Especial: Sueño Y Realidad.

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Ese día decidí salir de nuevo al parque, no porque quisiera ver a alguien en especifico ahí claro que no (nah, la verdad si) sino porque me agradaba aquel lugar simplemente. Hacía un viento algo frío por lo que usaba mi gorro y una bufanda junto a mi amado abrigo. Las manos en mis bolsillos se mantenían calientes y en una de ellas sostenía mi móvil donde mis orejeras sonaban con la música de Epik High. La gente se divertía en familia, con amigos o simplemente caminando por ahí como yo lo hacía.

Era esplendido perder el tiempo en este sitio y más en una tarde tan bella como esta.

Unas manos rodearon mi cintura acercándome con cariño al cuerpo ajeno, ocultando su rostro en los cabellos de mi nuca provocándome un escalofrío placentero a todo mi cuerpo. Sostuve esas manos en mi cintura cerrando los ojos.

—Hola bonito, ¿por qué tan solo?

Aquella voz me encantaba y me causaba una hermosa sensación en mi estómago muy agradable, pero más que nada lo que me hacía sentir mejor era el tenerle junto a mi. Me saqué los audifonos y los guardé en el bolsillo de mi pantalón.

—Te estaba buscando, pero ya estás aquí —me giré sobre sus brazos para no deshacer su abrazo y rodearlo por el cuello acercándome a su rostro. Ambos sonreímos.

—¿Quieres que nos vayamos a casa ahora? —SeokJin besó mis labios con dulzura a lo que yo negué un poco.

—Quiero seguir aquí, contigo.

—Lo que pida mi principe —susurró de nuevo en mis labios volviendo a besarme.

Durante casi tres horas estuvimos caminando por todo el lugar, sentados en alguna banquilla, jugando a rodar por el césped recién cortado, arrojándonos las hojas caídas de los árboles, comiedo helado y besándonos a escondidas de la demás gente detrás de los arbustos cuando luego de tanta actividad, decidimos detenernos a sentarnos en los columpios.

Él quedó detrás mío besando mi cabeza, le miré antes de que este me diera unos cuantos empujoncitos a fin de que pudiera comenzar a moverme, SeokJin se fue a el columpio al lado mío empujándose a sí mismo. Sus risas me calmaban e inevitablemente me hacían reír sin explicación.

¿Podría mi vida ser más hermosa que ahora? No... jamás lo sería.

—Amor, volvamos a casa ahora ¿si? Ya tengo hambre —le miré cuando este ya se había detenido y me suplicaba con un puchero en sus labios acompañado de esa mirada dulce en sus preciosos ojos castaños.

—Volvamos a casa, Jinnie.

~

—Nada de eso, yo seré tu sirviente el día de hoy —quitaba mis manos del pequeño delantal blanco con estampados rosas—. Vuelve a la recamara, no tardaré.

—No, yo quiero ayudarte, siempre eres así de tierno conmigo que a veces me siento un inútil —hice varios pucheros los cuales conocía a la perfección no podía negarse—. ¿Por favor?

Ante mi infantil mirada le noté morder su labio inferior soltando un suspiro resignado, yo había ganado.

—Esta bien, pero debes darme un beso para quitarme este enojo —fingió molestia a lo que yo me paré de puntitas alcanzando apenas sus labios sintiendo como sus manos me tomaban de las caderas a fin de poder acercarnos más. Reí ante sus movimeintos.

—Vale, vale que si seguimos así nunca terminaremos la cena —jugaba por apartar sus manos de mi cuerpo.

—Prefiero mil veces comerte a ti, lo sabes —abultó sus labios cuando logré soltarme.

—Podemos hacer eso luego de la cena~ —dije coqueto y le lancé un beso haciendo que sonriera de nuevo.

~

What Should I Do? [Suga x Jin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora