Entre a mi habitación azotando la puerta con mi fuerza, las lagrimas no paraba de correr , la cabeza me dolía de tanto lloraba estaba segura que tenia los ojos rojos al igual que las mejillas.
— Princesa.—escuche una voz detrás de la puerta, sabia de quien era por lo que me seque con rapidez los ojos.
— Estoy bien.—trate que mi voz sonora normal, enseguida la puerta fue abierta e ingreso Khell, el capitán de mi guardia, él era un pelirrojo de ojos verdes muy claros, relucía su uniforme característico en los soldados de mi reino.—No es nada.—trato de sonreir aunque mi corazón estaba siendo roto en mil pedazo.
—Se muy bien que mientes, te conozco.— él ingreso cerrando la puerta de mi habitación quedando solos.—¿Que fue lo que sucedió?.
— Khell sal de mi habitación alguien podría entrar o mi padre...
—No me importa.— dio un paso hacia mi.—Ya estoy harto de ocultarnos, ya no quiero nada de esto.—lo miro entendiendo lo que decía, ambos ya estamos hartos de siempre ocultarnos de todos para poder estar juntos y con esto...con todo esto, las cosas se irían al infierno.
—Hablé con mi padre de...—guarde silencio,no quería destruirlo.—Khell es algo que no te gustara.—unas lagrimas rebeldes salieron sin permiso angustiandolo aun mas, pude verlo en su rostro.
—¿A que te refieres? estoy seguro que podremos sobrellevarlo Loriel ya hemos...
—Khell mañana partiré al reino del norte.—me miro sin saber como interpretar mis palabras pero luego algo se apago en sus ojos, sus gestos se tensaron enseguida.—Me comprometió con un príncipe.— aparto la mirada de sus ojos, no podía verlo.—Me casaré con el príncipe de ese reino.—no pude terminar, Khell se aparto de inmediato de mi lado llevándose las manos al rostro, las lagrimas nuevamente cayeron por mis mejillas.
— Tu padre no puede hacerte eso.—me apunto con el índice mientras retrocedía hasta apoyarse en la puerta, veía como se rompía por dentro así como yo lo estaba.— No puede hacernos esto Loriel.—me lleve las manos al rostro al verlo llorar por primera vez. Nunca lo había visto así.
—Ya hablo con el rey Orpher.—solloce. —El reino, mi pueblo lo necesita , ese reino es poderoso al unirnos nosotros...
— ¡No Loriel¡.—doy un salto en mi lugar al escucharlo gritarme.—No pienso dejar que me separen de ti, tu no puedes permitirlo mi amor.—Acunó mi rostro entre sus manos acortando nuestro espacio.—O acaso lo que sientes por mi se desvaneció, ¿quieres un príncipe a tu lado? es eso.—negué firmemente.
—Jamás.—dije abrazándolo mientras el correspondía mi abrazo, su olor a menta me encantaba, su calor, todo de el lo iba a extrañar, ¡Por Eru lo amaba! él es mi primer amor, mi ilusión. Mi esperanza. No quería alejarme de él.
—No puedo permitirlo, acaso lo que llegues a sentir no interesa , acaso nosotros no importamos, no podemos permitir que nos destrocen el alma al separarnos ¡tu padre no entiende nada de ello!.—se alejo de mi con una mirada que no podía interpretar.—Hablaré con el.—entre en pánico.—Tenía que hacerlo desde antes.—camino hasta la puerta pero enseguida me interpuse.
—Mi padre hace solo lo necesario para velar por nuestro reino, esta es nuestra esperanza Khell.
— ¡ Que lo haga él entonces, que no te meta a ti en todo!.—grito dando un paso.
—¡Soy su hija!.— lo mire molesta.—Soy una princesa y tengo que velar al igual que él por el bien de mi pueblo, por el bien de todos.—hable más calmada. Mi padre tenía razón en algunas cosas no podía hacerme la indiferente, tenia un deber con él pueblo desde el día que nací.
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El inicio de un amor Real©
Hayran Kurgu"Real" fueron sus palabras de alguna vez, un amor real que el mismo vivió hace mucho tiempo. El Príncipe Thranduil un ser frío, arrogante, calculador y con un gran conocimiento y experiencia a todo menos a algo que nunca lo vio posible. Su propio...