Capítulo 21

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PUNTO DE VISTA DE ELISABETH.

No podía creer lo que me acababa de decir Justin. No pensé que todo esto iba a acabar así y le iba a afectar tanto.

Él seguía mirándome con esos ojos que dan miedo y yo solo pude retroceder.

- Vale. - Él seguía con la misma mueca. - Está bien, quizá necesites tiempo para asimilar y...

- ¿Tiempo para similar el qué? - Justin frunció el ceño y después lo hice yo.

- Pues para pensar en todo lo que ha ocurrido y...

- ¿Pero piensas que después de esto voy a volver contigo?

Él se acercó a mi y yo me encogí frente a él. Me sentía demasiado indefensa para poder llevarle la contraria.

- No, pienso que podemos arreglarlo.

- Entérate Elisabeth, me has mentido con algo muy grave.

Entonces comencé a sentir la rabia en mi, ¿quién pensaba que era? Ni siquiera había matado a nadie, solo había intentado salvar nuestro futuro matrimonio.

Le aparté de un empujón y subí a la planta de arriba. Sentí que estaba sola, así que cogí mi gabardina larga y me la puse encima del diminuto camisón que llevaba.

Bajé de nuevo y Justin me miró fijamente, pero no dijo nada, solo estaba en la puerta de la cocina con los brazos cruzados.

Me coloqué mis botas de goma y pasé a su lado golpeandolo en el brazo -creo que me hice más daño yo que él- para coger mi bolso.

Volví a salir y antes de abrir la puerta principal lo miré.

- Sabes de sobra que estas cometiendo un error.

- Cállate ya.

Salí de allí dando un portazo. Estaba en un estado de impotencia absoluta. Estaba enfadada conmigo misma y también con Justin.

Anduve por toda la calle sola a un paso rápido. Por suerte no había absolutamente nadie en la calle así que resultó todo más fácil sin cretinos ni gente preguntando.

Llegué donde necesitaba llegar y toque la puerta un par de veces.

Oí los pasos acercándose y cuando llegó a la puerta principal sonó la llave abriendo el trancado de seguridad. Cuando abrió la puerta su cara se tornó a sorprendida.

No llevaba nada puesto en el torso, únicamente unos pantalones rojos, y en la mano que no sujetaba el manillar sostenía una obra de Shakespeare con un dedo metido en las páginas para no perder la historia.

- Lo siento. No tenía donde ir, ¿me dejas pasar?

PUNTO DE VISTA DE JUSTIN.

Sentía la mayor impotencia que nunca había sentido. Había intentado hacerme creer que iba a ser padre, que íbamos a formar una familia por un capricho. Había hecho que mis días fueran lo más loco del mundo únicamente porque pensaba que la iba a dejar.

Y sí. Quizá si no hubiera ocurrido esto yo ya la habría explicado que todo esto era muy precipitado, que no estaba cómodo con mi elección y que no podía ser posible.

Suponía que ella ya se imaginaba todo esto, y por ello se había montado su propia historia para evitar la verdad.

Alcancé mi té -ya frío- y lo tiré por el desagüe de la cocina. El estómago se me había cerrado y ni siquiera tenían ganas de comer. Sólo quería fumar.

Caso 21» j.b Donde viven las historias. Descúbrelo ahora