Capítulo 47: Susto de muerte

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Las llaves, las llaves, las llaves. ¿Dónde estaban las llaves de su maldito auto? No aparecían en ninguna parte. Cada segundo contaba, porque Jongin estaba cada vez más y más lejos mientras más se demorara. Cuando Kyungsoo finalmente estaba en camino a buscar a Jongin, sabía que ya debía estar lejos. Mientras estaba detrás del volante, no sabía si acelerar o frenar. Conducía sin rumbo fijo porque no sabía a dónde se había dirigido. ¡Maldición! Seguramente lo había visto todo porque caminaba apurado y consternado. ¿Y si había visto a Kang Dae saliendo de su departamento? Ese sería un gran problema. ¿Y si había ido tras él? Imposible. Kyungsoo se repitió: piensa, piensa, piensa, ¿a dónde fueras si estuvieras muy molesto, triste o enojado si fueras Jongin? La respuesta llegó casi de inmediato. La sala de ensayos de baile. Si no había seguido a su psicópata ex novio, seguramente estaría intentando sacar toda su frustración. Dejó su auto en el estacionamiento de la universidad y se dirigió, ansioso y preocupado, al club mientras pensaba en todas las posibles consecuencias de sus acciones.

Si bien no era el momento, se sintió muy orgulloso de sí mismo cuando vio las luces de la sala de baile prendidas. La única persona que podía ir a practicar a esa hora en la universidad era nada más y nada menos que Jongin. Se alegraba conocerlo lo suficiente para poder encontrarlo con facilidad, pero al mismo tiempo se sentía miserable por ser la causa de su dolor y sus frustraciones. Kyungsoo podía saberlo porque Kai le había comentado varias veces que era el único miembro inactivo del club que conservaba las llaves de la sala. Además, era el único que iba por la noche. También le comentó que cuando se sentía agobiado, lo sacaba todo practicando un poco. 

Kyungsoo entró en el edificio y avanzó lentamente. Sentía que su corazón estaba a punto de salírsele del pecho. No tenía confianza en si mismo en ese momento, no tenía suficiente valor para enfrentarlo. Entró a hurtadillas e intentó no ser descubierto. Su intención no era sorprenderlo. Sólo quería disculparse y explicar todo lo que había pasado. No quería que hubiera malos entendidos entre ellos. Aunque, si era honesto, en el fondo también estaba el intenso deseo de verlo bailar. Para él, la versión de Kai bailando era un placer que estimulaba todos sus sentidos a la vez. Kyungsoo debía aceptar que no quería perderse del espectáculo, ya que no había sido capaz de verlo en acción en mucho tiempo. Lo dejaría dejar de lado todas sus tensiones y luego tendría oportunidad de hablar con él. 

Cuando se asomó, pudo comprobar que era efectivamente el menor de los dos quien estaba ahí. Jongin tenía la cabeza gacha, parado frente al espejo mientras esperaba que la música marcara el momento adecuando para empezar a mover su cuerpo. Desde el inicio, sus pasos estuvieron llenos de gracia y agilidad. Cometió varios errores en sus intentos cuando la coreografía se ponía más difícil. Como Jongin estaba convencido de que nadie lo acompañaba, no se molestó en ocultar su frustración. Siguió bailando por un largo rato, repitiendo la música y los movimientos. Uno de los pasos parecía no convencerlo, así que que paró. Cambió de música porque no quería dejar de bailar. Así que lo mejor era ponerse a improvisar. Esa era su parte favorita del ejercicio. Se notó de inmediato que se sentía mucho más libre cuando dejó que la música fluyera y que su cuerpo simplemente la siguiera de forma instintiva. 

Kyungsoo fue testigo de aquella impresionante transformación en su ánimo y en su actitud. No pudo evitar pensar lo hermoso que se veía cuando bailaba. Su cuerpo era esbelto y atractivo. Sus movimientos lo tenían hipnotizados. Pero, en cuanto observó su rostro, todo cambió. Tenía el ceño fruncido y la mirada triste. Se sintió inmediatamente culpable por eso. Un par de piezas después, Kai estaba sudando y apoyaba las manos en sus rodillas. Respiraba con dificultad mientras intentaba recuperar el aliento. Kyungsoo aprovechó el repentino descanso para acercarse. 

–Jongin, ¿podemos hablar?– preguntó el chico en voz baja. 

Si bien lo hizo de forma delicada, su aparición y sus palabras asustaron al bailarín. Se irguió y dio varias pasos hacia atrás por culpa de la sorpresa. Su expresión era casi graciosa, parecía que había visto un fantasma. 

–¡Estás aquí!–exclamó el chico. De inmediato, frunció el ceño de nuevo. Parecía bastante sorprendido por la situación. Kyungsoo lo había encontrado sin mucho problema. 

–Lamento abordarte así. Es que siento que te debo muchas explicaciones– indicó el mayor de los dos con evidente preocupación. Se acercó lentamente y Jongin hizo una mueca extraña. 

–Kyungsoo hyung, en serio no tienes que...

–Sí, sí tengo que– le interrumpió, intentando controlar el hecho de que estaba borde de las lágrimas. –Tengo que decirte muchas cosas. Tengo que aclarar muchas otras. Kim Jongin, desde que te conocí, mis metas dejaron de tener sentido si no estás a mi lado. Hoy yo... yo tuve un enfrentamiento en serio terrible con Kang Dae. Pensé en ocultarlo, pero sé que sería unta tontería completa. No había hablando con él desde que me lo pediste, porque quería respetar eso y porque estoy consciente de que es un peligro. Fui donde mis padres luego. Quería hablar con ellos y contarles todo para completar mi lista. No fui capaz...

–Kyungsoo..

–Me llamaste y sabías dónde estaba. Eso me dejó muy confundido. Regresé a Seúl y Kang Dae estaba ahí y tú no– el chico no pudo evitarlo y empezó a sollozar. El bailarín entró en pánico al verlo así. –Tenía la esperanza de que me llamaras o que estuvieras en casa, pero no estabas ahí. Cuando terminé de subir las escaleras él estaba ahí. Fue horrible. Me sentí tan molesto que me enojé y le grité. No lo quiero cerca de mí nunca más. Estaba muy fastidiado con esto y me dolió mucho la cabeza por la rabia. 

–¿La... cabeza?

–Luego, me asomé a la ventana para tomar aire y vi como te marchabas. Entendí que algo estaba mal. Pensé que tal vez fuiste tras él, pero te dirigías a tu auto. 

–Kyungsoo, ¿en serio no habías hablado con él antes? ¿No habías quedado en nada con él?

–¡No! ¿Por qué haría eso? ¡Te lo juró! Lo saqué de mi casa lo más rápido que pude y llamé a la policía– aseguró Kyungsoo y Jongin suspiró.

–¿Me seguiste hasta aquí?– preguntó un poco decepcionado Kai. Le hubiera gustado que lo enfrentara antes de  simplemente perseguirlo. 

–No. Busqué las llaves de mi auto siquiera por una media hora. Fue desesperante en realidad– admitió el chico y Jongin lo tomó por sorpresa, abrazándolo con fuerza. –No te vayas de mi vida Jongin, me siento solo y vulnerable sin ti. Estoy atrapado en un monstruoso lugar que quiero pretender que es hermoso... ayúdame a escapar y a ser libre de mi mismo otra vez.

Todo se sentía perfecto. Se sentía hermoso estar en los brazos de su amado Jongin y saber que no lo iba a dejar por nada del mundo. Hasta que ese dolor punzante lo sorprende y enseguida se apartó un poco para ver los ojos de Jongin abiertos por la sorpresa. Y sangre...

–Jongin... ¡JONGIN!

Acéptame, acéptanos (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora