Cap. 44

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Cap. 44

La alarma me despierta. La apago y me acuesto otra vez, mirando el techo bostezo y miro la hora: son las siete de la mañana. Cierro los ojos pero el llamado a la puerta me obligan abrirlos.

– Pase – grito para sea quien sea entre a mi habitación. La figura de Ryan aparece por la puerta. Alzo una ceja. – ¿Qué quieres? – cierro los ojos momentáneamente.

– Hoy es el día – escucho como la puerta se cierra. Suspiro con pesadez. Si, hoy es el día, el dichoso día.

– ¿Qué pasa con eso? – abro los ojos y ubico a Ryan con la mirada, sigue detrás de la puerta con las manos metidas en los bolsillos y el cuerpo relajado sobre la puerta.

– Nada, solo que será largo – mira al piso distraído. En su mirada puedo ver preocupación, es mi amigo. Lo conozco.

– ¿Qué pasa Ryan? – me siento y apoyo la cabeza en la pared y lo observo esperando a que diga algo pero el silencio invade su cuerpo. – ¿Qué pasa? – pregunto entre dientes. Odio que se ponga en plan dramático, me hierve la sangre cada vez que lo hace. Nunca sale algo bueno de esa boca.

– Presiento que algo ira mal. Sé que tú no crees en los presentimientos, eres un tipo que si no ves los cinco dedos, no crees. – Traga fuerte – pero sé que hoy no saldrá nada bueno – frunce el ceño y vuelve la mirada al piso. Ruedo los ojos.

– Quizás, a lo mejor no – me mira y suaviza la mirada. – Solo tenemos que salir allá afuera y hacer las cosas como siempre la hemos hecho – me encojo de hombros. Ni yo mismo me he convencido de eso.

– Como digas – se reincorpora y abre la puerta, un Ryan preocupado sale de mi habitación. Frunzo el ceño. Diana se me viene a la mente, estas dos últimas semanas solo he pensado lo que ha pasado entre nosotros la última noche, que pasamos juntos y al día después que se fue. Esas palabras siguen resonando en mi cabeza.

"Pase lo que pase, no olvides que te amo." Y ese beso que me dio, luego lo que siguió diciéndome. "Eres lo peor y lo mejor que me haya pasado en toda mi vida tan insípida que llevo" Eso me mato, no tuve opción y hacerla otra vez mía, fue lo mejor.

Sonrío como tonto, pueda que ese niño es nuestra unión para siempre. Quiero que sea la mujer de toda mi vida, quiero darle lo mejor a ella y a ese niño. Pero, todo lo que construyo en mi mente se desborona cada vez, que esas palabras se vuelven presente en mi mente. "Pase lo que pase, no olvides que te amo." Me tienen loco, ¿será que me quiere dejar? No, no. Ella me ama, sería incapaz de dejarme. Mi corazón se acelera de solo pensar lo peor, un sentimiento de incertidumbre me invade y solo quiero que este dolor que siento, me deje en paz. Ella me ama, lo sé. Me levanto de la cama, decidido de no darle vuelta al asunto. Hoy tengo que encargarme de saber quién es Jeremy, también descubrir quiénes son Los Black. Hoy es el gran día.

Hace ya dos días que me quitaron el yeso. Me duele un poco al caminar pero estaré bien, eso espero. Hoy es el día, hoy Justin recordara este día, el día en que me odiara. El día en que no querrá verme más, que me vera como una traicionera. Me odiara, eso es lo más seguro que puedo decir. Por más que le haya dicho que lo amo con todo mí ser, nada cambiara. Pero, es lo que quería, ¿no?

Golpeo más fuerte el saco de boxeo. Esto es lo que elegí, esto es lo que obtengo. Ya no hay marcha atrás para arrepentirse. La rabia me consume y golpeo más fuerte el saco, esto es absurdo. Esto es una mierda de vida, todo lo odio, me odio por ser tan idiota. Las lágrimas surgen, como siempre y las ganas de golpear a este saco es grande, tengo rabia que me consume. Mis manos estarán maltratadas si sigo así, pero no me importa. Tenso la mandíbula y las lágrimas siguen bajando. Odio haberme enamorado, odio haber confiado, odio a mi padre, odio a todo lo que me llevo a todo esto y sobre todo, me odio a mí misma. Mi corazón se oprime y las lágrimas no seden, la ira me come por dentro.

Caigo al piso de rodilla, me apoyo con las palmas de mis manos en el suelo. Me arden los nudillos de tanto golpear el saco. Mi cuerpo está cansado, la pierna me duele. Mi alma no da más, mi corazón está roto, todo lo que creí una vez, se fue a la basura. Un sollozo me ahoga, y mi respiración se vuelve irregular.

– Te odio Diana Smith – me susurro a mí misma. – Te odio – siseo.

– Por más que te odie, el mundo no cambiara – esa voz, esa voz tan áspera y grave. Esa voz me repugne es este momento.

– Déjame sola Raúl – gruño sin mirarlo. – Déjame – gimo por el dolor. Intento no sucumbir al llanto otra vez.

– Si te sirve de consuelo – sus zapatos están en mi campo de visión. Unos zapatos de marca italiana y la bota del pantalón de vestir negro que lleva, es lo que veo. Se pone en cuclillas y me toma por la barbilla con delicadeza. – Yo también me odio, Diana – susurra – deje escapar muchas cosas por algo sin valor – sus ojos están lleno de tristeza y compasión. Aparto la mirada y vuelvo a mirar al piso.

– no quiero tu lastima – mascullo.

– no es lastima – dice en seco. – te quiero pero como no te quieres a ti misma – bufa – estas condenada a no ver ese amor que hay personas que tan dan. – Se levanta y se aleja – báñate, entre unas horas, tu plan se llevara a cabo – sus voz es tan lejana, como aquel sueño que tenía de ser una gran traductora.

– Oui – mi voz se vuelve un murmullo – Monsieur – mi alma se quiebra en dos. Me tumbo al piso y soy un feto en el suelo frío. Lloro sin más no poder, el cuerpo me tiembla, tengo frió y la pierna me duele otra vez, no sé qué me duele más si la pierna o el corazón.


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Hola mis gasparines! Feliz día, ehm lo siento si no hay otro capitulo como les prometí, solo que no escribí nada del otro, solo tengo la mitad. Lo siento, pero disfruten de este. Se les quiere....

Perfect CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora