Capitulo 18

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Eran las ocho de la noche y Darien y Serena ya no estaban en el hospital. Ya en la mansión de Darien (o Endimión como era que ella lo conocía) y con la promesa de Amy que les rogó que se fueran a descansar que cualquier cosa que pasara ella los llamaría, se encontraban cenando pero Serena no podía. No podía comer nada porque no hacía más que pensar en sus amigas y en todo lo que estaba pasando con ellas. Sobre todo en Mina.

— No has comida nada Serena. ¿Estás bien?

— No Endimión, la verdad no estoy nada bien. Estoy muy preocupada por Mina y creo que lo mejor es ir a verla. Es que te digo mi amor, —dijo mientras sacaba su celular para revisar si tenía algún texto, alguna llamada perdida—hace mucho que no la veía así. Desde lo de Armand no la veía tan mal. ¿Qué le habrá pasado?

— Tienes que dejar de ser tan chismosa mi bello ángel porque si no, te vas a terminar metiendo en un problema muy serio un día de estos.

— No es de risa Endimión. —Lo miró con desaprobación mientras él bebía un poco de vino y sonreía—A mí no me parece para nada gracioso y, ¿me prestas tu estudio? Voy a llamar a Mina de nuevo a ver si ahora si le da la gana de contestar el teléfono.

— No tienes ni que pedir permiso Serena.

Se levantó de la silla y fue con ella para ofrecerle su mano. Para ayudarle a levantarse de la mesa y acompañarla hasta el estudio.

— Te he dicho que todo lo que tengo; incluido mi corazón, es tuyo mi ángel. Todo lo que quieras y yo pueda darte es tuyo mi amor.

— Ay no Endimión, no es justo. —Le hizo un mohín mientras le daba la mano para levantarse. Luego estuvo a su lado y empezaron a caminar hacia el estudio.

— ¿Qué no es justo?

— Tú. Tú sabes que me derrite que seas tan galán y bueno, ahora no es el momento para...

— Oye no, siempre es buen momento para eso mi bello, provocativo y seductor ángel. —La abrazó por la espalda y pegó su muy creciente erección en su trasero.

— Endimión...no, no puedo porque...

— Siempre, cualquier momento es bueno para hacerte el amor. Anda, —le abrió la puerta—llama a Mina y cuando te desocupes ven a la habitación. Te estaré esperando.

Serena entró al estudio de Darien (que más parecía una biblioteca pública) para llamar a Mina y preguntar como seguía. Pero si Mina, Yaten, Amy, Taiki y Darien tenían problemas, Rei también los tenia; o es decir, los tendría muy pronto. Mientras ella gozaba entre los brazos de Nicolás es una clandestina habitación de motel, Zafiro estaba con Petzite a punto de escuchar algo que lo sacaría (como hacía mucho tiempo no pasaba) de sus casillas.

Lo que Petzite estaba a punto de decirle mientras volvía de la sala con unos papeles, le sacaría muchísimo la mierda.

— Ummm, si, ya volviste preciosa. Anda, deja eso por ahí que hoy no me puedo quedar contigo mi amor. Rei está embarazada y no quiero...

— Zafiro, necesito que me prometas que no vas a matarme por lo que tengo que decirte.

— Eso depende Petzite. —Dijo ya de mal humor mientras se apoyaba en un codo con medio cuerpo cubierto por una sabana—Todo depende de lo que me vayas a decir. Y a todas estas, ¿Qué es eso que tienes ahí?

— Anda. Necesito que lo prometas. Si no, no puedo decirte nada.

— Está bien, está bien, te lo prometo. Eres la mejor amante que he tenido en toda mi maldita vida y sólo por eso no puedo matarte. ¿A quién más cogería como te cojo a ti mi amor?

El caballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora