Eran las nueve de la noche y Serena estaba pegada de su ordenador. Después de darse un baño, compartir la deliciosa comida que había hecho su mamá y aprovechando al máximo su compañía porque no estaría por muchos días en la ciudad, luego se despidió porque el tamaño del bostezo que le dio cuando estaban en la sala tomando té y platicando fue enorme. Gracias a eso se dio cuenta de lo cansada que estaba.
Pero si Ikuko estaba cansada de tanto arreglar esa desordenada casa que había sido la herencia para Serena, Serena lo estaba aún más. De verdad estaba agotada y se le cerraban los ojos del sueño y el agotamiento que tenía pero no podía. Cada que recordaba la conversación con Molly se le erizaban los vellos de las manos.
Se ponía muy ansiosa, muy inquieta.
"... y el de pelo castaño, no hizo más que jugar con un encendedor plateado muy raro mientras esperaban al más lindo de los tres, al triple papito de pelo negro y ojos azules. Ay si Sere, ese encendedor era rarísimo amiga, nunca había visto uno igual. Tenía como...."
—si Molly, de verdad que es raro. Espero que mis amigas no estén corriendo ningún peligro con esos muchachos.
Luego dijo más enfocada en la pantalla del ordenador y menos en sus pensamientos...
—a ver, ¿no era dorado? Pero si esa era la contraseña. Esa fue la que use la última vez para poder entrar al sistema. ¿Y ahora qué hago ah? Ah, ¡ya sé! Si, seguro ella debe saber.
Serena se levantó como un resorte de la silla en donde estaba sentada y fue por su teléfono que estaba sobre la cama. Tirándose sobre ella y mientras discaba el acceso rápido para llamarla, luego fue saludada por ella como siempre. Con la amabilidad que la caracterizaba.
—hola cabeza de bombón y dime, ¿no deberías estar durmiendo ya?
—¡Haruka! ¿Hasta cuándo me dices cabeza de bombón? Ya no soy esa niña de coletas que protegías en la escuela. Te he dicho hasta el cansancio que no me digas así.
—sí, si, como digas cabeza de bombón.
Sonrió con gusto mientras seguía en su oficina trabajando y Serena hacia rabieta.
—pero dime, ¿a qué debo el honor de tu llamada?
—necesito que me ayudes a entrar a la base de datos de la policía, a la de la teniente Neherenia. Así como la otra vez Haruka.
—¿Qué? No, olvídalo.
—pero Haruka....
—fue precisamente gracias a eso cabeza de bombón, gracias a ti y a tu chistecito por saber si ese tipo tenía antecedentes penales o no, que la loba de Neherenia me hizo esta mierda. Me dio montañas de trabajo de oficina e impidió que siguiera investigando a los Black. Así que no me pidas que....
—por favor Haruka, te lo ruego. Esta vez no se trata de mi o de una curiosidad. Es serio.
—¿sí? ¿Qué tanto?
—no te puedo decir porque aún no estoy segura si es peligroso o no. –Se levantó y volvió al ordenador—Por eso necesito entrar a la base de datos Haruka. Anda, no seas así prima, ayúdame.
—¡ah! Tú siempre haces la misma mierda conmigo.
Dijo Haruka riendo mientras se levantaba del escritorio e iba a la oficina de su mejor "amiga". Dijo mientras iba con Michiru.
—siempre te sales con la tuya. Espera, estoy con la indicada.
Haruka tapó la bocina del teléfono y le pidió a Michiru que averiguara la contraseña. Para Michiru hacer eso no era ningún problema ni le significaba ningún esfuerzo porque además de policía era ingeniera en sistemas. Era la encargada de manejar toda la base de datos de esa jefatura de policía y la de dos más.
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El caballero
Hayran KurguHola, hola mis estimadas monnies lectoras :) El dia de hoy les traigo esta historia que escribi hace, guau, creo que hace mas de un año, con la ayuda de una de mis mas queridas amigas, con Clarissa. El caballero es una historia que cuenta de la vida...