Capítulo 20

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Era viernes en la tarde y Serena estaba con Darien pero estaba muy aburrida; y él no se quedaba atrás. Aunque estaban en el rancho (el lugar en donde habían hecho el amor por primera vez) y ese lugar siempre los relajaba, esa tarde no conseguía hacerlo. Serena estaba muy aburrida por lo mal que estaban sus amigas y Darien, se sentía muy ansioso. Estaba muy preocupado y ni sabía porque. Sólo estaba algo frio, tembloroso y muy, muy nervioso. Como si sintiera que algo muy malo iba a pasar.

En el jardín y mientras paseaban por aquel abundante y hermoso rosal, fue Darien quien se percató de la mirada completamente ausente de Serena y le preguntó con suavidad...

— ¿Qué tienes mi bello ángel? ¿Qué te pasa que estas tan seria?

— Nada, nada, no es nada Endimión y no te preocupes mi amor. —Le sonrió fingidamente mientras él le tomaba la mano, la llevaba hasta sus provocativos labios y la besaba—Estoy bien.

— ¿A quién tratas de engañar? ¿A mí acaso? No, no Serena. Tú no me crees pero yo te conozco muy bien.

— ¿Ah sí? ¿Qué tanto?

— Te conozco lo suficiente como para saber que si estas así como estas, es por tus amigas. ¿O me equivoco?

— Eso no es justo mi amor. —Hizo un dulce mohín y atrapó sus manos que ya la abrazaban por la espalda con ternura—Parece que sí es verdad. Me conoces demasiado bien Endimión.

— ¿Lo ves?

— Sí. La verdad si estoy triste pero sobre todo muy preocupada por ellas.

— Serena, mi amor.

La giró para que quedara frente a él mientras ya se empezaba a divisar a lo lejos una bella puesta de sol con colores muy vivos. Muy románticos.

— Tranquila. Esas cosas pasan y en el caso de Mina y Yaten, relájate que tú sabes que ellos se la pasan es en esas. Eso no es novedad Serena.

— No, no Endimión, creo que esta vez es en serio porque el día que estuve con Mina y...

— Ah sí, —sonrió con dolor al recordarlo—Mina. Por culpa de esa malvada yo dormí solo esa noche. No olvides darle las gracias por mí cuando vuelvas a verla.

— Es en serio mi amor.

Sonrió de nuevo con él. Pero luego más seria...

— Es de verdad amor. Ese día Mina se comió; sola, todo un tarro de helado.

— Uy, ¿sí? No Serena, ¡ya me antojaste!

— ¡Endimión!—Exclamó sonriente mientras él se reía—No te rías que es de verdad. Mina, Mina no volvió a comer helado desde lo de Armand. Recuerdo que la última vez que comió helado; y en esa cantidad, fue cuando él la dejó por esa tonta y se fue a Londres a trabajar en la empresa de los papás de esa infeliz.

— Oye, ¿te cae?

— Sí. Mina ese día lloró, lloró y lloró igual a como estuvo la semana pasada mientras se comía ese helado. Aquel día dijo que comería hasta no poder más. Que de nada había validó todos los sacrificios que había hecho por él y que por eso esa noche seria para ella. Para comer lo que verdaderamente quisiera. Vi a Mina muy mal amor y no sólo a ella, Lita también está muy deprimida.

— ¿Lita?

— Ay si mi amor, —lo abrazó sintiéndose muy deprimida—mi Lita es muy linda; y es una excelente persona, pero tiene un grave problema con el compromiso. Desde lo de Mauricio, bueno, ella se cerró a la posibilidad de volverse a enamorar y ahora eso la alejó; y creo que definitivamente, de mi Andrew.

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