La lucha más grande es en el corazón

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La política y los anuncios de negocio eran temas a lo los que estaba acostumbrado escuchar y prestar la mayor atención, me lo habían inculcado desde niño y siendo el único heredero de mi reino debía mantener mis cinco sentidos en cada acción o rumbo que tomaba.

Cosa que cambio por completo el día de hoy.

Había tratado de concentrarme en la reunión con el gobernador de la ciudad de Lago y estaba tratando de concentrarme en esta, mis parlamentario explicaban al detalle cada ámbito en lo que se especializaban, mi mirada estaba centrada en ellos fingiendo que prestaba atención y que los oía.

Sin embargo, la noche que pase con Loriel, sus besos, sus caricias, el sabor de su cuerpo, haberla hecho mía, no salía de mi mente.

Cada detalle de esa noche la volvía a repetir, era una maldita tortura hacerlo justo ahora pero me era inevitable, me había quedado profundamente dormido luego de haber consumado el acto, nunca había hecho tal cosa con alguna mujer con la que dormía, aunque también ninguna de ellas era Loriel y las veces que lo hicimos en una sola noche superaba cualquier cosa.

Incluso había perdido la cuenta de cuántas veces lo habíamos hecho, mayormente no nos costaba esfuerzo, era casi espontáneo. Sus gemidos, su voz nombrandome mientras se retorcía debajo de mi cuerpo, sus jadeos cuando terminabamos, todo de esa noche me volvía loco.

—¿Alteza?.—algo desconcertado volví a la realidad, las miradas de cada parlamentario estaba sobre mi, como siempre esperando alguna palabra u alguna orden mía.

—Es todo por hoy, pueden retirarse.

Estaba más que impaciente por dar por terminado e irme con Loriel, con suerte la convencería de no salir de la habitación durante todo el día.

Al salir divisé en el corredor al capitán de mi guardia, lo había mandado con Loriel por lo que me sorprendía y angustiaba verlo aquí y sin ella.

—Mitriel.

Mi capitán se alejó de la sirvienta con la que hablaba dirigiéndose a mi.

—¿Dónde está Loriel?.

—la dejé en los jardines traseros, vine a buscar a Mimiel pero al parecer nadie la ha visto.—fruncí el ceño al ver esa expresión molesta. Lo ignore y retomé lo que me importaba.

—Ve con ella ahora, conozco a Loriel y sé que desea ir a su reino a cualquier costo, conociéndola lo hará en cualquier momento, vigilala.—Mitriel hizo una mueca.

—Sabes bien que odia ser vigilada.

Resople pues sabía que era cierto, Loriel era realmente muy terca.

—Entonces inventa una buena excusa para mantenerla bajo tu atenta mirada, tengo una reunión pendiente ahora.—seguí de largo por el corredor.

—¿Si sabes que no es tonta, verdad?.

—Son amigos, inventa algo.—gire hacia el.—Y aléjala del bosque.

—Y aléjala del bosque

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El inicio de un amor Real©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora