Capítulo 15

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"Eres todo lo que necesito, ven y liberame como un reguero de pólvora" -
Demi Lovato


- No puedo creer que vayamos a hacerlo.

Elisabeth daba vueltas al anillo alrededor de su dedo mientras Justin estaba abrazandola por la espalda. Habían salido del restaurante y Justin había conducido durante treinta minutos hasta llegar a un lugar alejado de la gran ciudad para conseguir un poco de paz.

Podían ver la luna desde una gran colina y las estrellas en el cielo, diferenciándose fácilmente las constelaciones.

- Mira. - Justin señaló un grupo de estrellas y ella entalló la vista para poder encontrar la forma que creaban. - Cabellera Berenice

Su voz era suave pero ronca. Algo jodidamente atractivo.

- Representa la cabellera de la reina de Egipto. Cuenta la leyenda que sacrificó su cabello a los dioses en agradecimiento al retorno de su marido de la guerra. - Sus dedos acariciaban la delicada nuca de ella, que miraba atentamente el cielo mientras escuchaba la historia. - El rey se enfadó y...

Justin dejó la leyenda a medias y Elisabeth gimió en forma de protesta. Se giró y frunció el ceño.

- Y... ¿que pasó después?

- Mandó matar al peluquero por semejante estropicio.

Elisabeth carcajeó y golpeó el hombre izquierdo.

- Hablo en serio, ¿que ocurrió?

- Un sacerdote le indicó que los dioses habían colocado la cabellera de su mujer en el cielo.

Elisabeth puso cara de desagrado y ésta vez fue Justin quien frunció el ceño.

- ¿Qué pasa?

- No sé, me lo esperaba de otro modo. Quizá me guste más tu versión.

Justin rió y ajustó sus brazos a la cintura de su novia.

- ¿Y esa?¿Esa que constelación es?

* * *

________ miraba por la ventanilla del coche el paisaje pasar a casi doscientos kilómetros por hora. Tenía la adrenalina atrapada en la garganta todavía y tenía frío.

Giovanni miraba constantemente por los espejos para asegurarse de que nadie les estaba persiguiendo.

Era un hombre precavido. No se dejaba ningún cabo suelto por el bien de su trasero, por el bien de su propia vida.

Tenía ese aire misterioso que hacía dudar si de verdad había algo que no fuera mentira en su vida y en sus palabras y, al fin y al cabo, es lo que tenía que aparentar.

_________ había hablado poco con él, pero lo suficiente para enterarse de quién era y lo que podría pasar después de todo esto.

Habían cogido un atajo de Colorado y estaban acercándose a la carretera general, y eso era bueno.

Una vez que entraran en aquella vía el cuerpo de policías perdería la pista sobre ellos. El siguiente paso sería coger un avión hasta Nueva York y después... la verdad es que ________ no tenía la menor idea de lo que pasaría después, pero sabía de sobra que estaba en deuda con aquel hombre, con lo cual también estaba endeudada. Debía mucho a ese tipo y eso no la convencía.

Caso 21» j.b Donde viven las historias. Descúbrelo ahora