Capítulo 5

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Siendo viernes y medio día, volvieron a reunirse en el ameno restaurante de Lita pero con una pequeña variante, tenían a dos hermosas e inteligentes mujeres muy ojerosas, muy cansadas. Y a su resaca se sumaba algo peor que su sed y el fuerte dolor de cabeza que las había acompañado todo el día.

Las interminables preguntas de una curiosa y muy alegre Serena.

—es suficiente Serena, no sigas.

—¿Cómo que no Mina? Es que no me lo pueden negar muchachas, ¡se ve que se divirtieron como nunca!

—¡oye!

Dijeron al mismo tiempo Mina y Amy (según ellas) muy ofendidas.

—oye no Serena, ¿Qué te pasa? Si me levanté de mi cama fue porque no hay mejor sopa que la que hace Lita. ¿Verdad que si Amy?

—sí, para que te digo que no, si, si Mina. Por eso también decidí venir.

—pero, ¿y esas ojerotas que tienes que eh Mina? Mira que, que insaciables salieron ese par. –no lo podía evitar, no dejaba de reírse al verles las caras—No me las dejaron dormir nada anoche muchachas. Eso sí que es el colmo.

—como primera medida, tú también tienes ojeras y eso no quiere decir que estuviste con alguien anoche hasta muy tarde Serena. ¿O sí?

—pues no Mina pero miento, si porque si tengo ojeras y no dormí casi nada anoche, no fue porque un papacito como el de alguna ustedes no me dejara dormir.

—¡Serena!

—¿Qué?—decía entre risas, se estaba divirtiendo como nunca—es la verdad; ya hubiera querido yo. Si tengo ojeras y un sueño del carajo, es precisamente por culpa de ustedes dos; más especialmente por culpa tuya Amy. Por estar de vaga tomando y bailando con ustedes anoche en ese antro es que tengo estas ojeras y un sueño que me tumba. No sé ni cómo fue que me levanté esta mañana me cae.

—ay Serena, de verdad que lo siento mucho. Yo ayer estaba muy aburrida y...

—oye Amy, ——dijo ya más seria y mirándola a los ojos con una leve sonrisa mientras Lita llegaba con sus órdenes a la mesa—era solo una broma, tranquila.

—pues sí pero es la verdad. Por mi culpa tú y Lita....

—por mí ni se preocupe señora Mizuno que la pasé increíble. –Sonrió Lita después de ponerles los platos sobre la mesa—Hace rato no salía.

—ya no sé ni cómo decirte que no me digas así Lita. Solo Amy, Amy a secas que se podría decir que todas aquí somos amigas. ¿No muchachas?

Serena y Mina solo asintieron muy sonrientes. Pero Serena que era tan cansona....

—pues si Amy pero conozco a alguien que quiere ser más que amigo de Lita. –Señaló con la mirada una mesa vecina en donde estaban Andrew y un amigo almorzando— ¿o no es así amiga?

—¡Serena! No digas eso que, ¿Qué tal y te escuche ah? ¡Me moriría de pena!

—aja... ¿con que te gusta la ex conquista de Serena, no Lita?—dijo Mina con malicia después de haberle dado un sorbo a su jugo.

—no tendría nada de malo Mina porque si, Andrew no es mi tipo pero es un hombre muy atractivo. Además está el hecho de que ella a él también le gusta y....

Lita se había puesto roja de la pena mientras Serena y Mina hablaban como si ella no estuviera ahí. Y como aun debía volver a la cocina a seguir dirigiendo a sus cocineras, se despidió amablemente de cada una de ellas. Dejándolas en un mar de risas y discutiendo de nuevo porque Serena decía que dejaran de hacerse las locas y le contaran que tal la habían pasado con esos hombres, otros también eran interrogados y de qué manera en un fino y muy lujoso despacho.

El caballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora