PLAN DE DOS

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{RACHEL}

Mike ha sido el cabecilla del plan para salvar a Mary, el que nos ha dado las ideas para actuar con sigilo y el que nos ha proporcionado los instrumentos necesarios para investigar a otros a distancia. Pero, lamentablemente, no puede venir a la misión de rescate porque no quiere alejarse de Paul y tampoco se lo va a llevar porque, después de todo lo que han pasado y ahora que están tranquilos sin nadie que los moleste, no quiere volver a ponerlo en peligro.

Y eso no me importaba, lo entendía.
Pero ahora ya no cuento con la ayuda de nadie.
Caine, Luke, Rut, Zeth y Kat han sido asignados para una misión de recolección de suministros, justo los primeros días en los que íbamos a partir. Me han pedido que cambien el día del rescate para así poder ayudar pero no, no voy a hacer eso. No pienso retrasarlo más.
Mary me necesita, necesita que la salven, que la saquen de allí.
Y lo haré, aunque sea sin ellos.

Bueno, aún me queda mi primo.
Me paso por su apartamento.
Llamo a su puerta. Espero y nada.
Llamo de nuevo.
Nada.
Es de noche y pronto van a dar el toque de queda, ya debería estar aquí. Él no suele estar fuera hasta tan tarde.

Tras unos minutos, consigo forzar la cerradura de la puerta de Jack y la abro.
La he abierto sin romperla así que luego se podrá cerrar con normalidad.
- ¡Jack! ¿Estás ahí?- lo llamo.
Miro en su dormitorio con la esperanza de encontrármelo durmiendo pero no es así.
No está por ningún sitio.

Me siento en un sillón de la sala de estar con la intención de esperarlo.
Veo un papel doblado sobre una mesita.
Lo cojo y leo lo que hay escrito: "Estaré ausente unos días, estoy colaborando en unas investigaciones privadas, aborto de todos los planes que tenía pendiente."

Me quedo boquiabierta al leerlo, también él, también me abandona en esto.
No me queda nadie.
No, me equivoco.
Solo queda una persona: Liam.

Con un suspiro, abandono el piso de Jack.
Iría al sitio donde vive Liam pero no sé donde es, cuando se mudó, no se lo dijo a nadie.
Pero sé de alguien que podría saberlo.

Por la mañana temprano, después de dejar a Andrew en el colegio, salgo hacia la pequeña cueva hecha con dos grandes rocas cruzadas entre sí, donde a Liam y a mí nos gustaba pasar el rato hasta que la pandilla de Ian nos invadieron.
Sé que Liam ha estado metido en asuntos raros desde nuestra ruptura y creo que Ian podría tener las respuestas a mis preguntas.

Me lo encuentro allí, tal y como me lo imaginaba, aunque en un mal estado.
El joven está echo una bola en la pequeña cueva, está tiritando y tiene la piel pálida y los labios morados.
Se está muriendo, se está muriendo de frío.
Lo muevo por los hombros pero no hace nada más que seguir tiritando.
A su lado veo una jeringuilla.
La verdad es que, aunque sea un drogadicto, siento pena por él, por la vida que ha seguido. Es un buen chico en el fondo.

Me quito la chaqueta de cuero y se la pongo a él.
Lo muevo un poco más por los hombros y le ayudo a levantarse.
- Vamos- le susurro y le ayudo a caminar.

Está perdido, se ve en su cara, en su mirada.
Tengo la necesidad de ayudar a este pobre hombre.

Una vez en mi apartamento, enciendo la chimenea y le ayudo a sentarse enfrente para que se caliente.
Le traigo unas mantas y le ofrezco un café caliente.
Ian sujeta la taza con las dos manos, tiritando algo menos y mirando al vacío.
Me siento en otro sillón, a su lado, y espero a que se le pase el efecto del frío y las drogas.

- ¿Por qué me ayudas?- me pregunta en un susurro, mirando a las llamas de la chimenea.
- No podía dejarte allí tirado, muriéndote de frío- le digo.
- Sí, sí que podías. No intentes hacer como si te importara que un joven drogadicto se muriera en medio de la nada. Quieres algo. ¿Por qué me has ayudado?- repite.
- Tienes razón. Si no quisiera algo, no te hubiera encontrado, pero te equivocas al creer que te dejaría morir si no necesitara nada, no soy así.
- Ahora, ¿no?- Ian se ríe levemente-. Cuando mataste a todos los de La Llama no pensabas lo mismo.
- He cambiado- le respondo muy seria-. ¿Por qué estabas allí solo? ¿Y tus amigos?
- No tengo amigos- responde secamente-. No le importo un carajo a nadie.
- ¿Y por eso estabas a punto de morirte? Podías haber avisado a un guardia para que te dieran un lugar caliente donde dormir- le digo.
- No puedo. Eso es imposible en mi situación- dice.
- ¿Qué situación?- le pregunto con los ojos entrecerrados.
- No quiero hablar de ello. No puedo.
- Está bien, no insisto. Pero ya que te he sacado de esa miseria, podrías hacerme un favor...
- No te debo nada, no tenías por qué haberme salvado.
- Bueno, pues entonces te deberé yo algo. Pero por favor, necesito contactar urgentemente con Liam y no sé donde vive.
- ¿Y qué te hace pensar que yo sí?- me pregunta sin mirarme.
- Te vi una vez hablando con él, hace unos meses. Desde entonces sospecho que está metido en algo peligroso.
Ian parece pensativo.
- Solo te puedo dar una dirección, pero no me preguntes sobre nada más, mis labios están sellados. Y no digas a nadie que yo te he dado la dirección- me dice.
- Descuida- le digo-. No diré nada.

Apocalipsis Zeta - Parte 5: YannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora