Capítulo 43: Gracias mamá

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Sehun consideró todas las cosas que le había aconsejado Jongin cuando se enteró de su relación con Kyungsoo. Sintió que era extraño que pudiera ser capaz de hablar sobre los noviazgos de los demás cuando tenía una historia tan complicada con Luhan. Es decir, en ese mismo momento tenía un ligero problema con su pareja. Luhan empezaba a actuar distante, luego se arrepentía y pasaba gran parte del día pegado a él dando y pidiendo mimos y caricias. Se arrepentía de nuevo y el ciclo se repetía. 

Al principio le pareció que era una actitud infantil y ciertamente inmadura y molesta. Pero su amor por el otro chico era lo suficientemente grande y fuerte como para que su límite de su paciencia fuera amplio. Decidió esperar a que el rubio tuviera tiempo para pensarlo, se sincerara e hiciera lo correcto. Con aire cansado, entró en el departamento de Luhan con su propia llave, se acomodó y prendió la televisión para ver algo hasta que el dueño de casa llegaba. Sehun se sorprendió cuando escuchó la puerta abrirse y a Luhan hablar por teléfono en chino. Parecía enojado. Por eso, el menor de los dos prefirió no decir nada hasta que terminara su llamada. 

Luhan resopló molesto y entró a la cocina. Veinte minutos después, Sehun no pudo más y fue en busca de su novio para averiguar qué pasaba. El chico lloraba silenciosamente sentado en el piso y abrazando sus propias piernas. Se sobresaltó cuando se dio cuenta que tenía compañía. 

–¿Desde cuándo estás aquí?– exclamó el dueño de casa sorprendido 

–¿Puedo preguntar al menos lo qué pasa o mejor ahorro un poco de saliva?– quiso saber Sehun. Se sentó a su lado, pero mantuvo cierta distancia. 

 –Ahorra saliva, estoy muy cansado– respondió el mayor de los dos. Su voz se escuchaba quebrada y eso hizo que Sehun se sintiera impotente. Quería ayudarlo.

–¿Por lo menos puedo estar contigo o prefieres que me vaya?

Luhan no respondió pero se acercó a él tanto como pudo. Cuando el muchacho lo notó, acomodó su brazo y le susurró palabras bonitas al oído.

–Todo va a estar bien, cariño. No importa lo que pasó, yo siempre voy a estar a tu lado. 

–Sólo lo dices porque quieres consolarme– se quejó el rubio. 

–Es verdad. Quiero consolarte, pero eso no quiere decir que no sea cierto. 

–No mientas. No puedes perdonar cualquier cosa que haya hecho– respondió Luhan. No parecía precisamente enojado, sonaba más arrepentido que otra cosa. 

–Claro que puedo– aseguró el menor de los dos con mucha confianza. 

–¿En serio?¿Incluso si fui infiel?

* * *

Jongin no sabía si sentirse feliz o devastado. Kyungsoo terminó con él, pero también había confesado que lo amaba. Le pidió tiempo, pero le había dicho que lo amaba. Era extraño. Estaba emocionado y herido al mismo tiempo. Lo pensó por un tiempo y se dispuso a ser maduro. Quería ayudar a su pareja y darle el espacio que necesitaba. Quería mantener la distancia como había prometido. No lo consiguió. 

Cuando se dio cuenta, ya estaba buscando, visitando, llamando e invitando a comer a Kyungsoo. El otro chico lo aceptaba con buena voluntad, pero mantuvo el límite. Estaba realmente convencido que necesitaba esa distancia para pensar, ir a terapia y entender realmente lo que pasaba con su mente y sus sentimientos. Era la mejor manera de recuperarse antes de continuar con su relación con Jongin. Porque, si algo era seguro, es que estaba a continuar a su lado en el futuro. 

Sus sesiones en el psicólogo eran cada vez más profundas en contenido y muy intensas emocionalmente. Era difícil para Kyungsoo sobrellevar ciertos recuerdos sin el apoyo de Jongin. Aunque, al final, él siempre estaba ahí cuando las cosas se ponían difíciles. Kai tenía la grandiosa habilidad de sacarle una sonrisa. Jongin lo curaba sólo con mirarlo con ternura y diciendo las palabras correctas para animarlo. El chico estaba a su alrededor constantemente rogando por atención silenciosamente. Pero no era lo mismo. 

Y, mientras Kyungsoo y Jongin trabajaban en su relación y vivían sus vidas, había alguien que los observaba, escuchaba y asechaba constantemente. Los chicos eran inconscientes del peligro que vivían. Kang Dae estaba en las sombras, siendo invisible y, al mismo tiempo, omnipresente. Se enteraba de todo lo que necesitaba para atacar en el momento correcto. Que la pareja haya decidido separarse por un tiempo parecía ser el momento correcto. 

* * *

Baekhyun recibió un mensaje muy extraño de su madre. No lo citaba en el lugar de siempre, sino le dejó la dirección de un hotel. Debía esperarla en el lobby a una hora determinada. El chico pensó que tal vez le iba a pagar una habitación ahí, pero sus esperanzas se esfumaron cuando recordó la forma en la que había huido de casa. 

La mujer había pedido té de frutas que olía muy bien. Baekhyun se sentó frente a ella en la mesa que había sido cuidadosamente decorada. Todo tenía buen gusto, típico de las preferencias de su madre. Baekhyun se dio cuenta de que echaba de menos, muchísimo, los lujos que antes podía darse. 

–Baekhyun– le llamó la mujer con su tono de voz seguro, aunque un poco seco para el gusto del muchacho.

–Madre respondió él, tratando de imitarla.

–Te invité el día de hoy porque...– su madre dudó por un largo momento y se aclaró la garganta varias veces antes de continuar. –Creo que mereces una disculpa. 

Baekhyun no podía creer lo que estaba escuchando. Era, sin duda, la primera vez que abría tanto la boca por el asombro. No le quitaba a su madre la vista de encima y no pudo disimular que estaba totalmente estupefacto.

–¿Qué?– logró articular sin creérselo todavía. ¡Una disculpa!

–Tienes que comprender que enterarse de tu... situación... es algo difícil para ciertos padres. Lamentablemente no soy una excepción. Soy una persona con ideas claras y hay ciertas cosas en las que no doy mi brazo a torcer. Pero eres mi hijo y eres más importante para mí que cualquier otra persona. Así tu lo creas. Tu padre ha estado ausente por su trabajo y sé que soy presionante. Fui rígida con ciertas cosas, pero hice mi mejor esfuerzo para criarte de la mejor manera posible. Cuando te fuiste estaba asustada y molesta– la mujer suspiró. –En realidad me he dado cuenta, gracias al tiempo que he tenido a solas en tu ausencia, me di cuenta que... no me importa lo que hagas con tu vida o cuáles sean tus gustos. Soy tu madre. Te tuve nueve meses en mi vientre y eres lo más importante que he hecho. No voy a mentir, esto me incomoda, me sorprende y hasta puedo decir que me escandaliza enterarme de tus tendencias. Eres mi hijo, mereces mi apoyo. 

Baekhyun escuchó en silencio todo el discurso, llorando en silencio con la cabeza baja y en silencio. Las gordas lágrimas cayeron por su rostro y no se dio la molestia de secarlas. Eran lágrimas de felicidad. Por primera vez en su vida, su madre era sincera con sus sentimientos y  supo, con total certeza, que en realidad lo amaba con toda su vida y estaba dispuesta a aceptarlo como era. Ese mismo día, Baekhyun tuvo la felicidad y la satisfacción de dormir en su propia cama, en su propia habitación. 


Acéptame, acéptanos (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora