidos. Me pongo los guantes, estoy prácticamente lista. Mi cabello recogido en una coleta, cero maquillajes, chaleco anti bala, mi capa y por último la máscara. Hoy no habrá trucos de voz, hoy todo será diferente. Hoy todo se sabrá.

Bajo las escaleras, todos están tomando sus armas correspondientes. Las mías están en la mesa, todas armas blancas, una sola de fuego. Suficiente para mí, suspiro pesadamente. Las tomo una por una, introduciéndolas en el chaleco, por tamaño y nombre. Miro a todos listos, a lo que los lleve. Cuando solo el que creía en mi era Raúl, me dio una oportunidad. Ahora soy su jefe de todos, soy su líder. Con tan solo dieciocho años, soy la líder de una banda. Increíble cómo el mundo da tantas vuelta, no me imagine verme en algo así.

– ¿Listos? – todas las miradas están en mí.

– ¿Segura de esto? – pregunta Amber. Frunzo el ceño. Todos están iguales, solo los puedo distinguir por las voces del resto, estoy muerta.

– Más que segura – respondo secamente.

– Porque podemos cambiar el plan – alzo una ceja incrédula.

– Da un paso al frente, Amber – ordeno. Observo quien se mueve. A la derecha una persona se mueve. Camino hasta donde esta ella, dejando escasos centímetros. – Si no quieres participar, simplemente no lo hagas – a estas alturas ella y los demás me da igual. Y no es porque no lo quieras, solo que lo único que tengo en la mente, es a Justin y su reacción.

– No estoy diciendo lo contrario, Diana – sisea.

– Entonces no digas nada – me volteo – ¿Listos? – pregunto otra vez.

– Si – gritan al mismo tiempo. Asiento.

Suspiro y cierro los ojos. Amber se me viene a la mente, ella está más extraña que nunca, ya ni la veo, ni hablamos como antes, sé que tiene una vida aparte y que se mantiene bajo perfil donde vive, tanto como su sexualidad y trabajo pero, la veo extraña. No es ni la cuarta parte de lo que yo conocí de ella.

Subo en el audi R8 negro. Todo fue tan rápido, lo pienso, lo analizo y no me creo nada de esto. Desde que conocí a Justin, en el momento que me enamore, todo lo que sufrir por sus infidelidades, todas las cosas malas. Mi vida transcurre por mi mente, todo lo que deje, todo lo que he hecho. Todo ha cambiado.

Las luces de la autopista de Nueva York me sacan de mi trance, me recuesto en el espaldar del asiento. Suspiro otra vez, ¿Cuántas veces he suspirado?

– siento que te quedaras sin aire – ruedo los ojos. Yo también lo pienso.

– Creo que sería mejor – susurro. Frunzo el ceño, me quito la máscara, no entiendo porque la tengo, me la pongo cuando lleguemos y todavía falta.

– No comparto esa idea – lo miro y una sonrisa del Gato Cheshire aparece en su cara.

– ¿Ah no? – alzo una ceja. En realidad no sé qué ve de humor a esto, yo trato pero nada dentro de mí, esta de buena.

– No lo sé – se encoje de hombros divertido. – Dices unas cosas – niega con la cabeza. Me está irritando su actitud.

– Zac si no vas a decir nada bueno, cállate – siseo y miro al frente. Quiero golpear la cara de alguien. Estoy tan molesta, malhumorada, fastidiada. Todo me irrita, quiero terminar con todo esto. Aprieto la mandíbula, frunzo el ceño con la mirada fija en la autopista, cierro las manos apretando la máscara.

Observo a ese hombre, ese hombre que llego hace un mes y ya es la mano derecha de Parker, según había trabajado antes con él pero por razones privadas se tuve que ir. ¿Quién eres? Lo descubriré, me intriga tu misterio. Dicen que el que busca encuentra y que el gato murió por su curiosidad pero, murió sabiendo y encontrando.

Reviso mi teléfono, nada de Diana. Ya le he mandado como diez mensaje y no responde. La estoy llamando y me manda el buzón de mensaje.

¡Mierda! Quisiera por una de tantos intentos por comunicarme con ella, contestara. Tengo una tensión horrible y lo único que quiero es escuchar su dulce voz, para tranquilizarme. Quiero escuchar de su voz que me ama, decirle que la amo. Tiro el teléfono a la cama y me froto la cara, resignado que no contestara. Suspiro y cuento hasta diez para mentalizar todo, mentalizar la situación.

Vienen ellos, vienen hablar, formar una alianza. Sabremos quienes son y eso me tiene nervioso, es como ese malo presentimiento que Ryan tiene se me haya pasado a mí. Me paro de la cama y abro la puerta, salgo de esa gigante habitación y me encuentro con Jeremy. Frunzo el ceño, está hablando por teléfono. Trato de escucharle hablar.

– Claro – susurra – Entiendo. Como digas – Cuelga el teléfono y me observa. Sonríe – Hola Justin. ¿Qué tal? – esa arrogancia al hablar me irrita. Me provoca golpearlo y sacarle la sangre hasta que suplique que pare.

– Nada que te incumba – gruño. Paso por su lado empujándolo. Bajo las escaleras y todos están moviéndose de aquí allá, todas las sirvientas que también son objeto sexual de Parker están organizando la mesa. Llenando la mesa con comida, vino, cubiertos, platos y otras cosas ahí. Parker decidió no hacer ningún truco. Esta vez hacer las paces y tener una alianza para conseguir una nueva jerarquía. Que planes locos tienes, no lo sé pero parece que nos llevara a la gloria.

Me detengo al lado de Ryan.

– ¿Qué pasa? – le pregunto fijando la mirada donde la tiene él.

– Llegaron – sisea. Abro los ojos sorprendido pero recobro la postura y lo miro serio.

– Desmole la bienvenida – sonrío burlón. Su mandíbula se tensa y señala con la cabeza. Volteo a ver y son ellos, vestidos iguales de pies a cabeza. Podría decir que hay más pero como no recuerdo bien, pueda que exagere. Jeremy los guía hasta nosotros, el líder del grupo podría decir que es mujer pero con esa mascara y ese traje es confuso.

– Justin, Ryan – nos llama Jeremy. Asiento. – llegaron nuestros invitados, desmole la bienvenida. – trago fuerte. Todos ellos nos miran y es tan escalofriante esta situación. Lo marica de Ryan se me está pegando, tendré que buscar otro amigo. Me acerco a ellos.

– Bienvenidos, gracias por venir y dejar los rencores a un lado – digo secamente.

– no hace falta que lo digas – frunzo el ceño. Esa voz es tan fría, distante. Es como si un cuerpo sin alma, sin corazón este ocupando este espacio. Solo de imaginarme qué tipo de persona ocultara esa mascara. No debe de tener nada de sentido común, actúa tan mecánicamente y mi pregunta es si Parker podrá con este sujeto.

– Aquí están mis amigos, Los Black – la voz de Parker llega a mis oídos, volteo y me encuentro con un hombre lleno de anillos en su mano derecha e izquierda junto con un puro. Una camisa de tres cuarto blanco y pantalón de vestir negro, con dos mujeres muy sensuales al lado. Se posa al frente del líder y trata de abrazarlo pero este lo esquiva rápidamente.

– No vuelvas hacer eso – advierte. Las ganas de hacer las cosas a mi manera, me sobra.

– Sin rencores – se ríe Parker. Aprieto la mandíbula. Este está jugando con el diablo.

– Es de lo que vivo – da un paso hacia adelante, intimidando a Parker. Este solo se mantiene con su sonrisa estúpida en la cara. – sentémonos. Creo que tenemos que conocernos mejor – mira a Jeremy. Hago lo que dice, me siento en el lugar habitual.

El juego ha comenzado.

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Espero que les guste mis gasparines! Los quiero y perdonen la tardanza...

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