Querido Alaric

Capítulo dos

- ¡ Señorita !

Brigitte no se dió cuenta de la voz que la llamaba y siguió caminando, absorta en sus pensamientos.

- ¡ Señorita !

- Oh, disculpe, estaba distraída- se excusó esbozando una amable sonrisa- ¿ Tiene algo que entregarme ?

- Sí, llegó esta carta del ejército hace dos días- el viejo cartero rebuscó en su bolsa de cuero y le tendió el amarillento sobre- Suerte.

Brigitte no se atrevió a abrir la carta allí de pie. Intentando mantener la calma, se sentó en uno de los bancos de la plaza y rasgó el sobre con sus temblorosas manos.

Pero se sorprendió al comprobar que no era la letra pequeña y redondeada de su marido.

Querida Anne,

No te mentiré, como tú misma me pediste.

Cada día aquí es peor que el anterior, y sobrevivir un mes entero, como yo, es un milagro.

Ayer nos sorprendieron en nuestra misión a primeras horas del amanecer y muchos compañeros murieron en batalla. Algunos en la "tierra de nadie", otros en nuestras propias trincheras.
Lo peor de todo es que mientras que defendemos nuestra posición tenemos que verles, pálidos y sin vida, hasta que alguien encuentre el tiempo para llevárselos y quemarlos.

Pero no quiero hablar más de ello, bastante tengo con verlo diariamente. Cuéntame cómo estás tú. ¿ Empieza ya a dar pataditas en tu vientre ? ¿ Lo notas ? ¿ Le cantas ? Ojalá estuviera allí para poder cuidaros.

Siendo realista, no creo que vuelva pronto.

Eternamente tuyo,
Alaric.