ROTO

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{ZETH}

- ¿Qué es este sitio?- me pregunta el pequeño de diez años.
- Era un almacén en proceso de construcción pero los planos salieron mal y lo abandonaron. Yo lo utilizo como campo de entrenamiento- le informo a Andrew.
Miro alrededor. Solo hay paredes por el primer piso, en los pisos superiores solo hay vigas de hierro y el techo está a descubierto.
El sitio está apartado de donde se concentra la población y nunca he visto a nadie pasando por aquí, ya que se sitúa entre cuatro montañas de nieve que lo rodean, por lo que es un lugar muy solitario y da mala espina, pero a mí me ha servido mucho como campo de entrenamiento cuando he querido entrenar en solitario, sin la presencia de nadie.

- Andrew, ¿te consideras un niño pequeño?- le pregunto.
- No- niega este con la cabeza, algo serio.
- Pues estás muy equivocado. Antes de empezar a entrenar debes aceptar lo que eres. Eres un niño pequeño, solo tienes diez años, pero eso no sinifica que no puedas ser fuerte, ágil, inteligente o hábil. ¿Me entiendes?
- Sí- asiente con la cabeza.
- Repítelo- le ordeno.
- Soy un niño pequeño pero no quiere decir que no pueda ser fuerte, listo y ágil.
- Bien. ¿Has empleado alguna vez un arma?
- Sí, mis mamás me dieron una para defenderme contra los monstruos. Pero no se me da muy bien- reconoce.
- Vale, ya iremos con eso más adelante. ¿Has peleado alguna vez cuerpo a cuerpo? No me refiero a una pelea de niños, no. Me refiero a una pelea de verdad.
- Creo que no...- dice cabizbajo.
- Vale, alza la cabeza- le pido dando un paso hacia él.
Cuando Andrew levanta la cabeza, lo golpeo. Un golpe suave en la cara que hace que retroceda y se lleve la mano a la mandíbula de dolor.
- ¡Auch! ¡¿Por qué has hecho eso?!- me grita, mirándome con ojos vidriosos.
- Oh, ¿te vas a poner a llorar?- me río-. Debes estar siempre alerta y lo más importante, nunca confíes en nadie durante una pelea. Nunca bajes la cabeza, eso podría matarte.
- Pero...- empieza el niño pero lo interrumpo.
- ¡Pero nada! ¡Ahora voy a intentar pegarte de nuevo y vas a tener que esquivarlo sino quieres llevarte más moratones!
Me dirijo hacia él con el puño dirigido a su cara de nuevo pero en el último momento lo desvío y lo dirijo a su abdomen.
- ¡AH!- grita Andrew.
- ¡No te quejes, no te he dado fuerte!- le digo-. Te he dicho que nunca confíes en nada durante una pelea. Podía parecer que mi puño iba directo a tu cara pero ha sido solo una trampa. Tienes que aprender a ver estas cosas, Andrew.
- ¡Lo intento!- se queja él.
- Aún es muy temprano para esto- suspiro-. Mejor empezamos con mejorar tu resistencia. Corre veinte vueltas al campo.
- ¡¿Veinte?!- grita él, sorprendido y con los ojos muy abiertos.
- Sí.
- ¡No pienso hacerlo! ¡Ya estoy harto de que me mandes! ¡Me voy!- dice él empezando a irse pero yo lo paro cogiéndolo por un brazo.
- ¡¿Vas a irte?! ¡Abandonar es de cobardes!
- ¡Suéltame!- grita el niño.
- Vale, probemos con otra cosa, pégame.
- ¿Cómo?- dice este.
- ¡Adelante, pégame!
Andrew sonríe divertido y se acerca rápidamente a mí con el puño en alto.
Lo esquivo rápidamente y le golpeo en el estómago.
- Mal, muy mal- le digo y me giro hacia él.
Está sollozando.
- ¡Quiero a mis mamás!
- ¡Tus mamás no están aquí para defenderte! ¡Levántate del suelo! ¡Atácame de nuevo!- le grito.
- ¡No quiero!- dice él en el suelo, llorando.
Tengo que hacer algo, tengo que incitarlo a que pelee, tengo que encontrar su punto débil.
Entonces me acuerdo de una charla que tuve con Rachel sobre cómo esta conoció a Andrew.
- ¡Imagínate que soy el cabrón que asesinó a Jeff y estoy a punto de hacer lo mismo con tus madres! ¡ESTOY A PUNTO DE ASESINARLAS, DESCUARTIZARLAS! ¡¿Qué vas a hacer?! ¡¿Te vas a quedar ahí sentado mientras yo hago eso?! ¡NO! ¡LEVÁNTATE, SÉ UN HOMBRE, LEVÁNTATE Y GOLPÉAME!
Andrew se levanta, mirándome con odio.
Esta vez se esfuerza más por derribarme pero esquivo su patada a tiempo y le golpeo suavemente en el costado.

Decepcionado, me dirijo a la salida del edificio.
- Espera, ¿te vas?
- Nos vamos- le contesto-. No creo que puedas hacer esto, no te esfuerzas lo suficiente y siempre te estás quejando...
- ¡Puedo hacerlo! ¡Esto solo es el principio! ¿No puedes tener fe en mí?
- ¿Fe?- le digo ladeando la cabeza hacia él.
- Mi antigua madre me dijo que la fe es una virtud que tiene la gente en poder creer en otra persona.
- La fe NO es una virtud, dado que se trata de un paradigma inculcado para creer sin evidencias y por lo tanto es contraria a la razón y el entendimiento. La fe es un recurso cuando tus creencias no tienen argumentos viables- hago una pequeña pausa-. La fe no responde nada, solo detiene las preguntas.
- ¿Qué preguntas detiene?- me dice el chaval, al cual parece que he atreído su atención.
- Preguntas como: ¿cuánto tardarás en volverme a traicionar?, o ¿volverás a caer con el primer golpe que te de?
Andrew se queda callado, pensativo.
- Si quieres que siga con tu entrenamiento, demuéstrame que vales para algo. Hoy harás tú solo tu entrenamiento. Si me gusta lo que veo, seguiremos.
Andrew me mira con su inocente mirada que parece endurecerse y asiente con la cabeza, decidido.

Apocalipsis Zeta - Parte 5: YannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora