Caso 21» j.b

Capítulo 14

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Ni siquiera habíamos terminado de cenar. Habían pasado alrededor de tres minutos desde que Taylor Clark me dijo que iba a pasar la noche en aquel lugar.
Cuando se retiró de nuestra mesa me preocupe de preguntar a la tipa rubia de mi lado que era aquel sitio.

No lo definió como algo soportable. Lo único que hizo fue aclararse la garganta y mirar hacia sus lados para luego inclinarse hacia mi y ponerse a la altura de mi oído.

- Nadie de las que estamos aquí hemos estado. Hubo una presa hace casi un año que fue destinada allí por atacar a uno de los guardias, pero no la volvimos a ver.
También algunas de nosotras hemos pasado por la entrada de esta celda. Eso ha hecho que nos hagamos una idea de lo que pasa ahí dentro.

No es un lugar bueno para estar sola, y mucho menos para pasar la noche.

Miré hacia las demás chicas. Sabía que aun que la muchacha se había esforzado en explicarme lo que sucedía de la manera más discreta posible las demás mujeres habían oído lo que hablábamos.

Y yo a ellas.

Comentaban acerca de lo terrible que lo iba a pasar. De lo infierno que sería y de que así se me quitarían las ganas de contestar al agente Clark.

Sonó el reloj del comedor marcando las diez de la noche. Todas las mujeres de aquel monótono lugar dejaron automáticamente de comer y los empleados retiraron sus platos una por una. Cuando terminaron, los guardias se acercaron a nosotras y no hicieron ponernos en fila para volver a nuestra celda.

- Johnson.

Se escuchó una voz constante y grave en medio de aquel silencio. Mi vello se erizó, pero me mantuve fría ante aquella situación. Todo el mundo, en su totalidad, me contemplaba dar la espalda a Taylor Clark mientras él, con un rostro que era difícil de descifrar, se mantenía parado al lado de otra puerta que había en el comedor (diferente a la que usamos para entrar a cenar).

- Acompáñame.

Cerré los ojos un momento intentando desviar las malas ideas que mi mente había imaginado unos minutos y respiré hondo.

- Por supuesto. - Contesté con un hilo de voz intentando crear un ambiente en el que nadie pudiera alarmarse, ofenderse o sentir la necesidad de castigarme por mis palabras.

Avancé a paso lente a través del comedor. No me daba ningún miedo, había estado en situaciones peores que ésta y sabía como manejarlo. No iba a tener ningún reparo en usar el cuerpo a cuerpo con un agente de la cárcel.

Sabia defenderme yo sola sin necesidad de que nadie me ayudara. Es, al fin y al cabo, lo que he estado haciendo toda mi vida.

Llegué a su lado y antes de mirarlo a los ojos desvié mi vista hacia el gigante reloj del comedor que marcaba las diez y cinco ya pasadas. Después de esto, atravesé la puerta y él me siguió mientras notaba su burlesca mirada en mi espalda.

Todo estaba oscuro. Sólo una tenue luz iluminaba el camino y apenas pude diferenciar nada en el camino que no fueran puertas. Todo aquello parecía de una película de terror y estaba comenzando a plantearme si aquello era una simple cárcel o un laboratorio secreto, ilegal y repugnante. Llegamos a la última puerta y Clark la abrió con una llave.