LA VIDA EN AMÉRICA (II)

2.8K 194 21
                                    

{JACK}

- Señor Blair, cuando quieras tienes permiso de irte- me dice una enfermera.
- ¿Ya me han dado el alta?- le pregunto y esta asiente-. Vale, muchas gracias.
Cuando la enfermera sale de la sala, cojo el montón de ropa que se encuentra en el sillón de mi lado y me cambio, ya estaba harto de llevar la misma bata azul de enfermo.

Cruzo la puerta del hospital de Yanna y empiezo a caminar hacia mi apartamento.
Empiezo a notar que alguien me sigue.
Me pongo tenso.
No tengo armas.
Solo puedo correr.

La nieve se está deshaciendo por el calor de la primavera que se acerca y se puede caminar y correr con más facilidad, sin necesidad de llevar botas de nieve.

Mi perseguidor sigue detrás mía, corre tanto como yo pero parece que no quiere atraparme.
Me paro en seco y me vuelvo, en posición de defensa.
Me relajo al ver que se trata de Eddy, el guardaespaldas que me asignó Nathan.
- ¡¿Qué haces?!- le pregunto algo brusco.
- ¿A ti que te parece?- me dice como si fuera obvio.
- Pues que un acosador loco me está persiguiendo, eso me parece.
- Son órdenes del jefe.
- ¡Me da igual lo que te haya dicho Nathan pero no te necesito! ¡No voy a volver allí!- le grito malhumorado y sigo caminando.
Pero Eddy parece no haber escuchado nada de lo que le he dicho.
Me vuelvo de nuevo hacia él.
- ¡Déjame en paz de una puñetera vez! ¡Soy la puta cura, te lo ordeno!
Eddy se ríe.
- Yo solo sigo órdenes de Nathan Fire. Además, no te lo tengas tan creído. Que seas tan importante no te da derecho a mandar a nadie- me dice y empiezo a desesperarme.

Echo a correr, hacia otra dirección, hacia el ayuntamiento.
Tengo que hablar con Nathan para quitarme a este tío de encima.

Por el camino paso por una zona con abundante gente.
Todos me miran cuando paso entre ellos.
Todos susurran sobre mí.
Soy el centro de atención.
Y eso es una de las cosas que más odio.
- ¡¿Qué miráis?!- les grito a todos-. ¡¿Es que no tenéis vida?!
Camino rápidamente para alejarme de la multitud cuanto antes.
- ¡Jack! ¿Puedo hablar contigo un momento?- me pregunta un joven desconocido.
Me quedo mirándolo, esperando su pregunta, pero Eddy no deja que se acerque a mí.
- El señor no puede hablar contigo- le dice Eric.
- ¡No es verdad!- me quejo.
- Sigue caminando, señor Blair- me dice Eric y suspiro.

Cuando estoy lejos de la multitud, me vuelvo hacia Eddy de brazos cruzados.
- ¿Qué ha sido eso? A lo mejor quería decirme algo importante...- le digo.
- No, esa escoria solo quiere hablar contigo para impresionar a los demás. Ahora que todos conocen lo que eres y lo que puedes hacer, eres el más famoso de la isla.
- Como un cantante famoso, ya me había sentido así antes- ruedo los ojos.
- Exacto, pero también están los que te odian y querrán tu cabeza- me advierte Eddy.
- Los envidiosos haters, cómo no- suspiro.
- ¿Aún sigues queriéndome fuera?
- ¡Sí!- le digo seguro-. ¡Me las puedo apañar solo!
- Si eso es lo que crees, estás muy equivocado...- me dice pero paso de él y sigo el camino hasta el ayuntamiento.

- Exijo hablar con Nathan- le digo a Elsa Brown, la que se encarga de las reuniones y asuntos del ayuntamiento.
- Ahora mismo está ocupado, siéntate y espera- me dice.
- ¡No! ¡Tiene que ser ahora!- le digo y subo escaleras arriba, sin permiso.
Abro las puertas de su despacho y me encuentro a Nathan con un soldado de Yanna, hablando por una radio de onda corta.

- Soldado Price, retírese- le dice Nathan y Eddy y yo nos quedamos a solas con el alcalde-. Qué agradable sorpresa, Jack Blair. ¿Ya has pensado lo que estuvimos hablando?
- Aún no... Solo venía para decirte que no quiero un guardaespaldas, no lo necesito. Si quieres que me proteja, solo déjame llevar un arma y listo.
- No lo creo...- dice Nathan-. En tu familia sois muy propenso a romper las reglas.
- Tú no me conoces, tú no conoces a mi familia, así que mejor no la menciones- le digo amenazante.
- Sí que tienes valor al presentarte aquí interrumpiéndome y hablándome ahora así- me dice mirándome serio-. Déjame decirte que te equivocas. Te conozco y conozco a la única familia que te queda. Tu prima. La que me está causando muchos problemas.
- Mi prima no está aquí.
- No, pero aún así sigue fastidiándome, a mí, a toda la isla y a toda América.
- ¿Qué sabes de mi prima? ¿Está bien?- le pregunto con los ojos bien abiertos, algo asustado.
- Eso creo. Acaban de comunicarme que se ha saltado las normas que impusieron los asiáticos y está peligrando la misión, por no hablar de su propia vida.
- Rachel...- murmuro.
Ojalá pudiera comunicarme telepáicamente con ella para saber en qué lío está metida ahora.
- Pero volviendo al tema de antes- dice Nathan-, Eric debe seguirte noche y día. Tu vida es muy importante, aunque no quieras volver a contribuir en las investigaciones.
Aprieto los puños de rabia y salgo de la sala, enfadado.

Apocalipsis Zeta - Parte 5: YannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora